Una fisura anal es un desgarro longitudinal agudo o una úlcera ovoide crónica en el epitelio escamoso del canal anal. Provoca intenso dolor, a veces con hemorragia, en particular durante la defecación. El diagnóstico se realiza por inspección. El tratamiento consiste en higiene local, emolientes fecales, medidas tópicas y, en ocasiones, inyección de toxina botulínica o un procedimiento quirúrgico.
(Véase también Evaluación de los trastornos anorrectales).
Se considera que las fisuras anales se deben a la laceración por heces duras o voluminosas o a deposiciones desligadas frecuentes. El traumatismo (p. ej., coito anal) es una causa rara.
La fisura puede causar espasmo del esfínter interno, lo que reduce la irrigación y perpetúa la fisura.
Síntomas y signos de las fisura anal
Por lo general, las fisuras anales se localizan en la línea media posterior, pero pueden aparecer en la línea media anterior. Las cercanas a la línea media pueden tener etiologías específicas, en particular enfermedad de Crohn. En el extremo inferior de la fisura, puede haber un acrocordón externo (hemorroide centinela) y en el extremo superior una papila agrandada (hipertrófica).
Las fisuras causan dolor y hemorragia. Por lo general, el dolor aparece con la defecación o poco después de ésta, persiste durante varias horas y remite hasta la siguiente deposición. La exploración debe ser delicada, con separación adecuada de las nalgas para permitir la visualización.
Las fisuras crónicas se deben diferenciar del cáncer anal, las lesiones de sífilis primaria, la tuberculosis y la ulceración causada por enfermedad de Crohn.
Los lactantes pueden presentar fisuras agudas, pero las crónicas son raras.
Diagnóstico de fisura anal
Evaluación clínica
El diagnóstico de la fisura anal se realiza por inspección. A menos que los hallazgos sugieran una causa específica o que el aspecto o la localización sean inusuales, no se requieren más estudios.
Tratamiento de la fisura anal
Ablandadores de heces, suplementos de fibra
Ungüentos protectores, baños de asiento
Ungüento de nitroglicerina, bloqueante de los canales de calcio tópico o inyección de toxina botulínica tipo A
(Véase también the American Society of Colon and Rectal Surgeons’ 2016 clinical practice guideline for the management of anal fissures.)
Las fisuras suelen responder a medidas conservadoras que minimizan el traumatismo durante la defecación (p. ej., emolientes fecales, psyllium, fibras).
La aplicación de ungüentos de óxido de cinc protectores o de supositorios blandos (p. ej., glicerina) que lubrican la parte inferior del recto y ablandan las heces ayuda a la curación. Los anestésicos tópicos (p. ej., benzocaína, lidocaína) y baños de asiento tibios (no calientes) durante 10-15 min después de cada deposición y según sea necesario inducen alivio transitorio.
El ungüento de nitroglicerina al 0,2%, la crema de nifedipina al 0,2% y el gel de diltiazem al 2%, o las inyecciones de toxina botulínica tipo A en el esfínter interno relajan el esfínter anal y reducen la presión anal de reposo máxima, lo que permite la curación.
Cuando fracasan las medidas conservadoras, se requiere cirugía (esfinterotomía anal interna) para interferir con el ciclo de espasmo del esfínter anal interno.
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de este recurso.
American Society of Colon and Rectal Surgeons: Clinical practice guideline for the management of anal fissures (2016)