La apendicitis es la inflamación e infección del apéndice (un tubo delgado de tejido que está conectado a los intestinos).
La apendicitis parece desarrollarse cuando el apéndice se obstruye, bien por material fecal duro (los llamados fecalitos o fecalomas) o por ganglios linfáticos intestinales inflamados, lo que ocurre con varias infecciones.
El dolor generalmente comienza alrededor del ombligo y luego se desplaza hacia la parte inferior derecha del abdomen, pero puede sentirse en todo el abdomen.
Los niños pueden tener náuseas y vómitos y estar irritables o apáticos.
El diagnóstico es difícil y requiere una exploración clínica, análisis de sangre y, por lo general, un estudio de imagen (como ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética nuclear) o laparoscopia.
Un apéndice inflamado se suele extirpar quirúrgicamente y, si un apéndice infectado estalla (se rompe), se necesitan antibióticos y una cirugía más extensa.
(Para los adultos, ver Apendicitis.)
El apéndice es un pequeño tubo de tejido que forma parte de los intestinos. Tiene aproximadamente la longitud de un dedo y se encuentra donde termina el intestino delgado y comienza el intestino grueso. El apéndice no parece tener ninguna función corporal esencial.
La apendicitis (inflamación del apéndice) es una emergencia médica porque puede causar una infección potencialmente mortal. El objetivo es detectar y tratar la apendicitis de forma precoz, antes de que se produzca una infección grave.
Este trastorno es poco frecuente en los niños menores de 1 año pero se vuelve más frecuente a medida que los niños crecen, y su frecuencia es mayor en los adolescentes y los adultos hacia la tercera década de la vida. Sin embargo, la apendicitis puede ocurrir a cualquier edad.
La apendicitis parece desarrollarse cuando el apéndice se obstruye, bien por materia fecal endurecida (los llamados fecalitos o fecalomas) o por ganglios linfáticos intestinales inflamados, como ocurre en diversas infecciones. En cualquier caso, el apéndice se inflama y las bacterias crecen en su interior.
En ocasiones, los cuerpos extraños ingeridos, las infecciones debidas a ciertos gusanos parásitos (como la estrongiloidiasis) o ciertos tipos de cáncer también pueden causar apendicitis.
Complicaciones de la apendicitis
Si la apendicitis no se detecta ni se trata, el apéndice se puede perforar y crear un foco de infección fuera del intestino (absceso) o derramar el contenido intestinal en la cavidad abdominal, causando una infección grave (peritonitis). La probabilidad de que el apéndice se rompa es mayor cuanto más pequeño es el niño.
Síntomas de la apendicitis
En los niños mayores de 2 a 3 años, el orden en que aparecen los síntomas es más importante que cualquier síntoma en sí mismo. El primer síntoma que aparece es el dolor. La apendicitis casi siempre causa dolor. El dolor comienza en la mitad del abdomen alrededor del ombligo y a continuación se dirige al cuadrante inferior derecho abdominal. Sin embargo, el dolor, sobre todo en lactantes y niños pequeños, es más difuso que localizado en el cuadrante inferior derecho del abdomen. Los niños más pequeños pueden ser menos capaces de señalar con precisión la localización del dolor y pueden solo mostrarse muy irritables o agitados.
Una vez ha comenzado el dolor, muchos niños presentan náuseas o vómitos y no quieren comer. El abdomen duele cuando el médico lo palpa, por lo general en la zona situada sobre el apéndice. A continuación aparece como síntoma frecuente una fiebre de carácter leve (37,7 a 38,3° C). Por último, a la fiebre le siguen resultados de pruebas de laboratorio que muestran infección, como un recuento elevado de glóbulos blancos (leucocitos).
Este orden de síntomas es diferente del que aparece en los niños con gastroenteritis vírica, en la que los vómitos, de modo característico ocurren antes y el dolor y la diarrea se presentan más tarde. La presencia de diarrea importante no es frecuente entre los niños que tienen apendicitis.
