Muchos son los fármacos que pueden ser ototóxicos. Los factores relacionados con la medicación que afectan la ototoxicidad incluyen
Dosis
Duración del tratamiento
Insuficiencia renal concurrente
Velocidad de infusión
Dosis durante toda la vida
Administración conjunta con otros fármacos que tienen potencial ototóxicos
Predisposicion genética
Los fármacos ototóxicos no deben utilizarse para aplicación ótica tópica cuando la membrana timpánica está perforada, porque pueden difundir al oído interno.
Los siguientes aminoglucósidos pueden afectar la audición:
La estreptomicina tiende a causar más daño en la porción vestibular que en la porción auditiva del oído interno. Si bien el vértigo y la dificultad para mantener el equilibrio tienden a ser transitorios, la pérdida marcada de la sensibilidad vestibular puede persistir, a veces en forma permanente. La pérdida de la sensibilidad vestibular causa dificultad para caminar, especialmente en la oscuridad, y oscilopsia (una sensación de que el ambiente está rebotando con cada paso). Alrededor del 4 al 15% de los pacientes que reciben 1 g/día durante > 1 semana desarrolla hipoacusia mensurable, que en general sucede después de un período latente breve (7 a 10 días) y empeora lentamente si el tratamiento continúa. Puede llegar a producir sordera completa y permanente.
De todos los antibióticos, la neomicina es el que tiene el mayor efecto cocleotóxico. Cuando se administran grandes dosis por vía oral o por irrigación colónica para la esterilización intestinal, puede absorberse una cantidad suficiente como para afectar la audición, sobre todo si existen lesiones difusas de la mucosa colónica. La neomicina no debe utilizarse para la irrigación de herida ni para la irrigación intrapleural o intraperitoneal, porque grandes cantidades del fármaco pueden ser retenidas y absorbidas, causando sordera.
La kanamicina y la amikacina tienen un potencial cocleotóxico cercano al de la neomicina y pueden causar hipoacusia profunda y permanente sin alterar el equilibrio.
La gentamicina y la tobramicina tienen toxicidad vestibular y coclear y causan deterioro en el equilibrio y la audición.
La vancomicina puede causar hipoacusia, sobre todo en pacientes con insuficiencia renal.
Algunas mutaciones del DNA mitocondrial predisponen a la ototoxicidad por aminoglucósidos.
La azitromicina, un macrólido, causa hipoacusia reversible o irreversible en casos infrecuentes.
La viomicina, un péptido básico con propiedades antituberculosas, produce toxicidad vestibular y coclear.
Los fármacos quimioterápicos (antineoplásicos), sobre todo los que contienen platino (cisplatino y carboplatino), pueden causar acúfenos e hipoacusia. Esta última puede ser profunda y permanente, que aparece enseguida después de la primera dosis, o puede retrasarse hasta varios meses después de finalizar el tratamiento. La hipoacusia neurosensorial ocurre de manera bilateral, es progresiva y permanente.
El ácido etacrínico y la furosemida administrados por vía IV han causado hipoacusia profunda y permanente en pacientes con insuficiencia renal que han estado recibiendo antibióticos aminoglucósidos.
Los salicilatos en dosis altas (> 12 comprimidos de 325 mg de aspirina por día) causan hipoacusia y acúfenos en forma transitoria.
La quinina y sus sustitutos sintéticos pueden causar hipoacusia transitoria.
(Véase también Hipoacusia).
Prevención de la ototoxicidad inducida por fármacos
Durante el embarazo, deben evitarse los antibióticos ototóxicos porque pueden dañar el laberinto fetal. Los ancianos y las personas con hipoacusia preexistente no deben ser tratados con fármacos ototóxicos si se dispone de otros fármacos eficaces. Debe usarse la menor dosis eficaz de fármacos ototóxicos y las concentraciones deben ser monitorizadas de cerca, en particular de los aminoglucósidos (tanto los picos como los valles).
Si es posible, antes del tratamiento con un fármaco ototóxico debe medirse la audición y luego, monitorizarla durante el tratamiento; los síntomas no son signos de advertencia fiables.
El riesgo de ototoxicidad aumenta con el uso de múltiples fármacos con potencial ototóxico y el uso de medicamentos ototóxicos excretados por los riñones en pacientes con compromiso renal; en tales casos, se recomienda una monitorización más estrecha de los niveles del fármaco. En pacientes con mutaciones del DNA mitocondrial documentadas que predisponen a la toxicidad por aminoglucósidos, se deben evitar estos fármacos.
Conceptos clave
Los medicamentos pueden causar pérdida de la audición, desequilibrio y/o acúfenos.
Los medicamentos ototóxicos comunes incluyen aminoglucósidos, quimioterapia en base de platino y salicilatos en altas dosis.
Los síntomas pueden ser transitorios o permanentes.
Se debe usar la dosis más baja posible de medicamentos ototóxicos y controlar de cerca los niveles de la medicación (en particular de los aminoglucósidos); se deben medir los niveles de medicación durante el tratamiento para ayudar a prevenir la pérdida de audición causada por los medicamentos ototóxicos.
Siempre que sea posible se deben suspender los medicamentos que causan ototoxicidad o que aumentan el riesgo de ocasionarla, pero no existe un tratamiento específico.