Dispepsia

(Dispepsia)

PorJonathan Gotfried, MD, Lewis Katz School of Medicine at Temple University
Revisado/Modificado may 2024
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La indigestión es un dolor o malestar localizado en la parte superior del abdomen. Esta sensación suele describirse también como flatulencia, plenitud (saciedad), retortijones o ardor de estómago. La sensación de plenitud puede producirse después de ingerir una pequeña cantidad de comida (saciedad precoz), después de una cantidad normal de comida (saciedad posprandial) o bien no tener relación con las comidas.

Como la dispepsia suele ser una molestia imprecisa y de carácter leve, muchas personas no consultan con el médico hasta que se presenta durante un largo periodo de tiempo, ya sea de forma persistente o intermitente. A veces la dispepsia es más bien una sensación repentina y manifiesta (aguda).

Según la causa de la dispepsia, pueden aparecer otros síntomas como inapetencia, náuseas, estreñimiento, diarrea, flatulencia y eructos. En algunos casos, la ingestión de alimentos produce un empeoramiento de los síntomas. En otros los alivia.

Causas de la indigestión

La dispepsia tiene muchas causas; sin embargo, a pesar del uso común del término «indigestión» para este trastorno, no comporta un problema de digestión de los alimentos.

La dispepsia aguda puede ocurrir poco después de la ingestión de

  • Una comida abundante

  • Alcohol

  • Ciertos medicamentos irritantes (como los bisfosfonatos, la eritromicina, el hierro o los antiinflamatorios no esteroideos [AINE])

Además, algunas personas con infarto de miocardio o angina inestable (isquemia de la arteria coronaria) pueden sentir solo una sensación de dispepsia en lugar de dolor torácico (véase Dolor en el pecho o en la espalda).

Las causas frecuentes de la dispepsia recurrente son

El retraso del vaciamiento gástrico es una situación en la cual el alimento permanece en el estómago durante un periodo de tiempo anormalmente largo. La causa suele ser un trastorno que afecta los nervios del tubo digestivo (como la diabetes, un trastorno del tejido conjuntivo o un trastorno neurológico).

La ansiedad por sí misma no causa dispepsia. Sin embargo, puede empeorarla, posiblemente al incrementar la percepción de sensaciones desagradables por parte de la persona, de modo que un malestar menor puede volverse muy angustioso.

En muchos casos, los médicos no detectan ninguna anomalía durante una exploración clínica o después de observar el esófago y el estómago con un tubo flexible de visualización (endoscopia superior) o después de realizar pruebas de diagnóstico por la imagen o de laboratorio. En este caso, denominado dispepsia no ulcerosa (dispepsia funcional), los síntomas pueden tener su origen en un aumento de la sensibilidad a las sensaciones gástricas o a las contracciones intestinales.

Evaluación de la indigestión

No todos los episodios de dispepsia requieren una valoración médica inmediata. La siguiente información puede ser útil a la hora de decidir cuándo es necesaria la valoración por parte de un médico, así como para saber qué se puede esperar durante esta valoración.

Signos de alarma

En las personas con dispepsia, ciertos síntomas y características son motivo de preocupación. Entre estos factores se incluyen los siguientes

  • Dificultad respiratoria, sudoración o taquicardia que acompañan a un episodio de dispepsia

  • Pérdida del apetito (anorexia)

  • Náuseas o vómitos

  • Pérdida de peso

  • Sangre en las heces

  • Dificultad para tragar (disfagia) o dolor al tragar (odinofagia)

  • Dispepsia que persiste a pesar del tratamiento con fármacos tales como inhibidores de la bomba de protones (IBP)

Cuándo acudir al médico

Las personas con un único episodio repentino de dispepsia deben ir al médico de inmediato, en especial si los síntomas van acompañados de dificultad respiratoria, sudoración o taquicardia, porque puede tratarse de una isquemia coronaria aguda. Las personas con dispepsia crónica que aparece con la actividad física, pero desaparece con el descanso, pueden tener angina de pecho y deben acudir al médico en el plazo máximo de unos pocos días.

Aquellas con dispepsia y uno o más signos de alarma deben acudir al médico en un plazo máximo de 1 semana. Las personas con dispepsia recurrente y sin signos de alarma deben ir al médico en algún momento, pero un retraso de 1 semana más o menos no es perjudicial.

Actuación del médico

En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico. A continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración clínica sugieren a menudo la causa de la dispepsia y las pruebas que pueden ser necesarias (véase la tabla Algunas causas y características de la dispepsia).

