La peste es una infección grave causada por la bacteria gramnegativa Yersinia pestis. A menudo afecta los ganglios linfáticos o los pulmones.
Dicha bacteria se transmite principalmente por la pulga de la rata.
Dependiendo de la forma, la peste puede causar fiebre, escalofríos, inflamación de ganglios linfáticos, dolor de cabeza, taquicardia, tos, dificultad para respirar, vómitos y diarrea.
La identificación de las bacterias en muestras de sangre, esputo o pus de los ganglios linfáticos confirma el diagnóstico.
Los antibióticos pueden reducir el riesgo de muerte, y el aislamiento de las personas infectadas ayuda a prevenir la propagación de la peste.
(Véase también Introducción a las bacterias.)
En el pasado, las grandes epidemias de peste, como la peste negra de la Edad Media, mataron a gran cantidad de personas. El gran número de roedores, las malas condiciones sanitarias y el hacinamiento urbano eran las principales causas de estas epidemias.
Ahora la peste ocurre esporádicamente o en brotes limitados.
En Estados Unidos, más del 90% de las infecciones tienen lugar en zonas rurales o semirurales de los estados del suroeste, como Arizona, California, Colorado y Nuevo México, especialmente entre campistas.
A nivel mundial, la mayoría de los casos desde la década de 1990 se han producido en África, principalmente en la República Democrática del Congo y en Madagascar. También se dan casos en Perú.
Transmisión de la peste
Las bacterias que causan la peste generalmente infectan a los roedores salvajes, como las ratas, los ratones, las ardillas listadas, las ardillas, los perros de las praderas y los conejos de campo. La bacteria se transmite por la pulga de la rata. Cuando los animales salvajes mueren, las pulgas pueden pasar a los animales que viven cerca de las personas y luego a las mascotas domésticas, especialmente los gatos. Las pulgas de la rata pueden entonces picar a las personas y transmitir la infección. Las personas también pueden infectarse por un corte en la piel si tienen contacto directo con un animal infectado.
En raras ocasiones, la infección se transmite de persona a persona al inhalar gotitas dispersadas al toser o al estornudar. Las bacterias se alojan en los pulmones y causan un tipo de neumonía (peste neumónica). El contagio entre personas, por lo general, solo ocurre cuando estas viven con una persona afectada de peste neumónica o cuidan de ella.
Las bacterias de la peste son un arma biológica potencial. La bacteria se propaga por el aire y puede ser inhalada. El tamaño de la partícula transportada por el aire determina el lugar de las vías respiratorias donde se alojan las bacterias las partículas más pequeñas se alojan en los pulmones, causando la peste neumónica. Las partículas más grandes se alojan en la garganta (faringe) y causan la peste de la garganta (peste faríngea).
Síntomas de la peste
La peste puede adoptar varias formas:
Bubónica
Peste menor
Neumónica
Septicémica
Los síntomas de la infección varían según el tipo de peste.
Peste bubónica
La peste bubónica es la forma más frecuente.
Los síntomas de la peste bubónica pueden aparecer entre unas pocas horas y 12 días después de la exposición (por lo general, después de entre 2 y 5 días). Aparecen bruscamente escalofríos y fiebre de hasta 41° C. El ritmo cardíaco se vuelve rápido y débil, y la presión arterial puede descender.
Poco antes de la fiebre o al mismo tiempo, los ganglios linfáticos cercanos a la picadura de la pulga o el arañazo, por regla general en la ingle o en la axila, se inflaman y duelen. Los ganglios linfáticos inflamados se denominan bubones; tienen una consistencia firme, son de color rojo, están calientes y muy sensibles al tacto. Durante la segunda semana, los ganglios linfáticos supuran pus. El hígado y el bazo aumentan de tamaño.
En la zona de la picadura de la pulga puede formarse una protuberancia, una llaga o una costra negra.
Las personas con peste bubónica pueden volverse inquietas, delirantes, confundidas y descoordinadas.
Debido a que las bacterias pueden propagarse a través del torrente sanguíneo, los pulmones pueden verse afectados, causando la peste neumónica.
Imagen cortesía de los Drs. Margaret Parsons y Karl F. Meyer via the Public Health Image Library of the Centers for Disease Control and Prevention.
La peste es mortal para cerca del 60% de las personas no tratadas, por lo general en 3 a 5 días.
Peste neumónica
La peste neumónica es la infección de los pulmones.
Los síntomas de la peste neumónica comienzan abruptamente 2 o 3 días después de la exposición a la bacteria; los afectados sufren fiebre alta, escalofríos, ritmo cardíaco acelerado y, frecuentemente, intensos dolores de cabeza. En las siguientes 24 horas empieza la tos con expectoración de esputo transparente, que en poco tiempo aparece manchado de sangre. Posteriormente el esputo se vuelve rosado o de color rojo intenso (semejante al jarabe de frambuesa) y espumoso. Es frecuente que el enfermo respire rápidamente y con dificultad.
La peste neumónica no tratada suele ser mortal y el riesgo de muerte sigue siendo elevado para las personas que no recibieron tratamiento en las primeras 24 horas.
Peste septicémica
La peste septicémica es una infección que se disemina a la sangre. Muchas de las personas afectadas sufren náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal.
