Asesoramiento genético y pruebas genéticas antes del embarazo

(Asesoramiento genético prenatal; Pruebas genéticas prenatales)

PorJeffrey S. Dungan, MD, Northwestern University, Feinberg School of Medicine
Revisado/Modificado feb 2024
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Los trastornos genéticos son causados por anomalías en uno o más genes o cromosomas. Algunos trastornos genéticos son hereditarios y otros son espontáneos.

  • Los trastornos genéticos hereditarios se transmiten de generación en generación.

  • Los trastornos genéticos espontáneos no se transmiten de una generación a otra, pero ocurren cuando el material genético de los espermatozoides del padre o los óvulos de la madre o de las células del embrión en desarrollo se daña por casualidad o por fármacos, productos químicos u otras sustancias dañinas (como la radiaciones).

  • Antes del embarazo, los futuros padres deben hablar con su profesional de la salud sobre el riesgo de tener un bebé con un trastorno genético.

  • Los factores de riesgo incluyen la edad avanzada de la mujer o del hombre, antecedentes familiares de anomalías genéticas, una anomalía cromosómica en uno de los futuros progenitores, un aborto espontáneo o muerte fetal previa o un bebé con un defecto de nacimiento.

  • Se pueden realizar pruebas para detectar enfermedades genéticas a todas las parejas, pero en especial a las que corren un riesgo superior al promedio de tener bebés que las padezcan.

(Véase también Introducción a los trastornos cromosómicos y genéticos e Introducción a los defectos congénitos.)

Los posibles progenitores que están pensando en tener un hijo deben consultar a un profesional de la salud sobre el riesgo de que su futuro bebé sufra alteraciones genéticas (asesoramiento genético prenatal). Los futuros padres pueden revisar sus antecedentes familiares y otros antecedentes médicos con su médico o con un asesor genético para determinar si su riesgo de tener un bebé con una anomalía genética hereditaria está por encima del promedio. Si es así, se pueden indicar pruebas para evaluar esos riesgos con mayor precisión (detección del portador genético). Si las pruebas de cribado genético muestran que un posible progenitor tiene una anomalía genética, la pareja y el médico pueden discutir las opciones para evitar que la anomalía se transmita a un hijo.

Hablar con un médico antes de quedarse embarazada también es una oportunidad para aprender a evitar otros tipos de defectos congénitos. Por ejemplo, las mujeres pueden tomar suplementos de ácido fólico para ayudar a prevenir defectos congénitos del encéfalo o de la médula espinal, como espina bífida (un defecto del tubo neural) y evitar la exposición a medicamentos, sustancias y radiación tóxicos.

Tipos y factores de riesgo de los trastornos genéticos

Todas las células del cuerpo humano contienen ácido desoxirribonucleico (ADN). Los genes son segmentos de ADN que contienen el código para una proteína específica cuya función se realiza en uno o más tipos de células del cuerpo o el código para otro tipo de moléculas llamadas ácido ribonucleico funcional (ARN). Los cromosomas son estructuras que se encuentran dentro de las células y que contienen los genes de una persona.

Los trastornos genéticos pueden estar causados por una anomalía en un solo gen, en múltiples genes o en parte o en la totalidad de un cromosoma. El siguiente porcentaje de la totalidad de bebés presenta una anomalía:

  • El 0,5% tiene un trastorno cromosómico.

  • El 1% sufre un trastorno monogenético.

  • El 1% sufre un trastorno causado por defectos en varios genes.

En todos los embarazos existe cierto riesgo de que se produzcan alteraciones genéticas. Ciertas condiciones de los progenitores aumentan el riesgo, como la edad avanzada.

Anomalías cromosómicas

Las anomalías cromosómicas, muchas de las cuales implican un número anormal de cromosomas o una anomalía en la estructura de un cromosoma, afectan a cerca de 1 de cada 200 nacidos vivos en Estados Unidos. Las anomalías cromosómicas pueden ser mortales para el feto y se encuentran comúnmente en un feto cuando un embarazo termina en un aborto espontáneo o muerte fetal. La síndrome de Down (trisomía 21) es la anomalía cromosómica más frecuente en los bebés nacidos vivos.

Hay varios factores que aumentan el riesgo de tener un hijo con alteraciones cromosómicas:

  • Edad de la madre: el riesgo de tener un bebé con síndrome de Down aumenta con la edad de la madre, de forma importante después de los 35 años. La probabilidad de tener un bebé con síndrome de Down es de aproximadamente 1 de cada 590 antes de los 35 años y de 1 de cada 100 a los 35 años o después.

