Alergias alimentarias

PorJames Fernandez, MD, PhD, Cleveland Clinic Lerner College of Medicine at Case Western Reserve University
Revisado/Modificado ago 2024
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Datos clave

Una alergia alimentaria es una reacción alérgica a un alimento determinado.

  • Las alergias alimentarias suelen estar desencadenadas por ciertos tipos de frutos secos, cacahuetes, mariscos, pescados, leche, huevos, trigo y soja.

  • Los síntomas varían con la edad y pueden incluir erupciones, sibilancias, goteo nasal y, ocasionalmente en adultos, síntomas más graves.

  • Las pruebas de punción cutánea, los análisis de sangre y una dieta de eliminación ayudan a los médicos a identificar el alimento que desencadena la alergia.

  • El único tratamiento eficaz consiste en dejar de comer ese alimento.

(Véase también Introducción a las reacciones alérgicas.)

Existen muchos tipos diferentes de alimentos que pueden producir una reacción alérgica. Las reacciones alérgicas alimentarias pueden ser graves y algunas veces consisten en una reacción anafiláctica, que puede ser potencialmente mortal.

Pueden comenzar en la infancia. Los niños pueden superar una alergia a los alimentos. Por ese motivo, se observan con menos frecuencia en los adultos. Sin embargo, cuando la alergia alimentaria se da en la edad adulta, tiende a persistir durante toda la vida.

Algunas veces se responsabiliza a las alergias alimentarias de otros trastornos, como la hiperactividad infantil, la fatiga crónica, la artritis, la depresión y el bajo rendimiento deportivo. No obstante, aún no se ha demostrado tal relación.

Otras reacciones alérgicas a alimentos

Algunas reacciones alimentarias no son de tipo alérgico.

La intolerancia alimentaria se distingue de la alergia en que no interviene el sistema inmunitario. Más bien se trata de una reacción del tubo digestivo que produce malestar. Por ejemplo, algunas personas carecen de una enzima necesaria para digerir el azúcar de la leche (intolerancia a la lactosa).

Otras reacciones de tipo alimentario pueden ser consecuencia de la contaminación o del deterioro de los alimentos.

En algunas personas, los aditivos alimentarios originan una reacción que se asemeja a una reacción alérgica, sin llegar a serlo. Por ejemplo, algunos conservantes (como el metabisulfito) y los colorantes (como la tartrazina, un colorante amarillo que se añade a los dulces, a las bebidas sin alcohol y a otros alimentos) pueden provocar síntomas tales como asma y urticaria. De manera similar, comer ciertos alimentos, como el queso, el vino y el chocolate, desencadena jaquecas (migrañas) en algunas personas.

Causas de la alergia alimentaria

Las alergias alimentarias suelen aparecer porque el sistema inmunitario funciona de forma inadecuada y malinterpreta una proteína alimentaria como peligrosa. Cuando el sistema inmunitario está expuesto a alérgenos, produce un tipo de anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE). (Los allergenos son moléculas que el sistema inmunitario puede identificar y que pueden estimular una respuesta inmunitaria). Los anticuerpos IgE desencadenan la liberación de sustancias (como histamina, prostaglandinas y leucotrienos) por parte de las células del sistema inmunitario, liberación que causa hinchazón o inflamación en los tejidos circundantes. Estas sustancias inician una cascada de reacciones que termina irritando y dañando los tejidos. La intensidad de estas reacciones varía de leve a grave.

Casi cualquier alimento o aditivo alimentario puede provocar una reacción alérgica. Las causas más frecuentes varían según el grupo de edad.

