Las canalopatías son un grupo de enfermedades genéticas, autoinmunitarias o inflamatorias, que alteran la función de los canales iónicos de los miocardiocitos de una manera que predispone a bradiarritmias o a taquiarritmias en ausencia de una cardiopatía estructural. Puede sobrevenir muerte súbita cardíaca.
Los canales iónicos afectados son los responsables de las corrientes de entrada de sodio o calcio y de la corriente de salida de potasio. La ganancia o la pérdida de función de estos canales iónicos, en particular cuando los canales alterados están distribuidos de manera desigual, promueve entornos electrofisiológicos anormales. La electrofisiología anormal puede ser favorable en una o en ambas de los siguientes situaciones:
Fallo en la formación o la conducción del impulso, que puede inducir bradiarritmias
Reentrada y mecanismos de automatismo anormales, que inducen taquicardias
Las canalopatías genéticas más frecuentes son síndrome de Brugada (SBr), taquicardia ventricular polimorfa catecolaminérgica (TVPC), síndrome de repolarización temprana (SRT), fibrilación ventricular idiopática (FVI), enfermedad de conducción cardíaca progresiva aislada (ECCP aislada), síndromes de intervalo QT largo (SQTL), y síndrome de intervalo QT corto (SQTC). En total, los casos documentados de estas canalopatías genéticas representan aproximadamente el 40% de las muertes súbitas de origen cardíaco en no deportistas ≤ 35 años (1) y las canalopatías genéticas no documentadas generalmente se consideran la etiología de la muerte súbita en el 35% de los pacientes sin cardiopatía estructural identificable en la autopsia (1).
Los trastornos reumáticos sistémicos, como el síndrome de Sjogren y el lupus eritematoso sistémico, y los trastornos inflamatorios que producen citoquininas que afectan la función del canal iónico de los cardiomiocitos se reconocen cada vez más como causas de canalopatías. Los anticuerpos anti-Ro/SSA pueden producir un síndrome de intervalo QT largo al inhibir el canal externo de potasio que está relacionado con el gen humano relacionado con el éter-a-go-go (hERG). Además, la exposición trasplacentaria a anticuerpos anti-Ro/SSA en el útero es responsable de algunos casos de bloqueo AV congénito inmunomediado. La producción de anticuerpos autoinmunitarios y citocinas inflamatorias también puede ser responsable de la variabilidad temporal de la propensión a arritmias, como los efectos nocivos de la fiebre en pacientes con síndrome de Brugada.
La evaluación diagnóstica de las canalopatías genéticas suele incluir ECG, monitorización cardíaca ambulatoria y, en ocasiones, ergometría. Se recurre con frecuencia a estudios genéticos, pero a veces estas no se recomiendan si su sensibilidad para un trastorno en particular es baja. Los pacientes con diagnóstico de canalopatía deben someterse a seguimiento regular con ECG y monitorización cardíaca ambulatoria para detectar arritmias ocultas.
Los miembros de la familia están expuestos al riesgo de enfermedad y deben someterse a evaluación clínica (es decir, para detectar síntomas que sugieran arritmia), ECG, monitorización ambulatoria y, a veces, ergometría para identificar la presencia de la enfermedad antes de su expresión como muerte súbita. Se practican estudios genéticos en los miembros de la familia cuando el caso índice tiene una mutación conocida. Por lo general, primero se investiga a los padres y los hermanos, y luego, a otros familiares en función de los resultados de las pruebas parentales y del modo de herencia (investigación en cascada). Los miembros de la familia también requieren monitorización clínica continua (p. ej., cada 1 a 3 años) para detectar la aparición de arritmias, a menos que no tengan la mutación genética.
Los tratamientos dependen de las manifestaciones de la enfermedad, pero todos los pacientes deben evitar desencadenantes conocidos (p. ej., ejercicio, ciertos fármacos). Los pacientes con hallazgos clínicos o electrocardiográficos de arritmias ventriculares significativas suelen requerir un cardiodesfibrilador implantable, a menudo uno con funcionalidad de marcapasos. En algunos trastornos, resultan beneficiosos los beta-bloqueantes y/u otros fármacos antiarrítmicos.
Referencia
1. D'Ascenzi F, Valentini F, Pistoresi S, et al: Causes of sudden cardiac death in young athletes and non-athletes: systematic review and meta-analysis: Sudden cardiac death in the young. Trends Cardiovasc Med. 2022 Jul;32(5):299-308. doi: 10.1016/j.tcm.2021.06.001