Meningitis en niños

PorGeoffrey A. Weinberg, MD, Golisano Children’s Hospital
Revisado/Modificado feb 2024
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Datos clave

La meningitis bacteriana es la infección grave de las capas de tejido que recubren el encéfalo y la médula espinal (meninges).

  • La meningitis bacteriana en lactantes de más edad y niños suele ser resultado de bacterias que se transportan en el aparato respiratorio, y, en los recién nacidos, la meningitis a menudo proviene de una infección bacteriana en el torrente sanguíneo (sepsis).

  • Los niños mayores y los adolescentes presentan rigidez en la nuca, fiebre, dolor de cabeza y confusión. Los recién nacidos y los lactantes de menor edad suelen mostrarse irritables, dejan de comer, vomitan o tienen otros síntomas.

  • El diagnóstico se basa en los resultados de una punción lumbar y de análisis de sangre y de orina.

  • La infección se trata con antibióticos.

  • La meningitis a veces es mortal, incluso después de recibir el tratamiento adecuado.

  • La vacunación ayuda a evitar ciertas infecciones bacterianas que provocan meningitis.

Para una visión general de la meningitis véase Introducción a la Meningitis. Véase también meningitis vírica (la meningitis vírica es más frecuente pero, en general, menos grave que la meningitis bacteriana).

La meningitis ocurre a cualquier edad. La meningitis en niños mayores es similar a la meningitis en adolescentes y adultos (véase Meningitis bacteriana aguda). Sin embargo, la meningitis en recién nacidos (véase también Meningitis bacteriana en recién nacidos) y bebés es diferente.

Aunque la meningitis puede afectar a todos los niños, los que presentan un riesgo especial de meningitis son los afectados por anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis) y los carentes de bazo. Los niños con defectos congénitos de la cara y del cráneo pueden tener defectos óseos que permiten el acceso de las bacterias a las meninges. Son más propensos a sufrir meningitis los niños que tienen un sistema inmunitario deficiente, como los que tienen sida o los que han recibido quimioterapia.

(Véase también Introducción a las infecciones bacterianas en la infancia.)

Causas de las meningitis en niños

Por lo general, la Meningitis en los recién nacidos procede de una infección del torrente sanguíneo (sepsis). De modo característico, la infección es causada por una bacteria adquirida en el canal del parto, con mayor frecuencia los estreptococos del grupo B, Escherichia coli, y Listeria monocytogenes.

Los lactantes mayores y los niños suelen desarrollar la infección a través del contacto con secreciones respiratorias (como saliva o moco nasal) que contienen las bacterias que provocan la meningitis. Las bacterias que infectan a los lactantes más mayores y a los niños son Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis. Haemophilus influenzae serotipo b era la causa más común de meningitis, pero la vacunación generalizada contra este microorganismo la ha convertido en la actualidad en una causa poco frecuente. Las vacunas actuales contra Streptococcus pneumoniae (llamada vacuna tipo conjugado neumocócico) y Neisseria meningitidis (llamada vacuna tipo conjugado meningocócico) también están convirtiendo a estos microorganismos en una causa poco frecuente de meningitis infantil.

Síntomas de la meningitis en niños

Los síntomas de la meningitis varían según la edad. Una vez que los niños desarrollan síntomas que afectan el encéfalo (como somnolencia anormal o confusión), la meningitis puede empeorar muy rápidamente. Algunos niños con meningitis bacteriana se vuelven casi o completamente inconscientes.

Recién nacidos y niños menores de 12 meses de edad

Los recién nacidos y los niños menores de 12 meses de edad rara vez manifiestan rigidez de nuca (un síntoma común en los niños más mayores) y son incapaces de comunicar una molestia específica. En estos niños más pequeños, los signos importantes de enfermedad que deben alertar a los padres de la presencia de un problema grave son

  • Inquietud e irritabilidad poco habituales (especialmente cuando se les coge en brazos)

  • somnolencia anormal (letargo)

  • Rechazo de la alimentación

  • La temperatura es demasiado alta o demasiado baja

  • Vómitos

  • Erupción

  • Convulsiones

Alrededor de un tercio de los recién nacidos que tienen meningitis bacteriana sufren convulsiones. Y uno de cada cinco bebés y niños pequeños que tienen meningitis bacteriana sufren convulsiones. En algunos casos los nervios que controlan algunos movimientos oculares y faciales pueden resultar dañados por las bacterias, haciendo que un ojo se desvíe hacia dentro o hacia fuera, o que la expresión facial sea asimétrica.

En aproximadamente el 33 a 50% de los recién nacidos afectados, la mayor presión del líquido alrededor del cerebro hace que las fontanelas (las partes blandas localizadas entre los huesos del cráneo) se abulten o se noten tensas a la palpación. Estos síntomas suelen evolucionar a lo largo de 1 o 2 días como mínimo, pero algunos lactantes, en particular aquellos cuya edad está por debajo de los 3 o 4 meses, enferman rápidamente y pasan de estar sanos a estar en riesgo de muerte en menos de 24 horas.

En algún caso muy poco frecuente ciertas bacterias provocan pus (abscesos) en el encéfalo de los lactantes con meningitis. A medida que los abscesos crecen, aumenta la presión sobre el encéfalo (presión intracraneal), lo que produce vómitos, aumento de tamaño de la cabeza y abombamiento de las fontanelas.