Diagnóstico de la apendicitis
Ecografía
A veces, otras pruebas de diagnóstico por la imagen
A veces laparoscopia
El diagnóstico de apendicitis en niños es complejo y difícil por muchas razones. Muchos trastornos causan síntomas similares, incluyendo gastroenteritis vírica, divertículo de Meckel, invaginación intestinal y enfermedad de Crohn. A menudo, los niños, especialmente los más pequeños, no presentan los síntomas característicos ni los hallazgos de la exploración clínica, sobre todo cuando el apéndice no está en su posición habitual en la parte inferior derecha del abdomen. Esta falta de síntomas característicos puede ser engañosa.
Muy a menudo el médico hace una ecografía, que no expone al niño a radiación. Si el diagnóstico no está claro, el médico puede indicar una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN). Cuando el médico sospecha apendicitis, por lo general prescribe la administración de líquidos y antibióticos por vía intravenosa. Mientras espera los resultados de las pruebas de sangre, orina y las pruebas de diagnóstico por la imagen, se le pide al niño que deje de comer o beber para evitar complicaciones en caso de que sea necesaria la cirugía.
Si el diagnóstico no está claro, el médico puede realizar una laparoscopia, en la que se pasa un pequeño dispositivo de visualización a través de la pared del abdomen para visualizar su interior. Si se detecta apendicitis durante la laparoscopia, el médico puede extirpar el apéndice con el propio laparoscopio. De forma alternativa, en especial en niños cuyos síntomas y hallazgos no son característicos de apendicitis, los médicos pueden practicar exploraciones físicas reiteradas. El empeoramiento o no de los síntomas y de la sensibilidad a la palpación a lo largo del tiempo ayuda al médico a decidir si se trata de una apendicitis. Los médicos también anotan el orden en que se presentan los síntomas.
Tratamiento de la apendicitis
Apendicectomía
Antibióticos por vía intravenosa
El mejor tratamiento de la apendicitis es la extirpación quirúrgica del apéndice inflamado (apendicectomía). Antes de la cirugía, los médicos administran antibióticos por vena, lo que disminuye el riesgo de complicaciones. En ocasiones la apendicitis se puede tratar con éxito solo con antibióticos, pero incluso si el tratamiento antibiótico es exitoso al principio, los niños a veces desarrollan apendicitis de nuevo. Por lo tanto, la extirpación quirúrgica del apéndice es el tratamiento recomendado para la apendicitis.
La apendicectomía es una cirugía bastante simple y segura; los niños que no presentan complicaciones, como una rotura de apéndice, requieren una permanencia en el hospital de apenas 1 o 2 días. Si el apéndice se ha perforado, el médico lo extrae y lava el abdomen con líquido, administra antibióticos durante varios días y está atento a la detección de posibles complicaciones, como pueden ser la infección y la obstrucción intestinal. Los niños que tienen un apéndice roto suelen necesitar permanecer ingresados durante más tiempo en el hospital.
En un porcentaje que se sitúa alrededor del 15% de los casos, los cirujanos encuentran un apéndice normal mientras hacen una apendicectomía. Esto se debe a que no existen métodos que sean 100% precisos para diagnosticar la apendicitis antes de la cirugía. Debido a las posibles consecuencias potencialmente mortales de la apendicitis, se considera que proceder a una intervención quirúrgica vale la pena aunque, a veces, se practica la intervención y se comprueba que el apéndice es normal. Cuando esto ocurre, el cirujano busca en el abdomen otra causa del dolor y, si es posible, la trata. Por lo general, el médico extirpa el apéndice, incluso si parece normal, ya que no cumple ninguna función y su eliminación también evitará que los niños necesiten una cirugía adicional si desarrollan apendicitis en el futuro.
Pronóstico de la apendicitis
Con tratamiento temprano, el pronóstico general para los niños que sufren apendicitis es muy bueno.
Si el niño no recibe tratamiento hasta que el apéndice se rompe, lo que ocurre con mayor frecuencia en niños menores de 2 años de edad, el pronóstico es peor. Algunos de los niños que se someten a cirugía para una rotura de apéndice sufren complicaciones. Algunos niños desarrollan complicaciones incluso si su apéndice no se ha roto.
Si no se trata, la apendicitis rara vez puede desaparecer por sí sola. Es más, la apendicitis no tratada suele progresar y provoca peritonitis, un absceso abdominal y, a veces, la muerte. La apendicitis rara vez es mortal; la muerte se produce en menos de 1 de cada 1000 niños.