Pruebas prenatales para detectar trastornos genéticos y defectos congénitos

PorJeffrey S. Dungan, MD, Northwestern University, Feinberg School of Medicine
Revisado/Modificado feb 2024
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Las pruebas prenatales para detectar trastornos genéticos y defectos congénitos consisten en realizar pruebas a una mujer embarazada o a un feto antes del nacimiento (prenatalmente) para determinar si el feto tiene ciertas anomalías, incluyendo ciertos trastornos genéticos hereditarios o espontáneos. Generalmente se indican en primer lugar pruebas de cribado no invasivas (como la ecografía o los análisis de sangre) y, si los resultados de estas pruebas son anormales, la mujer embarazada puede decidir si se somete o no a pruebas invasivas. Las pruebas invasivas, como la biopsia de vellosidades coriónicas, la amniocentesis y la toma de muestras de sangre umbilical percutánea emplean una muestra de ácido desoxirribonucleico (ADN) del feto y son más precisas. Sin embargo, pueden comportar un bajo riesgo de pérdida del embarazo o de daño al feto.

La ecografía suele formar parte de la atención prenatal de rutina. En el caso de otras pruebas invasivas o no invasivas para detectar anomalías genéticas fetales o defectos congénitos, los futuros padres deben discutir la precisión de la prueba y cualquier riesgo asociado con su profesional de la salud. Las pruebas no invasivas, como la ecografía, por lo general no presentan riesgos directos, pero si el resultado es un falso positivo (el resultado de la prueba es anormal pero el bebé no tiene ninguna anomalía), puede llevar a los padres a someterse a pruebas invasivas que sí presentan cierto riesgo.

Los progenitores deben sopesar los riesgos frente a los beneficios de hacer una prueba y de saber si su bebé tiene una anomalía. Por ejemplo, deben pensar si el hecho de no conocer los resultados de las pruebas causaría ansiedad. Deben pensar en cómo usarían la información si supieran que su bebé tiene una anomalía. Deben considerar la posibilidad de abortar. Si decidiesen no abortar, deben pensar si prefieren conocer detalles de la enfermedad del niño antes de que este nazca para prepararse psicológicamente, o si esto por el contrario les produciría más ansiedad. Para algunos padres, el riesgo supera los beneficios de saber si su bebé tiene o no una alteración cromosómica, por lo que deciden no realizar las pruebas.

Tabla
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Pruebas prenatales no invasivas para detectar anomalías genéticas

Se han desarrollado varios tipos de pruebas no invasivas para tratar de detectar ciertas anomalías en un feto. Las pruebas o las combinaciones de pruebas actuales permiten evaluar

A veces es necesario realizar más de 1 tipo de prueba, porque no todas las pruebas detectan tanto anomalías cromosómicas como defectos del tubo neural.

Las pruebas prenatales no invasivas son pruebas de cribado, lo que significa que un resultado anormal aumenta la preocupación de que un feto pueda tener una anomalía, pero el resultado no proporciona información definitiva. Si el resultado de una prueba es anormal, los futuros progenitores pueden optar por someterse a una prueba prenatal invasiva para estar seguros sobre si el feto presenta una anomalía o no. Las pruebas no invasivas no suponen ningún riesgo para el feto o el embarazo y consisten en uno o más de los elementos siguientes:

  • Análisis de sangre (utilizando la sangre de la madre) para detectar ADN fetal

  • Análisis de sangre (utilizando la sangre de la madre) para ciertas sustancias (llamadas marcadores séricos), como la alfafetoproteína o la gonadotropina coriónica humana

  • Ecografía para medir una parte fetal específica (como un espacio lleno de líquido cerca de la parte posterior del cuello del feto, lo que se denomina translucencia nucal fetal)

Durante el embarazo, algunas sustancias pasan del feto a la madre y pueden analizarse mediante análisis de sangre de la madre. Entre estas sustancias se incluye parte del ADN fetal. Además, en el caso de ciertas anomalías fetales, el feto produce concentraciones anormales de ciertos marcadores séricos.

Los médicos suelen ofrecer análisis de sangre para detectar anomalías fetales como parte de la atención prenatal de rutina. Sin embargo, algunos futuros progenitores deciden no hacerse ninguna prueba.

