Después de haber completado la historia clínica y la exploración física, los médicos a menudo realizan una radiografía de tórax. Los resultados de la historia clínica, la exploración física y la radiografía de tórax a menudo sugieren qué pruebas adicionales pueden ser necesarias para determinar qué está causando los síntomas al sujeto.
Los médicos pueden realizar pruebas para detectar enfermedades pulmonares midiendo la capacidad de los pulmones para retener y mover aire y para absorber oxígeno. Estas pruebas (llamadas pruebas de funcionalidad pulmonar) son las más eficaces para determinar el tipo general de trastorno pulmonar y su gravedad. Otras pruebas, como las pruebas de imagen del tórax, la broncoscopia y la toracoscopia, adicionales permiten a los médicos determinar la causa específica de un trastorno pulmonar.
Los trastornos cardíacos también pueden causar dificultad respiratoria y otros síntomas que puedan sugerir un trastorno pulmonar y, a su vez, los trastornos pulmonares pueden afectar al corazón; por tanto, los médicos suelen indicar una electrocardiografía (ECG, para medir los impulsos eléctricos cardíacos) y una ecocardiografía (ecografía del corazón) a las personas con estos síntomas.