La mayor parte del flúor (F) se halla en los huesos y los dientes. El fluoruro (la forma iónica del flúor) está ampliamente distribuido en la naturaleza. La fuente más importante es el agua potable fluorada.
El exceso de flúor puede acumularse en los dientes y los huesos y causar fluorosis. Beber agua que contiene > 10 partes por millón es una causa frecuente. Las piezas dentales permanentes que se desarrollan durante una ingestión de altas concentraciones de flúor son las más afectadas. La exposición debe ser mucho mayor para afectar los dientes deciduos.
Los primeros signos de la intoxicación por flúor son
Parches blanquecinas calcáreos, con distribución irregular en la superficie del esmalte
Estos parches pueden teñirse de color amarillo o marrón, lo cual les otorga un aspecto moteado característico. La toxicidad grave debilita el esmalte y forma pequeñas perforaciones en su superficie. Pueden producirse cambios óseos, como osteosclerosis, exostosis de la columna vertebral y rodilla valga, pero solo en adultos después de una ingesta prolongada de gran cantidad de flúor.
El diagnóstico de la toxicidad por flúor se basa en los síntomas. Podría accederse a pruebas para medir los niveles séricos y urinarios de flúor.
El tratamiento de la intoxicación por flúor incluye disminuir la ingestión de flúor; p. ej., en áreas donde el agua tiene altos niveles de este elemento, los pacientes no deben beber agua fluorada ni tomar suplementos con flúor. Se les debe decir a los niños que no traguen las pastas dentales fluoradas.
(Véase también Generalidades sobre deficiencia e intoxicación por minerales.)