La trombocitemia secundaria es una cantidad excesiva de plaquetas en el torrente sanguíneo que aparece como consecuencia de otro trastorno y que con muy poca frecuencia conduce a una coagulación sanguínea o una hemorragia excesivas.
Las plaquetas (trombocitos) son pequeñas partículas sanguíneas similares a células que ayudan al organismo a formar coágulos. Normalmente, las plaquetas se producen en la médula ósea a partir de unas células llamadas megacariocitos. En la trombocitemia, el cuerpo produce demasiadas plaquetas. La trombocitemia puede ser
Primaria (esencial): causada por un trastorno de las células formadoras de plaquetas (véase trombocitemia esencial)
Secundaria: causada por un trastorno que desencadena una mayor producción de células normales formadoras de plaquetas
Cuando la trombocitemia está causada por un trastorno subyacente de este tipo se denomina trombocitemia secundaria (o trombocitosis reactiva) y no se clasifica como una neoplasia mieloproliferativa.
Las causas de la trombocitemia secundaria son
Hemorragia
Extirpación del bazo
Otros procedimientos quirúrgicos
Traumatismos
Infecciones
Artritis reumatoide, enfermedad intestinal inflamatoria y otros trastornos inflamatorios
Ciertos tipos de cáncer
Degradación prematura de los glóbulos rojos (hemólisis)
Las personas con trombocitemia secundaria generalmente no presentan síntomas relacionados con la gran cantidad de plaquetas (a diferencia de las personas con trombocitemia primaria). En general, predominan los síntomas de la enfermedad subyacente.
Aunque se puede pensar que un mayor número de plaquetas causa un exceso de coagulación de la sangre, esto no sucede casi nunca en la trombocitemia secundaria a menos que la persona afectada también sufra una enfermedad arterial grave. Aunque algunas personas con trombocitemia esencial presentan un mayor riesgo de sangrado, esto no supone un problema en la trombocitemia secundaria.
El diagnóstico de la trombocitemia secundaria se basa en la presencia de un número alto de plaquetas junto con una enfermedad que justifica esta alteración, lo que además permite diferenciarla de la trombocitemia esencial.
Para identificar las posibles causas, el médico hace análisis de sangre, a veces incluyendo pruebas genéticas y, puntualmente, una biopsia de médula ósea. Para determinar la causa del aumento en el número de plaquetas, pueden ser necesarias otras pruebas, como por ejemplo pruebas radiológicas.
El tratamiento se dirige a controlar la causa del aumento de plaquetas. Si el tratamiento es eficaz, el número de plaquetas vuelve a la normalidad.