Los bebés y los niños pequeños con este tipo de alergia tienden a ser sensibles a los desencadenantes alérgicos más frecuentes (alérgenos), como los contenidos en:

  • Huevos

  • Leche

  • Trigo

  • Cacahuetes

  • Soja

En el caso de los niños mayores y adultos, los factores desencadenantes más comunes son los alérgenos contenidos en

  • Frutos secos

  • Mariscos

La exposición a otros alérgenos que son similares a los de los alimentos (como el polen) puede desencadenar la producción de anticuerpos a las sustancias contenidas en los alimentos, dando lugar a una alergia alimentaria. Este proceso se denomina sensibilización. Por ejemplo, los niños con alergia a los cacahuetes pueden haberse sensibilizado frente a este alimento cuando se les aplicaron cremas tópicas que contienen aceite de cacahuete para tratar las erupciones. Además, muchas personas que son alérgicas al látex también son alérgicas a los plátanos, los kiwis, los aguacates, o una combinación. El látex y estos frutos contienen alérgenos similares.

Las alergias alimentarias son más frecuentes en niños cuyos padres también tienen alergias alimentarias, rinitis alérgica o asma alérgica.

Síndrome alfa-gal

El síndrome alfa-gal es una forma poco frecuente de alergia a la carne roja. El alfa-gal es un azúcar que se encuentra en la mayoría de los mamíferos, pero no así en peces, aves, reptiles o personas. Las garrapatas estrella solitaria (Amblyomma americanum), que están presentes principalmente en el sudeste de Estados Unidos, tienen alfa-gal en su saliva. Cuando una garrapata estrella solitaria (Amblyomma americanum) muerde a una persona, le transmite alfa-gal. A veces, el sistema inmunitario produce anticuerpos contra el alfa-gal, lo que da lugar a una alergia al alfa-gal. El alfa-gal está presente en muchas carnes rojas (como la de cerdo, ternera, cordero y venado) y en alimentos producidos a partir de mamíferos (como productos lácteos y gelatina), por lo que las personas con estos anticuerpos pueden presentar una reacción alérgica a dichos alimentos.

Los síntomas del síndrome alfa-gal consisten en una erupción pruriginosa, indigestión, estreñimiento, náuseas y reacciones anafilácticas. A diferencia de lo que sucede en otras alergias alimentarias, los síntomas del síndrome del alfa-gal no suelen aparecer hasta 3 a 8 horas después de la ingesta.

Síndrome de alergia oral

El síndrome de alergia oral (síndrome de alergia alimentaria por polen) se produce en personas alérgicas al polen. Ciertas proteínas del polen son similares a algunas proteínas de los alimentos. Por lo tanto, las personas con síndrome de alergia oral también presentan una reacción alérgica a los alimentos que contienen estas proteínas similares (denominada reactividad cruzada). Los alimentos implicados son a menudo frutos secos y frutas y verduras crudas. Por lo general, las personas pueden comer estos alimentos si están cocinados porque el calor modifica la estructura de las proteínas, de modo que las proteínas de los alimentos ya no se parecen a las proteínas del polen.

Las personas que son alérgicas a ciertos tipos de polen a menudo también son alérgicas a alimentos específicos de la siguiente manera:

  • Polen de abedul: manzanas, almendras, zanahorias, apio, cerezas, avellanas, kiwi, duraznos, peras y ciruelas

  • Polen de hierba: apio, melones, naranjas, duraznos y tomates

  • Polen de la ambrosía: plátanos, pepinos, melones, semillas de girasol y calabacín

Cuando se ingiere la comida, se nota prurito (picor) en la boca y la garganta. Aunque las reacciones alérgicas graves (reacciones anafilácticas) son poco probables, pueden ocurrir.

Los médicos generalmente pueden diagnosticar el síndrome de alergia oral cuando las personas con alergias al polen presentan síntomas alérgicos después de ingerir ciertos alimentos. A veces se realizan pruebas de punción cutánea para confirmar el diagnóstico.

A menudo, el síndrome de alergia oral se puede controlar no comiendo el alimento problemático crudo y/o cocinándolo completamente. Los médicos aconsejan a las personas que sufren esta alergia que lleven consigo una jeringa precargada de epinefrina (adrenalina) autoinyectable.

