El ginseng proviene generalmente de 2 especies distintas de plantas: el ginseng americano y el asiático. El ginseng americano es más suave que el asiático. El ginseng está disponible en varias presentaciones, como raíces frescas y secas, extractos, soluciones, cápsulas, comprimidos, cosméticos, refrescos e infusiones.
El ginseng siberiano no es realmente ginseng y contiene principios activos distintos.
Los productos de ginseng varían considerablemente en cuanto a calidad, ya que muchos contienen poco o ningún principio activo detectable. En muy pocos casos, algunos productos de ginseng procedentes de Asia han sido mezclados a propósito con raíz de mandrágora o bien con fenilbutazona o aminopirina, fármacos que han sido retirados del mercado en algunos países debido a sus efectos adversos inaceptables.
(Véase también Introducción a los complementos dietéticos.)
Beneficios atribuidos al ginseng
El ginseng se utiliza para potenciar el rendimiento físico y mental, así como para aumentar la energía y la resistencia a los efectos perjudiciales del estrés y del envejecimiento. También se emplea para aumentar el rendimiento sexual, incluso para tratar la disfunción eréctil. El ginseng parece reducir los niveles de glucosa en sangre y aumentar los niveles de lipoproteínas de alta densidad (high-density lipoprotein, HDL, el llamado «colesterol bueno»). El ginseng también puede mejorar la funcionalidad inmunológica.
Pruebas científicas para el ginseng
No existen pruebas definitivas de que el ginseng mejore el rendimiento intelectual ni en personas sanas ni en personas con un diagnóstico de demencia.
Un estudio determinó que el ginseng no prevenía los resfriados pero sí acortaba su duración. Algunos estudios muestran que el ginseng puede mejorar trivialmente la función eréctil.
En un estudio exhaustivo pero con pocos casos, el ginseng mejoró la calidad de vida según el informe subjetivo. Sin embargo, es difícil evaluar la calidad de vida (y algunos otros posibles efectos del ginseng, como la energía) porque son conceptos muy subjetivos. En un estudio realizado a personas con diabetes, el ginseng redujo los niveles de glucosa en sangre y se produjo una mejoría en cuanto al estado de ánimo y la energía. Algunas pruebas preliminares sugieren que el ginseng americano puede ayudar a aliviar las infecciones de las vías respiratorias.
Efectos secundarios de Ginseng
El ginseng tiene un registro de seguridad razonablemente bueno. Sin embargo, algunos expertos recomiendan limitar el uso del ginseng a 3 meses, ya que se pueden desarrollar efectos adversos. Los efectos adversos más frecuentes son el nerviosismo y la excitabilidad, que suelen disminuir después de los primeros días. La capacidad de concentración puede reducirse y la glucosa en sangre puede disminuir hasta alcanzar niveles anormalmente bajos (dando lugar a hipoglucemia). También puede aparecer cefalea (jaqueca/dolor de cabeza), reacciones alérgicas, problemas digestivos y alteraciones del sueño, sensibilidad mamaria e irregularidades menstruales. Dado que el ginseng tiene un efecto similar al de los estrógenos, las mujeres embarazadas o que estén amamantando a su bebé no deben tomarlo, ni tampoco debe administrarse a niños.
Algunas veces se comunican casos de reacciones adversas más graves, como crisis asmáticas, hipertensión arterial, palpitaciones o riesgo de ritmos cardíacos anormales (arritmias) y, en las mujeres posmenopáusicas, hemorragia uterina. A muchas personas les resulta desagradable el sabor del ginseng.
Interacciones farmacológicas con el Ginseng
El ginseng puede presentar interacciones con los anticoagulantes, la aspirina (ácido acetilsalicílico) y otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los corticoesteroides, la digoxina, la terapia sustitutiva con estrógenos, los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO, utilizados para tratar la depresión) y los fármacos que disminuyen los niveles de glucosa en la sangre (fármacos antihiperglucemiantes, utilizados en el tratamiento de la diabetes).
El ginseng también puede aumentar los niveles en sangre de ciertos medicamentos. Por ejemplo, el ginseng puede aumentar las concentraciones de imatinib (utilizado para tratar la leucemia) y de raltegravir (utilizado para tratar el VIH), causando toxicidad hepática.
Si el ginseng se combina con ciertos medicamentos que afectan el ritmo cardíaco, como la amiodarona o la tioridazina, pueden aparecer arritmias.
Recomendaciones para el ginseng
El ginseng no se recomienda porque no proporciona ningún beneficio comprobado para la salud y tiene cierto riesgo de efectos adversos significativos e interacciones farmacológicas. Las mujeres embarazadas o lactantes no deben tomar ginseng.
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.
National Institutes of Health's National Center for Complementary and Integrative Health: Asian Ginseng