A veces los futuros padres deciden omitir estas pruebas no invasivas y proceder directamente a las pruebas genéticas prenatales invasivas (como biopsia de vellosidades coriónicas o bien amniocentesis), especialmente si la pareja corre un mayor riesgo de tener un bebé con una anomalía genética.

Si se va a lograr el embarazo usando fecundación in vitro, a veces se pueden diagnosticar trastornos genéticos antes de que el óvulo fecundado se transfiera de la placa de cultivo al útero (lo que se denomina diagnóstico genético preimplantacional). (Véase también Introducción a los trastornos cromosómicos y genéticos e Introducción a los defectos congénitos.)

Los futuros padres deben recordar que las pruebas de cribado no siempre dan resultados precisos. Las pruebas de cribado pueden pasar por alto anomalías o pueden indicar anomalías cuando no hay ninguna presente.

Prueba de cribado de ADN libre de células

El análisis de ADN sin células (cfDNA [cell freeDNA]) de la sangre de la madre, que se puede hacer incluso a las 10 semanas de embarazo, es un método común de detección de anomalías cromosómicas fetales, como síndrome de Down, trisomía 18 y trisomía 13. En esta prueba se analizan pequeños fragmentos de ADN del feto que están presentes en la sangre de la madre en pequeñas cantidades. Las tasas de detección obtenidas mediante el uso de esta tecnología son más elevadas que las obtenidas con la mayoría de los otros métodos no invasivos.

Prueba analítica

Prueba de cribado de marcadores séricos

Las pruebas de marcadores séricos de la sangre de la madre pueden detectar anomalías cromosómicas, defectos del tubo neural o ambos.

La elección de las pruebas de marcadores séricos a utilizar puede depender del momento (obtener los resultados de las pruebas al principio del embarazo), de otras preferencias de los futuros padres o de las pruebas que la clínica u el hospital utilizan habitualmente. Entre los marcadores más importantes están los siguientes:

  • Alfa-fetoproteína: una proteína producida por el feto

  • Proteína A placentaria asociada al embarazo (PAPP-A, por sus siglas en inglés): una proteína producida por la placenta

  • Estriol: una hormona formada a partir de sustancias producidas por el feto

  • Gonadotropina coriónica humana: una hormona producida por la placenta

  • Inhibina A: una hormona producida por la placenta

El cribado de los marcadores séricos puede consistir en diferentes combinaciones de pruebas. Los marcadores se suelen medir desde la semana 10 hasta la 13 de gestación (cribado del primer trimestre). Otros marcadores se miden desde la semana 16 hasta la 18 de gestación (cribado del segundo trimestre).

A veces se realizan pruebas séricas junto con una prueba que mide la translucencia nucal fetal. En esta prueba, los médicos utilizan la ecografía para observar un espacio lleno de líquido situado cerca de la parte posterior del cuello del feto.

Pruebas para detectar defectos del tubo neural

La concentración de alfa-fetoproteína en sangre se suele medir en todas las mujeres embarazadas, si otras pruebas no incluyen este marcador (por ejemplo, algunas opciones de marcadores séricos en el primer trimestre, una muestra de vellosidades coriónicas o una amniocentesis). Una concentración elevada de esta sustancia indica un aumento del riesgo de presentar

El nivel de alfa-fetoproteína también puede estar elevado por otras razones, como

Se realiza una ecografía si en una embarazada se detectan niveles anómalos de alfa-fetoproteína en sangre.

La amniocentesis es una prueba invasiva que se realiza si se necesitan más pruebas. Permite medir la concentración de alfa-fetoproteína en el fluido que rodea al feto (líquido amniótico), analizar los cromosomas del feto y determinar si el líquido amniótico contiene una enzima llamada acetilcolinesterasa. La determinación de las concentraciones de alfa-fetoproteína y la posible presencia de acetilcolinesterasa ayuda a los médicos a evaluar mejor el riesgo de un defecto del tubo neural u otra anomalía.