  • Edad del padre: si un hombre es mayor de 50 años, puede haber un mayor riesgo de algunos tipos de anomalías genéticas fetales.

  • Antecedentes familiares: si hay antecedentes de alteraciones cromosómicas en algún familiar de la pareja, el riesgo aumenta. Si una pareja ha tenido un bebé con la forma más común del síndrome de Down, el riesgo para futuros embarazos aumenta.

  • Defecto congénito en un bebé anterior: haber tenido un bebé con un defecto de nacimiento o un bebé muerto, incluso cuando no se sabe si el bebé tuvo una anomalía cromosómica, aumenta el riesgo de tener un bebé con una anomalía cromosómica. Aproximadamente el 15% de los niños nacidos vivos con una malformación congénita, y aproximadamente el 8-16% de los nacidos muertos sin malformaciones aparentes presentan anomalías cromosómicas.

  • Abortos espontáneos previos: se estima que las anomalías cromosómicas son la causa del 50 al 80% de todos los abortos espontáneos que se producen durante el primer trimestre. Estos abortos espontáneos generalmente se deben a anomalías genéticas también espontáneas. Si una mujer ha tenido 2 o más abortos espontáneos, deben analizarse los cromosomas de los futuros progenitores para detectar anomalías numéricas o estructurales antes de intentar tener otro bebé.

  • Anomalía cromosómica en un posible progenitor: en raras ocasiones, un posible progenitor tiene una anomalía cromosómica estructural, lo que aumenta el riesgo de tener un bebé con una anomalía similar. Una alteración cromosómica estructural en uno o ambos padres incrementa el riesgo de que el futuro bebé la sufra también, incluso aunque la persona esté sana y no presente signos físicos de la alteración.

Algunas anomalías cromosómicas solo se pueden detectar mediante pruebas especializadas. La mayoría de estas anomalías son demasiado pequeñas para ser vistas con un microscopio, por ese motivo a veces se llaman anomalías submicroscópicas (o variantes en el número de copias). Por ejemplo, puede faltar una parte muy pequeña de un cromosoma (llamada microdeleción), o un cromosoma puede tener una parte muy pequeña adicional (llamada microduplicación). Aproximadamente el 6% de los niños con defectos congénitos presentan este tipo de anomalías submicroscópicas. Las pruebas denominadas "pruebas de micromatrices cromosómicas" pueden detectar microdeleciones y microduplicaciones. Los médicos pueden ofrecer pruebas de micromatrices antes del nacimiento en ciertas circunstancias; por ejemplo, cuando se sospechan malformaciones congénitas en un feto.

¿Sabías que...?

  • La probabilidad de tener un bebé con síndrome de Down antes de los 35 años es de aproximadamente 1 de cada 590.

  • La probabilidad de tener un bebé con síndrome de Down a los 40 años de edad o después es de aproximadamente 1 de cada 100.

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Trastornos monogenéticos

En los trastornos monogenéticos está afectado un único par de genes. Un gen presenta una mutación que interfiere en su funcionamiento normal, lo que puede ocasionar enfermedades o malformaciones congénitas. El riesgo de aparición de estas enfermedades depende de si el trastorno se desarrolla cuando solo uno de los genes del par ha sufrido la mutación (gen dominante) o cuando la han sufrido los dos genes (genes recesivos). (Véase también Herencia de los trastornos monogénicos.)

El riesgo dependerá también de si el gen alterado está localizado o no en el cromosoma X. Existen 23 pares de cromosomas. Uno de ellos es el par de cromosomas sexuales, que son los cromosomas X e Y. El resto se denominan cromosomas autosómicos. Las mujeres tienen dos cromosomas X, mientras que los varones tienen un cromosoma X y otro Y. Si el gen alterado está localizado en el cromosoma X, la enfermedad a que da lugar se denomina trastorno ligado al cromosoma X (ligado al sexo).

Si los niños varones heredan un gen anómalo para un trastorno ligado al cromosoma X (en el cromosoma X), sufren la enfermedad aunque el gen sea recesivo, porque tienen un único cromosoma X, que contiene el gen anómalo. No tienen un cromosoma X normal que anule el efecto del gen anómalo. Si un feto varón hereda un gen ligado al cromosoma X dominante, el embarazo normalmente termina en aborto espontáneo.

Sin embargo, las niñas deben heredar dos genes anormales para desarrollar un trastorno ligado al cromosoma X si el gen es recesivo. Si el gen anormal es dominante, solo se requiere un gen anormal para que se desarrolle el trastorno.

