En el síndrome compartimental aumenta la presión en el espacio existente alrededor de ciertos músculos. Se produce cuando los músculos lesionados se hinchan tanto que se interrumpe su suministro de sangre.
Aumenta el dolor en las extremidades lesionadas y éste es más intenso de lo esperado, y conforme el síndrome empeora, el miembro puede llegar a perder la sensibilidad, inflamarse y estar pálido y frío al tacto.
El médico sospecha el diagnóstico en función de los síntomas y lo confirma midiendo el pulso en la articulación y la presión en el compartimento.
Se retira inmediatamente cualquier elemento que pueda ejercer presión sobre la extremidad, como una férula o un yeso, y si esto no es eficaz, es necesario realizar una cirugía de emergencia para reducir la presión.
Si los tejidos de la extremidad mueren porque se interrumpe el riego sanguíneo, el miembro puede tener que ser amputado.
El síndrome compartimental es poco frecuente pero grave. Puede resultar en la pérdida de una extremidad. Los músculos de la extremidad afectada pueden acortarse de forma permanente (lo que se denomina una contractura).
Ciertos músculos, como los de la pierna, están envueltos en un recubrimiento ajustado formado por tejido fibroso, denominado fascia. Este recubrimiento forma un espacio cerrado (compartimento) que contiene el tejido muscular, los vasos sanguíneos y los nervios. Este espacio no puede expandirse para soportar la inflamación normal que aparece cuando se lesionan gravemente los músculos o los huesos que están en su interior. Dado que no existe espacio suficiente para que la hinchazón se expanda, la presión en el tejido muscular del compartimento aumenta. El aumento de la presión ejerce presión sobre los vasos sanguíneos de la zona y la sangre no puede llegar al tejido muscular para proporcionarle oxígeno. Si el músculo queda privado de oxígeno durante demasiado tiempo, se lesiona aún más, lo que provoca más hinchazón y aumenta la presión en los tejidos. Después de tan sólo unas pocas horas, los músculos y las partes blandas de la zona se lesionan de forma irreversible y empiezan a morir.
La probabilidad de que ocurra un síndrome compartimental es mayor después de
Una fractura, especialmente en la extremidad inferior
Una lesión por aplastamiento de una extremidad
En raras ocasiones, el síndrome compartimental se desarrolla cuando un yeso o un vendaje está demasiado apretado e impide el suministro de sangre. Otras causas poco frecuentes incluyen mordeduras de serpiente, un esfuerzo intenso o una sobredosis de heroína o cocaína.
Síntomas del síndrome compartimental
El primer síntoma del síndrome compartimental puede ser un aumento del dolor. El dolor suele ser peor de lo que se esperaría para tal lesión. Mover los dedos de manera que se alarguen los músculos afectados es doloroso. Los analgésicos ejercen poco efecto.
A medida que el trastorno empeora, la persona afectada presenta alteraciones de la sensibilidad en la extremidad lesionada y puede ser incapaz de mover el pie o la mano de dicha extremidad. Esta puede estar adormecida y muy inflamada, y la piel puede estar pálida, fría y apretada. El riesgo de infección aumenta.
Diagnóstico de síndrome compartimental
Evaluación médica
Medir la presión del compartimiento
Se debe acudir al médico de inmediato si tras un traumatismo aparecen los siguientes síntomas, sobre todo si la lesión inicial era grave o si el paciente porta una férula o un yeso:
Dolor cada vez más importante en la extremidad inmovilizada
Dolor al movilizar suavemente los dedos de la extremidad inmovilizada
Adormecimiento en una extremidad
Los médicos sospechan el síndrome compartimental basándose en los síntomas. Para confirmar el diagnóstico, se comprueba el pulso en la extremidad y se mide la presión en el compartimento. Para medir la presión, se puede utilizar una aguja conectada a un monitor de presión. Se introduce la aguja en el compartimento de la extremidad afectada, justo por debajo de la fascia. El monitor mide la presión, y se extrae la aguja. O en lugar de una aguja, se puede insertar un tubo delgado y flexible (un catéter) que se deja en su posición para monitorizar de forma continua la presión.
Tratamiento del síndrome compartimental
Se retira cualquier elemento que pueda comprimir la extremidad
Si es necesario, se abre el compartimento de forma quirúrgica
Si se han perdido (se han necrosado) los tejidos de la extremidad, posiblemente amputación
El tratamiento debe comenzar antes de que la extremidad se vuelve pálida y antes de que se interrumpa el pulso. Si no hay pulso, los tejidos en la extremidad pueden haberse necrosado.
Cuando el médico sospecha este síndrome, elimina inmediatamente cualquier elemento que pueda comprimir la extremidad, como una férula o un yeso. Se controlan los niveles de potasio en sangre y se trata la hiperpotasemia (concentración de potasio demasiado alta) y la rabdomiólisis (tejido muscular que se descompone y libera una proteína dañina) según sea necesario. Si la presión del compartimento es demasiado alta, se debe realizar un procedimiento quirúrgico de emergencia llamado fasciotomía para abrir el compartimento. En este procedimiento, el médico practica una incisión a lo largo de la fascia que forma el compartimento donde se aloja el músculo hinchado. Esta incisión libera la presión y permite que el flujo de sangre llegue a los músculos. También se retira cualquier tejido muscular muerto de la zona.
Si los tejidos de la extremidad se han necrosado debido a la interrupción del suministro de sangre, el miembro puede tener que ser amputado.
Sin tratamiento, el síndrome compartimental puede causar infecciones potencialmente mortales.