La fascitis plantar consiste en dolor en la zona de inserción de la fascia plantar y del calcáneo (entesopatía del calcáneo), que puede acompañarse o no de dolor a lo largo del borde medial de la fascia plantar. El diagnóstico es principalmente clínico. El tratamiento consiste en ejercicios de estiramiento del tendón de Aquiles y de los tejidos blandos de la planta del pie, férulas nocturnas y ortesis, y zapatos con elevación apropiada del talón.
(Véase también Generalidades sobre las enfermedades del pie y el tobillo).
Los síndromes de dolor en la fascia plantar se denominan fascitis plantar; sin embargo, dado que no suele haber inflamación, es más correcta la denominación de fasciosis plantar. Otros términos utilizados incluyen entesopatía del calcáneo o el síndrome del espolón del calcáneo, aunque puede no haber espolones óseos en el calcáneo. La fascitis plantar puede deberse a un estiramiento agudo o crónico, desgarro y degeneración de la fascia en su zona de inserción.
Etiología de la fascitis plantar
Las causas reconocidas de la fascitis plantar incluyen acortamiento o contractura de los músculos de la pantorrilla y la fascia plantar. Los factores de riesgo de este acortamiento incluyen un estilo de vida sedentario, trabajos que obligan a estar sentado, arco del pie muy alto o bajo, y el uso crónico de zapatos de tacón alto. La afección es frecuente también entre corredores y baliarines, y en personas que deben estar paradas o caminar sobre superficies duras durante períodos prolongados.
La fascitis plantar puede asociarse con obesidad, artritis reumatoide, artritis reactiva, artritis psoriásica y otras espondiloartropatías. Las inyecciones múltiples de corticosteroides pueden contribuir al causar cambios degenerativos en la fascia y posible pérdida de la capa adiposa subcalcánea.
Síntomas y signos de la fascitis plantar
La fascitis plantar se caracteriza por un dolor en la base del talón al apoyar el pie, en particular al levantarse por la mañana; el dolor mejora dentro de los 5 a 10 min y reaparece hacia el final del día. Empeora al apoyar el talón (la fase propulsiva de la marcha) y luego de períodos de descanso. El dolor agudo intenso del talón, en especial con una ligera hinchazón local, puede indicar un desgarro fascial agudo. Algunos pacientes describen un dolor quemante o punzante a lo largo del borde medial de la planta del pie al caminar.
Diagnóstico de la fascitis plantar
Dolor reproducido por la presión del calcáneo durante la dorsiflexión
La fascitis plantar se confirma si al aplicar presión firme con el pulgar sobre el calcáneo con el pie en dorsiflexión se desencadena dolor. Puede haber también dolor fascial a lo largo del borde medial plantar de la fascia. Si los hallazgos son dudosos, la presencia de un espolón en el talón en radiografía puede ayudar al diagnóstico; sin embargo, su ausencia no descarta el diagnóstico, y es posible que los espolones visibles no sean la causa de los síntomas de la fascitis plantar. Rara vez, los espolones calcáneos no se ven claramente en la radiografía y se presentan como una neoformación ósea borrosa, que sugiere espondiloartropatía (p. ej., espondilitis anquilosante, artritis reactiva). Si se sospecha un desgarro agudo de la fascia, debe realizarse una RM.
Otras afecciones que causan dolor en el talón pueden simular una fascitis plantar:
El dolor pulsátil en el talón, en especial al quitarse los zapatos o con ligero calor e hinchazón, es más indicativo de bursitis del calcáneo.
El dolor retrocalcáneo agudo e intenso, con eritema y calor, puede indicar gota.
El dolor que se irradia desde la parte inferior de la espalda hacia el talón puede ser una radiculopatía en S1 debida a una hernia de disco en L5.
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Tratamiento de la fascitis plantar
Férula, estiramiento y almohadillas u ortesis
Para aliviar la presión y el dolor sobre la fascia, la persona debe caminar con pasos cortos y evitar caminar descalzo. Deben evitarse las actividades que implican un impacto en el pie, como la carrera. Los tratamientos más eficaces para la fascitis plantar incluyen el uso de amortiguación en el talón del calzado y soportes del arco con ejercicios de estiramiento del tendón de Aquiles y férulas nocturnas que estiran el tendón de Aquiles y la fascia plantar mientras el paciente duerme. Las ortesis de pie prefabricadas o adaptadas al paciente también pueden aliviar la tensión en la fascia y los síntomas mientras el paciente es ambulatorio.
Otros tratamientos incluyen modificación de las actividades, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, pérdida de peso en pacientes obesos, masajes con frío o calor y, en ocasiones, inyecciones de corticoides. Sin embargo, dado que las inyecciones de corticoides pueden predisponer a una ruptura de la fascia plantar, muchos médicos no las recomiendan (véase Consideraciones para el uso de corticoides inyectables).
En casos resistentes al tratamiento, debe iniciarse fisioterapia, e indicar inmovilización con escayola o yeso antes de considerar una intervención quirúrgica. En los casos de fascitis plantar que no responde al tratamiento se puede intentar la terapia extracorpórea de activación del pulso, en la que se administran ondas de pulso de baja frecuencia localmente utilizando un aplicador de mano. La onda de presión pulsada es una técnica segura y no invasiva que se cree que estimula el metabolismo y mejora la circulación sanguínea, lo que a su vez puede ayudar a regenerar el tejido dañado y acelerar la curación (1).
Referencia del tratamiento
1. Auersperg V, Trieb K: Extracorporeal shock wave therapy: an update. EFORT Open Rev. 5(10):584-592, 2020. doi: 10.1302/2058-5241.5.190067
Conceptos clave
La fascitis plantar incluye diversos síndromes que causan dolor en la fascia plantar.
Varios factores de estilo de vida y trastornos aumentan el riesgo al producir un acortamiento de los músculos de la pantorrilla y la fascia plantar.
El dolor en la base del talón empeora en la posición de pie, en especial al empujar el talón y a lo largo del día.
El diagnóstico se confirma mediante la reproducción de dolor con la presión ejercida con el pulgar sobre el calcáneo durante la dorsiflexión.
Tratar inicialmente con amortiguación en el talón del calzado, soportes para el arco, ejercicios de estiramiento del tendón de Aquiles y férulas que se usan por la noche.