Los trastornos de la sangre pueden causar diversos síntomas en casi cualquier zona del cuerpo. Por lo general, los síntomas están provocados por la disminución de los componentes de la sangre.
La reducción de glóbulos rojos y de hemoglobina puede provocar síntomas de anemia, como cansancio, debilidad y dificultad respiratoria.
La disminución de glóbulos blancos o de proteínas del sistema inmunitario puede provocar fiebre recurrente e infecciones.
La disminución de las plaquetas o de los factores de coagulación puede causar hemorragias anómalas y hematomas.
En algunos casos, los síntomas se relacionan con un incremento de los componentes sanguíneos.
El aumento de glóbulos rojos (eritrocitosis) puede provocar espesamiento de la sangre (aumento de la viscosidad sanguínea) y, por tanto, causar cefalea (dolor de cabeza) y una tez rojiza o bronceada (plétora).
El aumento de las proteínas del sistema inmunitario también puede causar espesamiento de la sangre (aumento de la viscosidad de la sangre).
El aumento de las plaquetas (trombocitemia) o de los factores de coagulación de la sangre puede provocar una coagulación de la sangre excesiva e inapropiada (trombosis).
Cuando los trastornos sanguíneos provocan el espesamiento de la sangre, esta sangre espesa (más viscosa) puede tener dificultades para pasar a través de los vasos sanguíneos más finos, disminuyendo el flujo sanguíneo a determinadas zonas del organismo y provocando una enfermedad grave llamada síndrome de hiperviscosidad. Las personas afectadas pueden experimentar síntomas como dificultad respiratoria, dolor de cabeza, mareos y confusión. El síndrome de hiperviscosidad puede ocurrir en personas con mieloma múltiple, debido al aumento de las proteínas del sistema inmunitario.
Los trastornos de la sangre a menudo causan síntomas que también pueden ocurrir en otros trastornos. Por ejemplo, la debilidad y la dificultad respiratoria causada por la anemia pueden estar provocadas por otras enfermedades que afectan al suministro de oxígeno al organismo, como los trastornos cardíacos o pulmonares. Además, la facilidad para que surjan moratones, un síntoma sugerente de un trastorno de la sangre, puede estar causada por otras enfermedades, como trastornos de los vasos sanguíneos o por el consumo de diversos fármacos, como la aspirina (ácido acetilsalicílico). La sangre en la orina o en las heces puede estar causada por un trastorno de la sangre, pero generalmente es consecuencia de una anomalía en las vías urinarias o en el tubo digestivo.
Aunque puede aparecer sangrado después de una lesión o un procedimiento médico (como un procedimiento dental) o durante la menstruación, la presencia de algunos trastornos de la sangre empeora dicho sangrado.
Con permiso del editor. De Deitcher S. En Atlas of Clinical Hematology. Editado por JO Armitage. Philadelphia, Current Medicine, 2004.
Algunos síntomas inclinan más a pensar en un trastorno de la sangre. Unos cuantos ejemplos son los siguientes:
Coágulo de sangre (flebitis), por lo general en una pierna (causando en la mayoría de los casos hinchazón, enrojecimiento y/o calor en la pierna o dificultad para respirar)
Petequias (manchas finas de color rojo, púrpura o marrón que aparecen en la piel o en las membranas mucosas, como la superficie interna de los párpados o de la boca) causadas por escasez de plaquetas
Ampollas de sangre en la boca (causadas por un número muy bajo de plaquetas o por problemas de coagulación)
Ganglios linfáticos inflamados causados por un cáncer de glóbulos blancos (como las leucemias o los linfomas)
Palidez (piel pálida, cenicienta o gris) causada por anemia
Pica (comer hielo, tierra o arcilla; sugiere anemia por carencia de hierro)