La incontinencia fecal es la pérdida de control sobre las deposiciones.
Causas de la incontinencia fecal
La incontinencia fecal puede ser pasajera, durante los episodios de diarrea o cuando las heces endurecidas quedan retenidas en el recto (retención fecal).
La incontinencia fecal persistente puede desarrollarse en caso de defectos congénitos, lesiones en el ano o en la médula espinal, prolapso rectal (protrusión de la mucosa rectal por el ano), demencia, daño neurológico causado por la diabetes, tumores en el ano o lesiones pélvicas durante el parto.
Diagnóstico de incontinencia fecal
Exploración por un médico
Por lo general, sigmoidoscopia
El médico explora al paciente en busca de cualquier anomalía estructural o neurológica. Esta exploración consiste en examinar el ano y el recto, comprobar el grado de sensibilidad alrededor del ano y, por lo general, realizar una sigmoidoscopia para visualizar la porción inferior del intestino grueso, el recto y el ano.
Es posible que se necesiten otras pruebas, como una ecografía del esfínter anal, una resonancia magnética nuclear (RMN) de la pelvis y el área perineal, un examen de la función de los nervios y los músculos que recubren la pelvis y lecturas de presión del recto y el ano (manometría anorrectal).
Tratamiento de la Incontinencia fecal
Medidas para regular las deposiciones
Ejercicios del esfínter y, a veces, biorretroalimentación
A veces, un procedimiento quirúrgico
El primer paso para corregir la incontinencia fecal es tratar de establecer un patrón regular de deposiciones con heces bien formadas. Los cambios en la alimentación, incluyendo una ingesta adecuada de líquidos y la adición de una pequeña cantidad de fibra, a menudo son beneficiosos. También se puede utilizar un supositorio o un enema para ayudar a establecer un patrón regular de deposiciones. Si dichos cambios no son eficaces, la administración de un fármaco que ralentiza las deposiciones, como la loperamida, y una dieta baja en fibra pueden reducir la frecuencia de la defecación.
Ejercitar los músculos anales (esfínteres), apretándolos y relajándolos, incrementa su tono y su fuerza, sobre todo en casos leves. Una técnica llamada biorretroalimentación puede ayudar a una persona a reentrenar los esfínteres y aumentar la sensibilidad del recto a la presencia de heces. Alrededor del 70% de las personas bien motivadas mejoran con la técnica de biorretroalimentación (biofeedback).
Si la incontinencia fecal persiste puede ser útil realizar una intervención quirúrgica, por ejemplo, cuando la causa es una lesión del ano o un defecto anatómico de este. En ciertos casos puede realizarse la implantación quirúrgica de un dispositivo llamado estimulador del nervio sacro para aliviar los síntomas de la incontinencia, ya que estimula la contracción muscular y previene las fugas.
Como último recurso, puede realizarse una colostomía (creación mediante cirugía de una abertura entre el intestino grueso y la pared abdominal, ver figura Qué es la colostomía). En una colostomía, el ano se sutura y las heces se desvían hacia el interior de una bolsa de plástico recambiable, adherida a la abertura practicada en la pared abdominal.