La coccidioidomicosis es una infección, generalmente de los pulmones, causada por el hongo Coccidioides immitis o bien Coccidioides posadasii.
La inhalación de esporas del hongo provoca la infección.
Si es leve, la infección pulmonar produce síntomas parecidos a los de la gripe, y en ocasiones disnea, pero la infección puede empeorar y propagarse por todo el organismo y dar lugar a diversos síntomas.
El diagnóstico se confirma al indentificar el hongo en las muestras de material infectado analizadas al microscopio o en un cultivo.
El tratamiento consiste en medicamentos antifúngicos.
(Véase también Introducción a las infecciones fúngicas.)
Las esporas de Coccidioides están presentes en el suelo del sudoeste de Estados Unidos, en el valle central de California, partes de Nuevo México, Texas, al oeste de El Paso, el norte de México py artes de América Central y Argentina. También se pueden encontrar en los estados de Utah, Nevada y el sur de Washington.
La coccidioidomicosis causa alrededor del 15 al 30% de los casos de neumonía adquirida en la comunidad (una infección pulmonar que se desarrolla en personas que no son pacientes ingresadas en un hospital) en áreas metropolitanas de Arizona, como Tucson y Phoenix.
En el año 2019 se notificaron 20 003casos de coccidioidomicosis en Estados Unidos.
La coccidioidomicosis se adquiere por inhalación de esporas. Las esporas están presentes en el suelo y se pueden transportar a través del aire cuando el suelo se altera y polvo viaja con el viento. Los granjeros y otras personas que trabajan o están expuestos a tierra removida tienen más posibilidades de inhalar las esporas e infectarse. Las personas que se infectan durante un viaje pueden no manifestar los síntomas de la enfermedad hasta después de volver a casa.
La coccidioidomicosis se presenta en dos formas:
La coccidioidomicosis aguda primaria es una infección pulmonar leve. La infección desaparece sin tratamiento. Esta forma es la que se presenta en la mayor parte de los casos.
La coccidioidomicosis progresiva es una infección grave que empeora rápidamente. La infección se disemina por todo el organismo desde los pulmones y en muchos casos es mortal.
Factores de riesgo para la coccidioidomicosis progresiva
La coccidioidomicosis progresiva es poco frecuente en personas por lo demás sanas. Los factores de riesgo incluyen
Toma fármacos que deprimen el sistema inmunitario (inmunodepresores)
Edad avanzada
Encontrarse en el segundo o tercer trimestre del embarazo o en el posparto (la mujer acaba de tener un bebé)
Ascendencia o grupo étnico (filipino, origen africano, indio americano, hispano o asiático)
Síntomas de la coccidioidomicosis
La mayoría de las personas con coccidioidomicosis aguda primaria no manifiestan síntomas. Si los presentan, aparecen de 1 a 3 semanas después de haberse producido la infección. Por lo general, son leves y similares a los de la gripe. Consisten en tos, fiebre, escalofríos, dolor torácico y, a veces, dificultad respiratoria. La tos puede producir esputo. En algunos casos, cuando la infección pulmonar es grave, pueden formarse espacios en los pulmones y las personas afectadas pueden expectorar sangre.
Las personas con coccidioidomicosis progresiva pueden desarrollar síntomas semanas, meses o incluso años después de la infección inicial. Los síntomas consisten en fiebre leve, pérdida del apetito, adelgazamiento y disminución de la fuerza. La infección pulmonar puede empeorar, por regla general solo en pacientes con un sistema inmunitario debilitado. Puede causar dificultad respiratoria creciente y, a veces, esputos sanguinolentos.
La coccidioidomicosis también puede extenderse desde los pulmones a la piel y otros tejidos. Si la infección se extiende a la piel, los afectados pueden tener una llaga o muchas. Las articulaciones se inflaman y duelen. En ocasiones, pueden producirse infecciones profundas en la piel, que cursan con la formación de heridas abiertas por las que drenan materiales infectados.
Con cualquiera de las dos formas de coccidioidomicosis, algunas personas sufren una reacción alérgica al hongo, que puede causar dolor en las articulaciones, conjuntivitis, bultos bajo la piel de color rojo o violeta (nódulos) sensibles al tacto (lo que se denomina eritema nudoso) o placas de piel elevadas de color rojo que a menudo tienen aspecto de dianas (eritema multiforme).
