La toxicidad de la vitamina K es muy poco frecuente, pero es más común en los lactantes alimentados con fórmula.
La vitamina K tiene dos formas:
Filoquinona: se encuentra en las plantas y se consume en la dieta. Se absorbe mejor cuando se ingiere junto con grasas. La filoquinona no es tóxica, incluso en grandes cantidades.
Menaquinona: la producen las bacterias intestinales, pero solo en pequeñas cantidades. En algunos países, se utiliza como suplemento.
La vitamina K es necesaria para la coagulación normal de la sangre. También es fundamental para una buena salud de los huesos y de otros tejidos.
Los efectos de la toxicidad de la vitamina K pueden incluir anemia por rotura de glóbulos rojos e ictericia. La ictericia en recién nacidos puede causar kernícterus (un tipo de lesión cerebral).
(Véase también Introducción a las vitaminas.)