Si los futuros padre y madre tienen consanguineidad es muy probable que tengan la misma mutación en uno o más de los genes que causan enfermedades autosómicas recesivas. Por lo tanto, el riesgo de estos trastornos aumenta.

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Defectos del tubo neural

Son malformaciones congénitas del encéfalo o de la médula espinal. (El cerebro y la médula espinal se desarrollan a partir de una parte del embrión llamada tubo neural). Entre ellas están la espina bífida (en la que la columna vertebral no se cierra completamente, quedando la médula espinal expuesta) y la anencefalia (en la cual falta parte del encéfalo y del cráneo). La causa de la mayoría de estos defectos es una combinación de genes anómalos y otros factores. Otros factores incluyen

  • Antecedentes familiares: el riesgo de tener un bebé con un defecto del tubo neural aumenta al tener antecedentes familiares de dicho defecto. Si cualquiera de los futuros progenitores ha tenido anteriormente un bebé con espina bífida o anencefalia, el riesgo de tener otro bebé con uno de estos defectos es mayor. Este riesgo aumenta aún más si uno de los progenitores ha tenido dos hijos con uno de estos defectos.

  • Déficit de ácido fólico: el riesgo también puede aumentar por una dieta baja en ácido fólico, una vitamina. Los suplementos de ácido fólico ayudan a prevenir los defectos del tubo neural. Por lo tanto, en la actualidad se recomienda tomar suplementos diarios de ácido fólico para las mujeres embarazadas o que planean quedarse embarazadas. El ácido fólico se incluye habitualmente en los complejos vitamínicos prenatales.

Algunos defectos del tubo neural son el resultado de anomalías hereditarias en un único gen, de anomalías cromosómicas o de la exposición a algunos fármacos o sustancias.

A las mujeres que tienen al menos un 1% de riesgo de tener un hijo con malformaciones del tubo neural se les recomienda realizar un diagnóstico prenatal mediante amniocentesis y ecografía.

Alteraciones debidas a varios factores

Algunas malformaciones congénitas, como el labio leporino o el paladar hendido, se deben a alteraciones en uno o más genes en combinación con la exposición a ciertos otros factores, incluyendo la exposición a sustancias presentes en el entorno. El gen alterado hace al feto más susceptible de padecer una malformación congénita, pero esta no se desarrollará a no ser que dicho feto sea expuesto al efecto de determinadas sustancias como ciertas sustancias ilícitas o el alcohol. Muchas malformaciones congénitas, como las malformaciones cardíacas, presentan este patrón hereditario.

Evaluación de los antecedentes familiares

Cualquier futuro progenitor puede solicitar el cribado genético, pero es especialmente recomendable cuando

  • Uno o ambos miembros de la pareja saben que tienen una anomalía genética.

  • Los familiares tienen una anomalía genética.

  • Los progenitores tienen ascendencia racial o étnica con un mayor riesgo de sufrir ciertos trastornos.

Debido a que la determinación de la etnia o la raza de los progenitores a menudo es compleja y no está bien definida y dado que las pruebas genéticas prenatales se están volviendo mucho menos costosas y más rápidas, algunos profesionales de la salud están comenzando a evaluar a todos los progenitores potenciales (y futuros), con independencia de su origen étnico.

Algunos trastornos genéticos no son hereditarios y, por lo tanto, no pueden identificarse mediante las pruebas de cribado efectuadas a los progenitores.

Para determinar si una pareja tiene un riesgo aumentado de tener un hijo con un trastorno genético, el médico pregunta a la pareja acerca de lo siguiente:

  • Los trastornos que han tenido los miembros de ambas familias

  • La causa del fallecimiento de los miembros de la familia

  • La salud de todos los parientes en primer grado de consanguinidad (padres, hermanos e hijos) y de los parientes en segundo grado (tías, tíos y abuelos) que todavía viven

  • Presencia de abortos espontáneos, muertes fetales o bebés que han muerto poco después del nacimiento en la pareja o en miembros de la familia

  • Bebés con defectos congénitos nacidos de la pareja o de miembros de la familia

  • Los progenitores que son primos segundos o están más estrechamente relacionados entre sí (lo que aumenta el riesgo de tener el mismo gen anormal)

  • Origen étnico o racial (ciertos grupos tienen un mayor riesgo de ciertos trastornos)

Por lo general, se necesita la información referente a tres generaciones. Si la historia familiar resulta complicada, también será preciso recoger información sobre parientes incluso más lejanos. A veces es necesario revisar los informes médicos de los familiares que posiblemente hayan tenido un trastorno genético.