Niños mayores y adolescentes

Los niños mayores y los adolescentes con meningitis suelen presentar en pocos días un aumento de

  • Fiebre

  • Dolor de cabeza (cefaleas)

  • Confusión

  • Rigidez en el cuello

Pueden haber tenido una infección de las vías respiratorias altas antes de la meningitis. También pueden producirse convulsiones, presión en el cerebro y daño en los nervios.

Diagnóstico de meningitis en niños

  • Punción lumbar

  • Análisis de sangre y orina

  • A veces, pruebas de diagnóstico por la imagen

El médico diagnostica meningitis bacteriana mediante la extracción de una muestra de líquido cefalorraquídeo (líquido procedente del cerebro y la médula espinal) (obtenida mediante un procedimiento denominado punción lumbar). Se analiza el fluido y las bacterias de la muestra se examinan y se cultivan en el laboratorio para su identificación. A veces los síntomas de la meningitis bacteriana tienen su origen en otras infecciones, como la inflamación del encéfalo (encefalitis) u otro tipo de meningitis que no está causada por bacterias, por lo que la muestra también se examina para buscar y descartar estas otras causas de los síntomas del niño.

Prueba analítica

A veces la punción lumbar no es factible porque el niño presenta signos de aumento de la presión encefálica, una lesión cerebral o un trastorno de la coagulación. En estos casos, los médicos buscan bacterias en el torrente sanguíneo mediante cultivos de sangre. A estos niños se les practica una punción lumbar tan pronto como esta sea inocua.

También se solicitan otras pruebas de sangre y de orina (análisis de orina y cultivo de orina).

Prueba analítica

La ecografía y, más a menudo, la resonancia magnética nuclear (RMN) o la tomografía computarizada (TC), son pruebas de diagnóstico por la imagen que se pueden utilizar para determinar el grado de presión sobre el cerebro y la presencia de un absceso.

Tratamiento de la meningitis en niños

  • Antibióticos

El médico administra antibióticos en dosis altas por vía intravenosa tan pronto como sospecha un diagnóstico de meningitis. Los niños muy enfermos se pueden tratar con antibióticos incluso antes de la punción lumbar. Cuando están disponibles los resultados del cultivo del líquido cefalorraquídeo, el médico cambia el antibiótico, si es necesario, de acuerdo con el tipo de bacteria que causa la meningitis. La edad del niño también ayuda a los médicos a determinar qué antibióticos administrar.

A algunos niños mayores de 6 semanas se les pueden administrar corticoesteroides (como dexametasona) por vía intravenosa para ayudar a reducir el riesgo de pérdida de audición.

Algunas veces se realiza una segunda punción lumbar y cultivo de sangre para verificar que los antibióticos están actuando.

Pronóstico de la meningitis en niños

Incluso con un tratamiento oportuno y adecuado, la meningitis bacteriana puede ser mortal en el 5 al 20% de los recién nacidos y en el 5 al 15% de los lactantes y niños mayores.

La meningitis bacteriana puede tener efectos a largo plazo: del 20 al 50% de los recién nacidos desarrollan problemas cerebrales o nerviosos crónicos, como una acumulación de líquido adicional en los espacios abiertos normales dentro del encéfalo (hidrocefalia), pérdida de audición y discapacidad intelectual.

Alrededor de un 15 a un 25% de los lactantes de más edad y los niños desarrollan problemas cerebrales y nerviosos tales como pérdida de audición, discapacidad intelectual y convulsiones.

Prevención de la meningitis en niños

La vacunación puede evitar muchos casos de meningitis bacteriana. A las personas que han estado en contacto con alguien que tiene meningitis a menudo se les administran antibióticos para ayudar a prevenir la infección (llamado quimioprofilaxis). Las mujeres pueden someterse a pruebas de detección de estreptococos del grupo B durante el embarazo, y si es positivo, se les administran antibióticos en el momento del parto para evitar que las bacterias pasen al recién nacido.

Vacunación

Los profesionales de la salud y los progenitores pueden ayudar a prevenir la meningitis bacteriana asegurándose de que todos los bebés reciban la vacuna conjugada de tipo b (Hib) contra Haemophilus influenzae, todos los niños menores de 18 años reciban la vacuna antineumocócica conjugada y que los niños mayores y los adolescentes reciban la vacuna meningocócica conjugada. A algunos lactantes y niños pequeños que presentan un riesgo elevado de infección por Neisseria meningitidis se les puede también administrar la vacuna antimeningocócica.

Antibióticos preventivos

Cuando una persona sufre meningitis causada por Neisseria meningitidis o bien Haemophilus influenzae, los médicos suelen administrar antibióticos a las personas que han estado en contacto cercano con la persona infectada para evitar que otras personas se enfermen. Los contactos cercanos se definen de manera algo diferente dependiendo de cuál de estas dos bacterias ha originado la meningitis, pero por lo general incluyen

  • Los miembros de la familia (especialmente los menores de 2 años de edad)

  • Los trabajadores de los centros de atención infantil (especialmente los trabajadores del aula del niño infectado)

  • Cualquiera que haya estado expuesto directamente a la saliva del niño infectado (por ejemplo, a través de besos o de compartir utensilios o cepillos de dientes o personal de atención a la salud que realiza ciertos procedimientos)

  • Los niños expuestos que no están inmunizados o que solo lo están parcialmente

  • Los niños expuestos que tienen un sistema inmunitario debilitado

Se administran antibióticos preventivos a los contactos cercanos tan pronto como se identifica al niño infectado. Idealmente, se administran en un plazo de 24 horas.

Los medicamentos para prevenir la infección para la quimioprofilaxis son rifampicina, ceftriaxona y ciprofloxacino y se administran según la edad del contacto cercano.

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