Una concentración elevada de alfa-fetoproteína o la presencia de acetilcolinesterasa en el líquido amniótico sugiere

  • Una malformación del tubo neural

  • Una anomalía en otra estructura, como el esófago, los riñones o la pared abdominal

Los niveles elevados de ambas sustancias en el líquido amniótico indican un riesgo elevado de

Ecografía

La ecografía se realiza habitualmente como prueba de rutina durante el embarazo. Esta prueba no implica un riesgo conocido ni para la mujer ni para el feto. La ecografía puede servir para lo siguiente:

  • Confirmar si el feto continúa vivo

  • Determinar la presencia de más de un feto

  • Confirmar la edad del feto (edad gestacional)

  • Localizar la placenta

  • En el segundo trimestre, detectar ciertos defectos congénitos estructurales obvios, incluidos los del cerebro, la médula espinal, el corazón, los riñones, el estómago, la pared abdominal y los huesos, algunos de los cuales pueden indicar un mayor riesgo de una anomalía cromosómica en el feto

Si una mujer embarazada obtiene resultados anormales en un análisis de sangre prenatal o tiene antecedentes familiares de defectos congénitos (como defectos cardíacos congénitos o bien labio leporino y paladar hendido), se puede realizar una ecografía para evaluar el feto. Sin embargo, los resultados normales no garantizan que el feto no tenga anomalías, porque no todas las anomalías pueden ser detectadas. Ciertas afecciones, como los defectos del tubo neural, siguen siendo posibles. Los resultados de la ecografía pueden sugerir la existencia de alteraciones cromosómicas en el feto, pero no pueden identificar el problema concreto. En tales casos, se recomienda realizar una amniocentesis.

En algunos centros especializados se pueden realizar ecografías dirigidas con equipos de alta resolución. Proporciona imágenes más detalladas y exactas, permitiendo el diagnóstico de pequeñas malformaciones congénitas que podrían pasar desapercibidas con la ecografía convencional. La ecografía dirigida realizada durante el segundo trimestre puede ayudar a estimar el riesgo de una anomalía cromosómica. La ecografía dirigida tiene como objetivo identificar determinados defectos congénitos estructurales que indican un mayor riesgo de anomalía cromosómica. Esta prueba permite además detectar ciertas variaciones en algunos órganos que no afectan a su función, pero que podrían indicar un mayor riesgo de cromosomopatías. Sin embargo, que los resultados sean normales no significa que pueda descartarse por completo la presencia de una anomalía cromosómica.

Pruebas invasivas para el diagnóstico prenatal

Se pueden utilizar varios procedimientos para analizar directamente el material genético fetal en busca de anomalías genéticas y cromosómicas. Estas pruebas son invasivas (es decir, requieren la inserción de un instrumento en el cuerpo) y presentan un ligero riesgo de aborto espontáneo o de daño al feto.

Amniocentesis

Uno de los procedimientos más utilizados para detectar alteraciones antes del nacimiento es la amniocentesis. Esta prueba se ofrece generalmente a las mujeres embarazadas mayores de 35 años porque presentan un riesgo mayor de tener un feto con anomalías cromosómicas que las mujeres más jóvenes. Sin embargo, muchos médicos ofrecen la posibilidad de realizarse el test a todas las mujeres embarazadas, y cualquier mujer embarazada puede solicitarlo, incluso si su riesgo no es mayor de lo normal.

En este procedimiento, se extrae una muestra del líquido que rodea el feto (líquido amniótico) y se analiza. La amniocentesis se suele practicar a las 15 semanas o más de embarazo. El líquido contiene células desprendidas del feto. Estas células se cultivan en un laboratorio para poder analizar los cromosomas que contienen. La amniocentesis permite a los médicos medir la concentración de alfa-fetoproteína (una proteína producida por el feto) en el líquido amniótico. Esta determinación indica de forma más fiable que la realizada en la sangre materna si el feto tiene un defecto en el encéfalo o en la médula espinal.

Detección de anomalías antes del nacimiento

La amniocentesis y la biopsia de vellosidades coriónicas se utilizan para detectar anomalías en el feto. Durante ambos procedimientos se usa la ecografía como guía.

En la biopsia de vellosidades coriónicas se extrae una muestra de las mismas (parte de la placenta) mediante dos métodos. En el método transcervical, el médico introduce un catéter (un tubo fino y flexible) por la vagina y el cuello uterino hasta la placenta. En cambio, en el método transabdominal, el médico inserta una aguja a través de la pared abdominal hasta la placenta. En ambos métodos se aspira una muestra de placenta mediante una jeringa y se analiza.

Durante la amniocentesis, el médico inserta una aguja a través de la pared abdominal, hasta alcanzar el líquido amniótico. A continuación, extrae una muestra del líquido para su análisis.

Previamente a la amniocentesis se realiza una ecografía para evaluar el corazón del feto, confirmar el tiempo de gestación, localizar la placenta y el líquido amniótico, y determinar el número de fetos existentes.