Gastroenteropatía eosinófila

La gastroenteropatía eosinófila es un trastorno poco frecuente que causa dolor, calambres y diarrea. El número de eosinófilos, un tipo de glóbulo blanco, aumenta en la sangre y en el tubo digestivo. Las personas afectadas pueden tener una enteropatía con pérdida de proteínas (en la cual se filtran demasiadas proteínas en el intestino, por lo general como resultado de una enfermedad crónica distinta, como la enfermedad de Crohn) y antecedentes de alergias (en las que el sistema inmunológico reacciona en exceso a un desencadenante).

La esofagitis eosinófila puede ocurrir en personas con gastroenteropatía eosinófila o de forma aislada. La esofagitis eosinófila se caracteriza por la inflamación crónica del esófago y la deposición de eosinófilos en el esófago. Puede causar dificultad para tragar, atasco de la comida en la garganta o, en los niños, intolerancia alimentaria y dolor abdominal. El diagnóstico se basa en los resultados de una endoscopia y una biopsia.

Síntomas de la alergia alimentaria

Los síntomas de las alergias alimentarias varían según el alimento que causa la alergia y la edad de la persona afectada.

En los bebés, el primer síntoma de una alergia alimentaria puede ser una erupción como el eccema (dermatitis atópica) o semejante a una urticaria. La erupción se presenta acompañada de náuseas, vómitos y diarrea. Aproximadamente al año de edad tiende a atenuarse, pero los niños pueden comenzar a reaccionar a alérgenos inhalados (como el polen) y presentar síntomas de asma. Pueden presentar sibilancias, dificultad para respirar o goteo nasal al comer el alimento que desencadena la alergia. Alrededor de los 10 años de edad, los niños rara vez presentan síntomas de asma después de ingerir el alimento.

Cuando las alergias alimentarias persisten en los niños mayores y en los adultos, las reacciones tienden a ser más graves. En los adultos, las alergias alimentarias pueden causar prurito en la boca, urticaria, eccema, hinchazón (angioedema) y, en algunos casos, goteo nasal y asma. A veces, las alergias alimentarias causan síntomas como mareos o desmayos.

En ocasiones, comer una mínima cantidad del alimento desencadena una reacción repentina y grave. La erupción puede llegar a cubrir todo el cuerpo; la garganta se hincha, y las vías respiratorias se estrechan, lo que dificulta la respiración; es una reacción anafiláctica que pone la vida en peligro.

En algunas personas, las reacciones alérgicas a los alimentos (sobre todo, al trigo o a las gambas) solo aparecen al practicar ejercicio inmediatamente después de comer el alimento (reacciones alérgicas inducidas por el ejercicio).

Algunas reacciones alérgicas a los alimentos tardan horas en aparecer y provocar síntomas tales como dolor abdominal, náuseas, cólicos y diarrea.

Diagnóstico de la alergia alimentaria

  • A veces solo una evaluación médica

  • A veces, pruebas de punción cutánea o una prueba de inmunoglobulina específica de alérgeno

  • Dieta de eliminación

Se sospecha una alergia alimentaria basándose principalmente en los antecedentes personales. Por lo general, en adultos, la alergia es evidente. Pero el diagnóstico de una alergia alimentaria en los niños puede ser difícil. Algunas alergias alimentarias pueden ser difíciles de distinguir de muchos otros problemas digestivos, como el síndrome del intestino irritable.

Si se sospecha una alergia alimentaria, se realiza una de las pruebas siguientes:

Las pruebas de punción cutáneas realizadas con extractos de diversos alimentos se pueden hacer si se sospecha de una alergia alimentaria. Se coloca una gota de cada extracto en la piel y, a continuación, se pincha con una aguja a través de la gota. La reacción cutánea a uno de los alimentos de la prueba no necesariamente significa que haya alergia a ese alimento; en cambio, si no hay reacción cutánea, es muy probable que no exista alergia.