Coccidioides pueden infectar el encéfalo y los tejidos que lo recubren (meninges), provocando meningitis que suele ser crónica y provoca dolor de cabeza, confusión, pérdida del equilibrio, visión doble y otros problemas. Sin tratamiento, la meningitis siempre es mortal.
Diagnóstico de coccidioidomicosis
Análisis de sangre
Radiografía de tórax
Examen y cultivo de una muestra de sangre u otro tejido
El médico puede sospechar coccidioidomicosis si la persona desarrolla los síntomas después de haber residido en una zona donde la infección sea frecuente, o de haber viajado allí recientemente.
Por lo general, se llevan a cabo análisis de sangre para detectar anticuerpos contra el hongo (pruebas serológicas) y una radiografía de tórax. En las personas con coccidioidomicosis en las que el sistema inmunitario funciona con normalidad, por lo general los análisis de sangre permiten detectar estos anticuerpos. Las radiografías de tórax suelen mostrar alteraciones características. Estos resultados ayudan a los médicos a llegar al diagnóstico.
También puede resultar de utilidad una prueba que permite detectar los antígenos (proteínas liberadas por el hongo) en la orina.
Para identificar el hongo y confirmar así el diagnóstico, los médicos deben examinar al microscopio muestras de sangre, esputo, pus, líquido cefalorraquídeo u otros tejidos infectados o enviarlos al laboratorio para realizar un cultivo. Debido a que el cultivo Coccidioides puede tardar hasta 3 semanas, los médicos normalmente se basan en los análisis de sangre y una radiografía de tórax.
Se puede realizar una prueba para identificar el material genético del hongo (su ADN) en muestras tomadas de la garganta y los pulmones, pero la disponibilidad de esta prueba no está generalizada.
Tratamiento de la coccidioidomicosis
Medicamentos antifúngicos
La coccidioidomicosis aguda primaria por lo general no requiere tratamiento en las personas por lo demás sanas, y la recuperación suele ser completa. Sin embargo, algunos médicos prefieren tratar a estas personas a causa de la posibilidad, aunque pequeña, de que la coccidioidomicosis se extienda. Además, cuando las personas se tratan, los síntomas se resuelven con mayor rapidez. El tratamiento suele ser con un medicamento antifúngico, como el fluconazol.
La coccidioidomicosis progresiva suele ser mortal a menos que se trate, sobre todo si el sistema inmunitario se debilita. Alrededor del 70% de las personas con infección grave por VIH o sida mueren en el plazo de 1 mes después del diagnóstico. Para leve a moderada progresiva coccidioidomicosis, fluconazol o itraconazol se administra por vía oral. Como alternativa, la infección puede tratarse con voriconazol administrado por vía oral o venosa (intravenosa), o posaconazol por vía oral. Para la coccidioidomicosis progresiva grave, se administra anfotericina B por vía intravenosa.
Los médicos no administran ciertos medicamentos antifúngicos a las mujeres embarazadas durante el primer trimestre del embarazo porque pueden causar defectos congénitos. Las embarazadas con coccidioidomicosis de leve a moderada que se encuentran en el primer trimestre de gestación no suelen requerir tratamiento. Sin embargo, los médicos pueden administrar anfotericina B a las mujeres embarazadas que están en el primer trimestre de gestación y que sufren una infección grave por coccidioidomicosis o una infección que se ha diseminado más allá de sus pulmones. Después del primer trimestre de gestación, los médicos pueden administrar un medicamento antifúngico diferente. Las mujeres embarazadas que se infectan durante el segundo o el tercer trimestre de gestación o dentro de las 6 semanas posteriores al parto corren el riesgo de que la infección progrese. Si estas personas no reciben tratamiento con medicamentos, los médicos hacen un seguimiento y solicitan análisis de sangre para determinar si la infección se disemina.
Si se desarrolla meningitis, se administra fluconazol. Las personas que han sufrido meningitis por coccidioidomicosis deben tomar fluconazol durante el resto de su vida porque las recaídas son frecuentes y potencialmente mortales.
Las personas con un sistema inmunitario debilitado deben tomar medicamentos durante años, a menudo de por vida.
Si el hueso está infectado o si la infección genera espacios en el pulmón, es posible que sea necesaria una cirugía.