El médico inserta una aguja a través de la pared abdominal hasta el líquido amniótico. A veces se utiliza primero un anestésico local para insensibilizar la zona de punción. Durante el procedimiento se hace una ecografía que permite controlar el feto y guiar la aguja al lugar apropiado. Se aspira el líquido y se retira la aguja.

Algunas veces el líquido amniótico contiene sangre fetal, lo que puede aumentar los niveles de alfa-fetoproteína y dificultar la interpretación de los resultados.

Si la mujer tiene sangre Rh-negativa, se le administran inmunoglobulinas Rho(D) después del procedimiento para evitar la producción de anticuerpos contra el factor Rh. Cuando una mujer con sangre Rh negativa tiene un feto con sangre Rh positiva (llamada incompatibilidad de Rh), puede producir estos anticuerpos si la sangre del feto entra en contacto con su sangre, como puede ocurrir durante la amniocentesis. Estos anticuerpos pueden causar problemas a un feto que tenga sangre con un Rh positivo. La inyección no es necesaria si el padre tiene sangre Rh-negativa, porque en este caso el feto siempre tendrá sangre Rh-negativa.

La amniocentesis no suele causar problemas ni a la madre ni al feto. Puede ocurrir lo siguiente:

  • Dolor: algunas mujeres se sienten un poco doloridas durante 1 o 2 horas después de realizar la amniocentesis.

  • Manchas de sangre o pérdida del líquido amniótico por la vagina: del 1 al 2% de las mujeres presentan estos problemas, pero los efectos no duran largo tiempo y normalmente desaparecen sin necesidad de tratamiento alguno.

  • Aborto espontáneo: la posibilidad de aborto espontáneo debido a la amniocentesis es aproximadamente de 1 entre 500 a 1000 procedimientos.

  • Lesiones producidas en el feto por la aguja: estas lesiones son muy poco frecuentes.

Por lo general, la amniocentesis puede hacerse aunque la mujer esté embarazada de gemelos o incluso de más fetos.

Biopsia de vellosidades coriónicas

Para tomar muestras de las vellosidades coriónicas (pequeñas prolongaciones que conforman parte de la placenta), el médico extrae una pequeña porción de estas. Este procedimiento se utiliza para diagnosticar algunos trastornos en el feto, habitualmente entre las semanas 10 y las 12 del embarazo.

A diferencia de lo que ocurre con la amniocentesis, la biopsia de vellosidades coriónicas no permite obtener una muestra de líquido amniótico. En consecuencia, los médicos no pueden medir la concentración de alfafetoproteína en el líquido amniótico para detectar malformaciones encefálicas y de la médula espinal (malformaciones del tubo neural). Los médicos pueden solicitar amniocentesis o análisis de sangre en etapas posteriores del embarazo para medir la alfa-fetoproteína a fin de detectar la presencia de estos defectos.

La principal ventaja de la biopsia de vellosidades coriónicas es que se puede disponer de los resultados en una fase mucho más precoz del embarazo que con la amniocentesis. Así, si no se detecta ninguna anomalía, la ansiedad de la pareja puede aliviarse más rápidamente. Si se detecta alguna anomalía en una fase temprana y los padres deciden interrumpir el embarazo, pueden utilizarse métodos más sencillos y seguros. Igualmente, la detección precoz de una anomalía puede proporcionar a la pareja más tiempo para prepararse para el nacimiento de un hijo con necesidades médicas especiales.

Antes de la biopsia coriónica se realiza una ecografía para determinar si el feto está vivo, confirmar su edad gestacional, comprobar la presencia de alteraciones evidentes y localizar la placenta.

Se puede extraer una muestra de las vellosidades coriónicas por el cuello uterino (biopsia transcervical) o bien a través de la pared abdominal (biopsia transabdominal).

  • A través del cuello uterino: la mujer se acuesta sobre su espalda, con las caderas y las rodillas flexionadas, habitualmente apoyadas en unos estribos especiales, similares a los empleados en un examen pélvico. El médico introduce una sonda fina y flexible (catéter) por la vagina y el cuello del útero hasta llegar a la placenta. Para la mayoría de las mujeres, la sensación del procedimiento se asemeja a una citología cervicovaginal (prueba de Papanicolaou), aunque algunas mujeres lo encuentran más molesto. Este método no puede utilizarse en aquellos casos donde existe una infección genital activa (como herpes genital o gonorrea).