Alternativamente, se puede hacer una prueba de inmunoglobulina específica de alérgeno (IgE). El sistema inmunitario produce un tipo distinto de IgE en respuesta a cada alérgeno. Por ejemplo, la IgE producida después de la inhalación de polen es distinta de la IgE producida tras la ingesta de frutos secos. Para la prueba, el médico toma una muestra de sangre y determina si la IgE se une a un alérgeno específico utilizado para la prueba, como uno para los cacahuetes. Si se produce la unión, la persona es alérgica a ese alérgeno.

Si cualquiera de las pruebas identifica un alimento determinado, dicho alimento se elimina de la dieta. Si la retirada del alimento alivia los síntomas, la persona lo ingiere nuevamente para ver si aparecen. Siempre que sea posible, este paso se realiza como parte de una prueba de provocación oral. El diagnóstico se confirma mediante una prueba de provocación oral.

En una prueba de provocación oral, se administra otro alimento, como leche o compota de manzana, en dos recipientes: uno con el alimento del que se sospecha y otro sin él. El médico observa mientras se ingiere el alimento:

  • Si no aparece ningún síntoma, no existe alergia a ese alimento.

  • En cambio, si aparecen síntomas al comer el alimento del que se sospecha, pero no tras ingerir el otro, es probable que exista alergia al alimento del que se sospechaba.

Las dietas de eliminación son otra forma de identificar una alergia alimentaria:

  • Una dieta que elimina solo el alimento o los alimentos sospechosos de causar la alergia

  • Una dieta que consiste solo en alimentos que probablemente no causan una reacción alérgica

La dieta de eliminación puede ser la única prueba empleada para diagnosticar una alergia alimentaria o se puede emplear después de una prueba cutánea o de una prueba de IgE específica del alérgeno.

En el primer tipo de dieta de eliminación, la persona afectada deja de comer todos los alimentos que puedan estar causando los síntomas durante aproximadamente una semana.

El segundo tipo de dieta de eliminación, que consiste solo en alimentos que probablemente no causen reacciones alérgicas, se puede probar en lugar del primer tipo de dieta. El segundo tipo de dieta comporta lo siguiente:

  • Seguir una dieta prescrita por el médico

  • Comer solo los alimentos y líquidos especificados en la dieta y utilizar solo productos puros (lo que excluye muchos alimentos preparados comercialmente)

Existen varias dietas de eliminación posibles, en las que varían los alimentos eliminados y permitidos. Por ejemplo, una dieta puede eliminar la carne de vacuno y el cordero y permitir el pollo. Otra puede eliminar el cordero y las aves de corral y permitir la carne de vacuno.

No es fácil seguir una dieta de eliminación, ya que muchos productos alimentarios poseen ingredientes que no son evidentes o que no se esperan. Por ejemplo, muchos panes de centeno contienen también un poco de harina de trigo. Se aconseja no comer en restaurantes, porque tanto la persona afectada como el médico deben conocer los ingredientes de todas las comidas que se consumen.

Si no se produce un alivio de los síntomas transcurrida 1 semana, los médicos pueden recomendar una dieta de eliminación diferente.

Si no aparece ningún síntoma, se vuelven a incluir los alimentos uno a uno. Cada alimento que se agrega se consume durante más de 24 horas o hasta que se manifiesten los síntomas, para que de ese modo pueda identificarse al alérgeno. Si la persona ha sufrido reacciones alérgicas muy graves a los alimentos, el médico puede pedirle que ingiera una pequeña cantidad de un alimento en la consulta. A continuación, se observa la reacción a la comida.

¿Sabías que...?

  • Cuando se tiene una alergia alimentaria grave, se deben llevar siempre consigo antihistamínicos y una jeringa de epinefrina (adrenalina) para usarla en caso de sufrir una reacción grave.

Tratamiento de la alergia alimentaria

  • Antihistamínicos y a veces epinefrina para tratar una reacción alérgica

  • Dieta de eliminación

  • A veces, medicamentos para bloquear la reacción alérgica

  • A veces, inmunoterapia alergénica (desensibilización)

A menudo, cuando la alergia alimentaria es grave, se llevan consigo antihistamínicos para tomarlos inmediatamente si comienza una reacción. Los antihistamínicos son útiles para aliviar la urticaria y la hinchazón. También se debe llevar consigo una jeringa autoinyectable precargada con epinefrina (adrenalina) para utilizarla cuando sea necesario en caso de reacciones graves. El cromoglicato, un medicamento de venta con receta tomado por vía oral, también puede ayudar a aliviar los síntomas.

