La leptospirosis es una infección potencialmente grave causada por las bacterias Leptospira, que son bacterias en forma de espiral llamadas espiroquetas.
La mayoría de personas se infectan mediante el contacto con tierra o agua contaminada durante actividades al aire libre.
Aparecen fiebre, dolor de cabeza y otros síntomas, en dos fases separadas por unos cuantos días.
Una forma grave, potencialmente mortal, daña múltiples órganos, incluyendo el hígado y los riñones.
La detección de anticuerpos frente a las bacterias en la sangre o la identificación de la bacteria en una muestra tomada del tejido infectado confirman el diagnóstico.
Las infecciones se tratan con antibióticos y, si son graves, a veces con líquidos administrados por vía intravenosa y diálisis.
(Véase también Introducción a las bacterias.)
La leptospirosis aparece en muchos animales domésticos y salvajes, incluyendo ratas, ratones y perros y animales de granja como el ganado bovino, los caballos, las ovejas, las cabras y los cerdos. Algunos animales actúan como portadores y albergan las bacterias en su orina; otros enferman y mueren. La infección puede contraerse directamente, a través del contacto con animales infectados, o indirectamente, por contacto con la tierra y el agua contaminadas por la orina infectada.
La leptospirosis es una enfermedad profesional entre granjeros y el personal que trabaja en el alcantarillado y los mataderos. Sin embargo, la mayoría de las personas se infectan durante la realización de actividades al aire libre, al entrar en contacto con tierra contaminada o agua dulce, especialmente al nadar o caminar en aguas poco profundas. Fuera de Estados Unidos, se han producido brotes después de fuertes lluvias o inundaciones de agua dulce. Las bacterias Leptospira pueden sobrevivir durante varias semanas o meses en fuentes de agua dulce (como lagos y estanques). Sin embargo, pueden sobrevivir solo unas pocas horas en agua salada.
Cada año se notifican entre 100 y 200 infecciones de este tipo en Estados Unidos, que se producen principalmente a finales del verano y principios del otoño. Dado que la leptospirosis leve presenta síntomas inespecíficos, similares a los de la gripe, muchas infecciones probablemente pasen desapercibidas.
Síntomas de la leptospirosis
En aproximadamente el 90% de los infectados, los síntomas de leptospirosis no son graves. En el resto, el trastorno compromete múltiples órganos. Esta forma de leptospirosis potencialmente mortal se denomina síndrome de Weil.
La leptospirosis suele producirse en dos fases:
Primera fase (fase septicémica): de 5 a 14 días después de producirse la infección aparecen bruscamente fiebre, dolor de cabeza, dolor de garganta, fuertes dolores musculares en las pantorrillas y la espalda y escalofríos. Los ojos se enrojecen mucho al tercer o cuarto día. Algunas personas presentan tos, en ocasiones acompañada de sangre, y dolor torácico. La mayoría de los afectados se recuperan en 1 semana.
Segunda fase (fase inmunitaria): en algunas personas, los síntomas se repiten a los pocos días, como resultado de la inflamación causada por el sistema inmunitario al eliminar las bacterias presentes en el organismo. La fiebre regresa, y los tejidos que recubren el encéfalo y la médula espinal (meninges) a menudo se inflaman. Esta inflamación (meningitis) provoca rigidez en el cuello y dolor de cabeza. Los pulmones pueden sufrir daños graves.
Si la leptospirosis se desarrolla durante etapas del embarazo, el riesgo de aborto espontáneo aumenta.
Síndrome de Weil
El síndrome de Weil puede producirse durante la segunda fase. Se caracteriza por presentar fiebre, ictericia (color amarillento de la piel y de la parte blanca de los ojos provocada por el daño hepático), insuficiencia renal y tendencia hemorrágica. Los afectados pueden presentar hemorragia nasal o tos con sangre, o se puede producir hemorragia en los tejidos de la piel, los pulmones y, con menor frecuencia, el sistema digestivo; también puede desarrollarse anemia. Aunque el hígado y los riñones son los órganos más comúnmente afectados, los pulmones y el corazón también pueden verse gravemente afectados.
Las personas que no desarrollan ictericia se recuperan. Entre el 5 y el 10% de las personas con ictericia fallecen y este porcentaje es aún mayor entre las personas de más de 60 años. El riesgo de muerte es mayor si se producen alteraciones en la funcionalidad mental, insuficiencia renal, insuficiencia respiratoria y hemorragia interna.
Diagnóstico de la leptospirosis
Cultivo de muestras de sangre y de orina o, a veces, de una muestra de líquido cefalorraquídeo (obtenida por punción lumbar)
Análisis de sangre para detectar anticuerpos contra la leptospirosis o material genético
Los médicos sospechan leptospirosis cuando los síntomas característicos se presentan en personas que han viajado a una zona donde hay un brote de esta enfermedad.
Para confirmar el diagnóstico de leptospirosis, los médicos obtienen muestras de sangre y orina, que son analizadas.
Si aparecen síntomas de meningitis, los médicos realizan una punción lumbar para obtener una muestra líquido cefalorraquídeo.
Por lo general, se toman varias muestras durante varias semanas. Estas muestras se envían al laboratorio para realizar un cultivo bacteriano.
La identificación de las bacterias en cultivos o, más frecuentemente, la detección en la sangre de anticuerpos contra la bacteria confirman el diagnóstico. Se puede utilizar la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), que produce muchas copias de un gen. Ayuda a los médicos a diagnosticar la leptospirosis rápidamente.
Prevención de la leptospirosis
El antibiótico doxiciclina puede evitar la leptospirosis; se administra por vía oral una vez por semana a las personas que puedan estar expuestas a la bacteria, por ejemplo las que viven en una zona donde se está produciendo un brote de leptospirosis o bien viajan hacia dicha zona.
Tratamiento de la leptospirosis
Antibióticos
Quienes padecen el síndrome de Weil pueden necesitar transfusiones de sangre y hemodiálisis.
Las infecciones leves se tratan con antibióticos, como amoxicilina, ampicilina e doxiciclina administrados por vía oral.
En las infecciones graves, pueden administrarse antibióticos como penicilina o ampicilina o ceftriaxona por vía intravenosa. También se administran líquidos con sales.
Quienes padecen infección grave (síndrome de Weil) pueden necesitar transfusiones de sangre y, si presentan insuficiencia renal, pueden requerir hemodiálisis.
Los afectados por esta enfermedad no tienen que permanecer aislados, pero se deben tomar precauciones al manipular y desechar su orina.
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.
Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Leptospirosis (Centros para el control y la prevención de enfermedades, CDC por sus siglas en inglés: leptospirosis): información completa sobre la leptospirosis, incluyendo vínculos para el riesgo, la prevención en las personas y la prevención en las mascotas