Fotografía cortesía de Thomas Arnold, MD.
Las mantarrayas algunas vez fueron responsables de unas 750 picaduras/año en las costas de Norteamérica; actualmente se desconoce la incidencia y la mayoría de los casos no se informan. El veneno está contenido en 1 o más espinas en el dorso de la cola del animal. En general, las lesiones ocurren cuando una persona que surfea en el océano, se baña en una bahía o en un remanso pisa una raya enterrada en la arena y el animal se defiende curvando su cola hacia arriba y hacia adelante y entierra la espina (o espinas) dorsal en el pie o la pierna del paciente. La cubierta tegumentaria de la vaina de la espina se rompe y el veneno se introduce en los tejidos del paciente.
Signos y síntomas de las picaduras de mantarraya
El principal síntoma de una picadura de erizo de mar es un dolor intenso e inmediato. Aunque a menudo se limita al área afectada, el dolor puede diseminarse rápidamente y alcanzar su mayor intensidad en < 90 min; en la mayoría de los casos, el dolor disminuye gradualmente en 6 a 48 h, pero a veces dura días o hasta semanas. El síncope, la debilidad, las náuseas y la ansiedad son comunes y pueden deberse, en parte, a la vasodilatación periférica. Se han informado linfangitis, vómitos, diarrea, sudoración, calambres generalizados, dolor axilar o inguinal, distrés respiratorio y muerte.
En general, la herida es dentada, sangra mucho y a menudo está contaminada con partes de la vaina tegumentaria del animal. Los bordes de la herida a veces están decolorados, y en ocasiones hay destrucción tisular localizada. En general, se presenta inflamación. Las heridas abiertas pueden infectarse.
Tratamiento de las picaduras de raya
Irrigación y desbridamiento
Las picaduras de raya en un miembro deben irrigarse delicadamente con agua salada en un intento por eliminar los fragmentos de la espina, el tejido glandular y los tegumentos. La espina debe extraerse en el campo sólo si está superficialmente incluida y no penetra en el cuello, el tórax o el abdomen y si no es una herida perforante que atraviesa todo el miembro. El sangrado debe controlarse con compresión local. No se ha confirmado que la inmersión en agua tibia, aunque recomendada por algunos expertos, sea efectiva como tratamiento temprano para las lesiones por rayas.
En la sala de urgencias, la herida debe reexaminarse en busca de restos de la vaina y de tejidos desbridados; puede administrarse un anestésico local según necesidad. Las espinas incluidas se tratan de manera similar a un cuerpo extraño. Los pacientes picados en el abdomen deben ser examinados en busca de perforaciones viscerales. El tratamiento de las manifestaciones sistémicas es sintomático. Debe administrarse profilaxis antitetánica (véase tabla Profilaxis antitetánica en el manejo habitual de la herida), y el miembro lesionado debe mantenerse elevado por varios días. Puede ser necesario un cierre quirúrgico y la administración de antibióticos.