Las pruebas electrofisiológicas miden la actividad eléctrica del corazón a través de electrodos de alambre insertados en las 4 cavidades cardíacas.
Las pruebas electrofisiológicas se llevan a cabo para valorar anomalías graves en el ritmo cardíaco o en la conducción eléctrica (véase Introducción a las anomalías del ritmo cardíaco).
En las personas cuya arritmia ya está documentada o es altamente sospechada, se utilizan pruebas electrofisiológicas para definir con precisión el ritmo cardíaco anormal, determinar su causa y guiar el tratamiento. El médico puede provocar intencionadamente un ritmo cardíaco anormal durante las pruebas para determinar si un medicamento en particular puede detener la alteración o si una operación ayudará a eliminar las conexiones eléctricas anormales dentro del corazón. En caso necesario, el médico puede hacer que el corazón vuelva rápidamente a su ritmo normal mediante una breve descarga eléctrica (cardioversión). Aunque la exploración electrofisiológica es un procedimiento invasivo y que requiere anestesia, es seguro. El riesgo de muerte es de 1 entre 5000. Este procedimiento, por lo general, dura de 1 a 2 horas.
Cómo se realizan las pruebas electrofisiológicas
Estas pruebas se realizan en el hospital. Después de inyectar un anestésico local, el médico introduce un catéter con electrodos diminutos en la punta a través de una punción venosa en la ingle, el brazo o el cuello. El catéter se introduce en las cavidades del corazón, a través de los principales vasos sanguíneos, utilizando, por lo general, como guía la radioscopia (un procedimiento de exploración radiográfica continua). El catéter se utiliza para registrar el electrocardiograma (ECG) desde el interior del corazón e identificar la localización exacta de las vías de conducción eléctrica.
En ocasiones, durante el proceso se lleva a cabo una ablación por radiofrecuencia, en la que se emplea el calor generado por ondas de radio para destruir las conexiones anómalas que pudieran existir en el corazón y prevenir así que la persona sufra arritmias posteriores, sin necesidad de mantener un tratamiento farmacológico.
La crioablación es similar a la ablación por radiofrecuencia, pero utiliza la congelación en lugar de calor para destruir cualquier conexión eléctrica anómala.