Detección de portadores genéticos

Los portadores son las personas que tienen un gen alterado, pero que no presentan ningún síntoma ni evidencia visible de la enfermedad.

En personas portadoras, el gen anómalo suele ser recesivo; es decir, que se necesitan dos copias del gen para desarrollar la enfermedad (véase Enfermedades recesivas). Estos portadores tienen un gen normal y un gen anómalo para el trastorno.

Tradicionalmente, las pruebas de cribado se ofrecen a los progenitores con riesgo de ser portadores asintomáticos de ciertos trastornos, como anemia de células falciformes, talasemias, enfermedad de Tay-Sachs y fibrosis quística. Algunos profesionales de la salud están comenzando a cribar a todos los progenitores potenciales (y futuros), independientemente del riesgo (lo que se denomina cribado del portador universal).

La detección de portadores consiste, por lo general, en analizar el ADN de una muestra de sangre. Pero a veces también se puede analizar una muestra de células del revestimiento interno de la mejilla. La muestra se extrae después de que el sujeto se ha enjuagado la boca con un líquido especial y de haberlo escupido en un recipiente adecuado, o bien frotando la cara interna de la mejilla con un bastoncillo de algodón.

Idealmente, la identificación de portadores se lleva a cabo antes de que la mujer se quede embarazada. Si se realiza posteriormente e indica que ambos miembros de la pareja tienen un gen recesivo para el mismo trastorno, pueden decidir someterse a un examen prenatal que les confirme el diagnóstico. Es decir, puede practicarse un examen al feto antes del nacimiento para detectar la existencia de dicho trastorno.

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Resultados anómalos de las pruebas de portadores genéticos

Si el resultado de estas pruebas de cribado genético confirma que existe una alta probabilidad de alteraciones genéticas graves, la pareja puede considerar alguna de las siguientes opciones:

  • Usar esperma de otro hombre si es el miembro masculino de la pareja el que tiene un gen anómalo

  • Utilización de un óvulo procedente de otra mujer si es la mujer la que tiene un gen anómalo

  • Someterse a pruebas de diagnóstico prenatal para realizar pruebas genéticas de un embrión o un feto durante un embarazo

  • Elegir no quedarse embarazada

Durante el proceso de quedarse embarazada o durante un embarazo, existen varias opciones para analizar directamente un embrión o un feto en busca de anomalías genéticas (véase Pruebas prenatales para detectar trastornos genéticos y defectos congénitos). Las opciones incluyen:

  • Diagnóstico genético preimplantacional: se extraen algunas células de un embrión y se analizan antes de que el embrión se transfiera al útero de una mujer; esto solo se puede hacer si la mujer se queda embarazada mediante una fecundación in vitro (tubo de ensayo)

  • Biopsia de vellosidades coriónicas: se extrae una muestra de vellosidades coriónicas (parte de la placenta) y se analiza; esta prueba se suele realizar entre las 10 y las 13 semanas de embarazo

  • Amniocentesis: se extrae una muestra del líquido que rodea al feto (líquido amniótico) y se analiza; esta prueba se suele realizar a las 15 semanas de embarazo o más tarde

Si se diagnostica una anomalía, el médico explica lo que probablemente le sucederá a un feto con esa anomalía genética o defecto de nacimiento en particular. A veces los progenitores son remitidos a un especialista en genética para discutir los problemas. En algunos casos, la anomalía puede ser tratada. En otros casos, es probable que el feto muera antes del nacimiento o que tenga una esperanza de vida limitada después del nacimiento. En el caso de algunas anomalías, el niño puede presentar una discapacidad intelectual, una discapacidad física u otros problemas médicos.

Los médicos explican las opciones y los futuros padres pueden decidir entre continuar el embarazo o someterse a una interrupción del embarazo. Los médicos pueden aconsejar a la mujer que reciba atención prenatal en un hospital que ofrece servicios más amplios para recién nacidos y niños con problemas médicos.

Los padres deben tomarse todo el tiempo que necesiten para asimilar la información, y deben formular cualquier pregunta que les surja para aclarar sus dudas.

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.

  1. American College of Obstetricians and Gynecologists: Genetic Disorders: (Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos: Trastornos Genéticos): este sitio web proporciona definiciones de genes y cromosomas e información básica sobre la herencia, el riesgo de tener un bebé con un defecto congénito y las pruebas para detectar anomalías genéticas y cromosómicas.

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