El aparato de la deglución está formado por la faringe, el esfínter esofágico superior (cricofaríngeo), el cuerpo del esófago y el esfínter esofágico inferior. El tercio superior del esófago y las estructuras proximales a éste están compuestas por músculo esquelético; el segmento distal del esófago y el esfínter esofágico inferior, por músculo liso. Estos componentes actúan como un sistema integrado que transporta material de la boca al estómago e impide su reflujo hacia el esófago. La obstrucción física o los trastornos que interfieren con la función motora (trastornos de la motilidad esofágica) pueden afectar el sistema.
Los antecedentes del paciente sugieren el diagnóstico la mayor parte de las veces. En los trastornos esofágicos, los únicos hallazgos físicos son adenopatías cervicales y supraclaviculares causadas por metástasis, tumefacciones del cuello causadas por grandes divertículos faríngeos o tiroideomegalia, con placas blancas en la cara posterior de la orofaringe causadas por una infección por Candida y prolongación del tiempo de deglución (el tiempo transcurrido desde la acción de deglutir hasta el sonido del bolo de líquido y aire que ingresa en el estómago —normalmente ≤ 12 segundos— auscultado con el estetoscopio sobre el epigastrio). Observar al paciente mientras deglute puede ayudar a diagnosticar una aspiración o regurgitación nasal. La mayoría de los trastornos esofágicos requieren pruebas específicas para el diagnóstico.
Los trastornos esofágicos y de la deglución incluyen los siguientes:
Incoordinación cricofaríngea
(Véanse también Cáncer de esófago y Atresia esofágica.)