Las preguntas de la anamnesis se centran en la obtención de una clara descripción de los síntomas, incluyendo si son repentinos o crónicos. El médico necesita saber cuándo y con qué frecuencia recurre la dispepsia, si hay dificultad para tragar y si los síntomas se producen solo después de comer, de beber alcohol o de tomar determinados medicamentos o drogas ilícitas. También necesita saber qué factores empeoran los síntomas (en especial la actividad física, ciertos alimentos o el alcohol) o los alivian (sobre todo comer o tomar antiácidos).

El médico también pregunta acerca de síntomas gastrointestinales como pérdida de apetito, náuseas, vómitos, vómitos con sangre (hematemesis), pérdida de peso y deposiciones con sangre o negras. Otros síntomas son dificultad respiratoria, tos y sudoración.

El médico necesita saber si la persona ha sido diagnosticada de una enfermedad gastrointestinal y/o un trastorno cardíaco, si tiene algún factor de riesgo cardíaco (como presión arterial alta [hipertensión] o una cantidad excesiva de colesterol en sangre [hipercolesterolemia]), y los resultados de pruebas anteriores que se haya hecho y tratamientos que haya probado.

La exploración física por lo general no proporciona pistas para un diagnóstico específico. Sin embargo, el médico busca signos de enfermedad crónica, como piel muy pálida, atrofia muscular o del tejido adiposo (caquexia), o coloración amarillenta de los ojos y la piel (ictericia). También realiza un tacto rectal para detectar la presencia de sangre. Los médicos son más propensos a recomendar pruebas para las personas que presentan alguno de estos hallazgos anormales.

Tabla
Tabla

Pruebas complementarias

Entre las pruebas que pueden realizarse se encuentran

  • Endoscopia digestiva alta

  • Análisis de sangre

En las personas de más de 60 años de edad y en las más jóvenes con signos de alarma, el médico suele observar el esófago y el estómago con un tubo flexible (endoscopia digestiva alta) para descartar un posible cáncer. A las personas más jóvenes y que no presentan otros síntomas más que la dispepsia se les suele prescribir un tratamiento con fármacos inhibidores de la producción de ácido. Si este tratamiento es ineficaz, suele hacerse una endoscopia.

Las personas con síntomas de isquemia coronaria aguda, en particular las que presentan factores de riesgo, deben acudir a un centro de urgencias para su valoración inmediata, que incluye una electrocardiografía (ECG) y análisis de sangre para valorar el daño en las células del músculo cardíaco (cardiomiocitos).

Prueba analítica

A las personas con síntomas crónicos e inespecíficos se les debe hacer un análisis de sangre. Si los resultados de los análisis de sangre son anormales, el médico considerará la realización de pruebas complementarias (como pruebas de diagnóstico por la imagen o una endoscopia). Algunos médicos recomiendan pruebas para detectar una infección por Helicobacter pylori mediante una prueba de aliento o una prueba realizada sobre una muestra de heces o bien pruebas para la enfermedad celíaca mediante una biopsia de tejido del intestino delgado.

A las personas que todavía presentan síntomas de reflujo gastrointestinal después de haberse sometido a una endoscopia digestiva alta y haber tomado un inhibidor de la bomba de protones (IBP) durante un periodo de 4 a 8 semanas se les realizan una manometría esofágica y un análisis de pH (acidez).

En ocasiones, una anormalidad encontrada durante las pruebas (como gastritis o reflujo gastroesofágico) no es la causa de la dispepsia. El médico solo puede saberlo cuando el trastorno se cura pero los síntomas de dispepsia no.

Tratamiento de la indigestión

La mejor manera de tratar la dispepsia es tratar cualquier trastorno subyacente. A las personas sin trastornos identificables se les realiza un seguimiento y se las tranquiliza.

En quienes no parecen tener un trastorno específico suele probarse el tratamiento con fármacos que inhiben la producción de ácido (como inhibidores de la bomba de protones o bloqueantes de los receptores de la histamina [H2]) o que combaten las úlceras mediante el aumento de la cantidad de mucosidad gástrica (agentes citoprotectores). Como alternativa, los médicos pueden administrar un medicamento que ayuda a estimular el movimiento de los músculos del tubo digestivo (fármacos procinéticos, como la metoclopramida y la eritromicina). En algunos casos el médico puede prescribir un antidepresivo.

Conceptos clave

  • Las personas con graves molestias por «gases» en la mitad superior del abdomen o el tórax pueden tener isquemia coronaria aguda.

  • Los mayores de 60 años o las personas con signos de alarma deben someterse a una endoscopia.

  • Los menores de 60 años que no tienen signos de alarma se tratan con un fármaco inhibidor de la producción de ácido.

  • Las personas cuyos síntomas no disminuyen en un periodo de 4 a 8 semanas requieren una evaluación adicional.

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