  • A través de la pared abdominal: el médico aplica anestesia en una zona de la piel del abdomen e inserta una aguja en la pared abdominal hasta la placenta. La mayoría de las mujeres no experimentan dolor durante este procedimiento. Sin embargo, algunas de ellas notan un ligero dolor en el abdomen durante 1 o 2 horas después de que se les haya practicado esta técnica.

Para ambos procedimientos, los médicos usan la ecografía para guiar la inserción del catéter o la aguja y succionar la muestra de tejido con una jeringa. La muestra se envía después a analizar. Muchas mujeres presentan una leve hemorragia durante 1 o 2 días después de haberse sometido a cualquiera de estos procedimientos.

Tras la biopsia de vellosidades coriónicas, las mujeres con sangre Rh-negativa y que no posean anticuerpos contra el factor Rh reciben una inyección de inmunoglobulinas Rho(D) para evitar, de este modo, que se produzcan anticuerpos contra el factor Rh. Cuando una mujer con sangre Rh negativa tiene un feto con sangre Rh positiva (llamada ncompatibilidad de Rh), puede producir estos anticuerpos si la sangre del feto entra en contacto con su sangre, como puede ocurrir durante el muestreo de vellosidades coriónicas. Estos anticuerpos pueden ser causa de alteraciones en el feto. La inyección no es necesaria si el padre tiene sangre Rh-negativa, porque en este caso el feto siempre tendrá sangre Rh-negativa.

Los riesgos de la biopsia las de vellosidades coriónicas son comparables a los de la amniocentesis. El riesgo más común es el de aborto espontáneo, que tiene lugar en alrededor de 1 de cada 500 procedimientos.

Algunas veces, aunque raras, el diagnóstico por medio de la biopsia de vellosidades coriónicas resulta poco claro y puede requerirse la amniocentesis. En general, la precisión de ambos procedimientos es similar.

Toma percutánea de muestras de sangre umbilical

Para llevar a cabo la toma percutánea (a través de la piel) de muestras de sangre umbilical, en primer lugar se anestesia una zona de la piel del abdomen. Guiado por la ecografía, el médico introduce una aguja a través de la pared abdominal y el útero hasta el cordón umbilical. Se extrae una muestra de la sangre del feto para su análisis y, a continuación, se retira la aguja. El análisis percutáneo de sangre umbilical es un procedimiento invasivo. Puede provocar un aborto espontáneo en alrededor de 1 de cada 100 procedimientos.

En el pasado, la toma percutánea de muestras de sangre umbilical se utilizaba cuando era necesario el análisis cromosómico rápido, en particular hacia el final del embarazo, cuando la ecografía detectaba alguna anomalía en el feto. No obstante, en la actualidad este procedimiento solo se usa para dicho fin en contadas ocasiones. En lugar de ello, los médicos analizan los genes de las células de líquido amniótico (obtenidas durante la amniocentesis) o analizan parte de la placenta (obtenida durante el muestreo de vellosidades coriónicas). Estas pruebas son menos peligrosas y proporcionan resultados más rápidamente.

Actualmente, el muestreo de sangre umbilical percutáneo se realiza ocasionalmente cuando se sospecha anemia fetal. Si la anemia fetal es grave, puede transfundirse sangre al feto a través de la aguja mientras todavía está inserida en el cordón umbilical.

Pruebas genéticas previas a la implantación

Si se va a lograr el embarazo usando fecundación in vitro (tubo de ensayo), los médicos a veces pueden diagnosticar trastornos genéticos en el embrión antes de que sea transferido al útero de la mujer. Las pruebas genéticas previas a la implantación requieren experiencia técnica y son costosas. Dichas pruebas se realizan sobre todo a futuros padres con riesgo elevado de tener un bebé con ciertos trastornos genéticos (como fibrosis quística) o alteraciones cromosómicas. Sin embargo, las nuevas técnicas pueden reducir costes y hacer las pruebas más accesibles para la mayoría de la gente.

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.

  1. American College of Obstetricians and Gynecologists: Genetic Disorders: (Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos: Trastornos Genéticos): este sitio web proporciona definiciones de genes y cromosomas e información básica sobre la herencia, el riesgo de tener un bebé con un defecto congénito y las pruebas para detectar anomalías genéticas y cromosómicas.

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