Se debe dejar de comer los alimentos que desencadenan la alergia.

Otros fármacos para las alergias alimentarias

Omalizumab es un anticuerpo monoclonal sintetizado para bloquear la actividad de la IgE (que está producida por el sistema inmunitario y causa los síntomas alérgicos). El omalizumab no se usa para tratar una reacción alérgica aguda, pero se utiliza como una forma de limitar las reacciones alérgicas, especialmente durante los tratamientos de desensibilización. El fármaco se administra mediante inyección.

Se están estudiando otros anticuerpos monoclonales, como el dupilumab, como tratamiento para la alergia a los cacahuetes (maní).

El tratamiento a largo plazo con corticoesteroides es eficaz en personas con enteropatía eosinófila. Se puede usar budesonida oral en lugar de prednisona para ayudar a enfocar el efecto sobre el tracto digestivo y minimizar la exposición sistémica a los esteroides.

Inmunoterapia alergénica (desensibilización)

Si no se puede evitar un alérgeno, la inmunoterapia de desensibilización es un proceso que intenta enseñar al sistema inmunitario de la persona a no reaccionar ante ese alérgeno. La persona recibe dosis progresivamente mayores del alérgeno. La primera dosis es tan pequeña que incluso una persona alérgica no reaccionará a la misma. Sin embargo, la pequeña dosis comienza a acostumbrar el sistema inmunitario de la persona al alérgeno. Luego se aumenta gradualmente la dosis. Cada aumento es tan pequeño que el sistema inmunitario sigue sin reaccionar. La dosis se aumenta hasta que la persona no reacciona a la misma cantidad de alérgeno que una vez causó los síntomas.

Generalmente, la inmunoterapia para las alergias alimentarias se administra por vía oral. Se utiliza más ampliamente para la alergia a los cacahuetes (maní) en personas de 4 a 17 años de edad, pero puede extenderse a otros alérgenos comunes.

Para la alergia a los cacahuetes (maní), se administra un polvo de alérgeno de cacahuetes (maní) por vía oral. El primer día se toman cinco dosis gradualmente aumentadas en un centro sanitario. El médico debe observar el tratamiento del primer día porque la exposición a una dosis elevada del alérgeno demasiado pronto puede causar una reacción alérgica a veces peligrosa. A continuación, se toma una dosis diaria. Se aumenta la dosis cada 2 semanas hasta alcanzar la dosis de mantenimiento. Este proceso suele durar unos 5 meses. Cada vez que se aumenta la dosis, la primera dosis debe administrarse en un centro sanitario. Finalmente, las personas toman la dosis de mantenimiento de forma indefinida.

Las personas afectadas deben continuar tomando polvo de alérgeno de cacahuetes (maní) diariamente para permanecer insensibles. Además, todavía necesitan mantener una dieta estricta sin cacahuetes (maní), pero la desensibilización reduce el riesgo de reacciones alérgicas graves (incluida la anafilaxia) cuando se consumen cacahuetes (maní) de forma inadvertida.

Prevención de la alergia alimentaria

Durante muchos años, los médicos han desaconsejado la alimentación de lactantes con alimentos que comúnmente desencadenan una reacción alérgica (como cacahuetes) como una manera de prevenir las alergias alimentarias (véase también Inicio de la alimentación sólida en lactantes). Sin embargo, evidencias sugieren que el hecho de alimentar regularmente a los bebés con alimentos que contienen cacahuete puede ayudar a evitar que desarrollen una alergia a los cacahuetes. Se necesitan más estudios para respaldar esta tesis.

Los padres deben hablar con su pediatra sobre la mejor manera de prevenir que su hijo presente alergia a los cacahuetes.

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