Con el tiempo, la sangre se coagula en exceso, obstruyendo los vasos sanguíneos y, finalmente, causando hemorragia porque los factores de coagulación se han agotado. Este trastorno se denomina coagulación intravascular diseminada. Como el flujo sanguíneo se bloquea, se desarrolla gangrena en las extremidades, que se pueden volver de color negro (de ahí el nombre de peste negra).
Sin tratamiento, se produce el fallo de varios órganos y su evolución suele ser mortal.
Peste menor
La peste ambulatoria o menor es una forma leve de la peste bubónica. Sus síntomas (inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, dolor de cabeza y agotamiento) desaparecen en una semana.
Diagnóstico de la peste
Examen y cultivo de muestras de sangre, esputo o pus
Algunas veces, otros análisis de sangre
El diagnóstico rápido de la peste es importante porque cuanto más se retrasa el tratamiento, mayor es el riesgo de muerte.
Para diagnosticar la peste, el médico toma muestras de sangre, esputo o pus de los ganglios linfáticos. Las muestras se examinan al microscopio y se envían al laboratorio para realizar un cultivo bacteriano. La muestra de sangre se analiza en busca de anticuerpos contra la bacteria. Se realizan pruebas que permitan detectar con rapidez la presencia de bacterias o de su material genético (ADN), como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
Si el médico sospecha peste neumónica, solicita una radiografía de tórax.
Tratamiento de la peste
Estreptomicina o gentamicina
El tratamiento de la peste comienza de inmediato y reduce sustancialmente el riesgo de muerte.
Para la peste neumónica o septicémica (del torrente sanguíneo), los antibióticos deben iniciarse dentro de las 24 horas posteriores a la aparición de los síntomas.
La estreptomicina o gentamicina se administra mediante inyección durante 10 días o hasta 3 días después de que la temperatura haya vuelto a la normalidad. También son eficaces otros antibióticos, como doxiciclina, levofloxacina, moxifloxacina y ciprofloxacina.
Las personas con peste neumónica deben ser aisladas para que no se propaguen las bacterias a través del aire (aislamiento respiratorio). El aislamiento respiratorio incluye las siguientes medidas:
Limitar el acceso a la habitación
Exigir el uso de mascarilla, protección para los ojos, bata y guantes a las personas que trabajan cerca de una persona infectada
Prevención de la peste
Las medidas siguientes ayudan a controlar los roedores y a evitar las picaduras de pulga:
Eliminación de todo aquello que pueda atraer roedores (como maleza, apilamientos de piedras, basura, montones de leña y comida) de los alrededores de las casas
Uso de guantes al manipular animales que puedan estar infectados (por ejemplo, cuando se despelleja a un animal)
Uso de repelentes, como el DEET (dietiltoluamida) cuando existe posibilidad de exposición a pulgas de roedores (por ejemplo, al acampar, al ir de excursión o al trabajar al aire libre)
Aplicación de productos que controlan las pulgas de las mascotas
Si las mascotas deambulan por el exterior en áreas donde hay peste, no les permita dormir en la cama de una persona
Las vacunas contra la peste ya no están disponibles en Estados Unidos.
Después de la exposición a la peste
Los médicos efectúan un seguimiento de las personas que han tenido contacto con una persona afectada por la peste neumónica. Se les toma la temperatura cada 4 horas durante 6 días.
Además, se les administran antibióticos para impedir que se desarrolle la infección. A las personas mayores de 8 años se les administra doxiciclina o ciprofloxacino y a los niños menores de 8 años se les administra trimetoprima/sulfametoxazol.
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.
Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Plague (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC por sus siglas en inglés: Peste): un recurso que proporciona información sobre la peste, incluyendo su propagación y prevención
Otras infecciones por Yersinia
Otras especies de Yersinia, tales como Yersinia enterocolitica y Yersinia pseudotuberculosis, infectan a animales en todo el planeta. Estas bacterias pueden transmitirse a las personas, pero causan una enfermedad menos grave que la peste.
Las infecciones causadas por otras bacterias Yersinia también pueden contraerse por contacto con animales infectados (por ejemplo, en el caso de cazadores), al comer o manipular carne cruda o poco cocida de animales infectados o al beber leche no pasteurizada o consumir productos lácteos de animales infectados o beber agua contaminada.
Estas infecciones suelen causar diarrea, que generalmente remite por sí sola, y dolor de garganta. Los ganglios linfáticos del abdomen se inflaman, causando dolor en la parte inferior derecha del abdomen. El dolor puede parecerse al causado por la apendicitis.
Las bacterias pueden infectar el torrente sanguíneo, pero rara vez se diseminan a partes del cuerpo fuera del aparato intestinal.
El diagnóstico de otras infecciones por Yersinia incluye analizar muestras de sangre, heces, esputo o pus de los ganglios linfáticos.
El tratamiento para otras infecciones por Yersinia se centra en aliviar la diarrea. Estas infecciones suelen remitir por sí solas. Sin embargo, si la infección se ha extendido al torrente sanguíneo o a otros órganos, se necesitan antibióticos.
La prevención contra otras infecciones por Yersinia comporta lo siguiente:
Lavarse las manos con agua y jabón antes de comer y preparar alimentos, después del contacto con animales (especialmente sus heces) y después de manipular carne cruda
Cocinar la carne a las temperaturas recomendadas
Consumir únicamente leche y productos lácteos pasteurizados
Eliminación sanitaria de las heces de las mascotas