Los tumores espinales pueden aparecer en el parénquima de la médula espinal, y destruir directamente el tejido, o por fuera del parénquima medular, lo que a menudo comprime la médula o las raíces nerviosas. Los síntomas pueden incluir en un dolor dorsal progresivo y en déficits neurológicos atribuibles a la médula espinal o las raíces nerviosas. El diagnóstico se realiza mediante RM. Su tratamiento puede incluir los corticosteroides, la resección quirúrgica y la radioterapia.
(Véase también Generalidades sobre los trastornos medulares).
Los tumores espinales pueden ser intramedulares (dentro del parénquima medular) o extramedulares (fuera del parénquima).
Los tumores espinales pueden ser
Primarios: se originan en la columna vertebral
Secundarios: se originan en otra parte del cuerpo
Tumores intramedulares
Los tumores intramedulares más frecuentes son los gliomas, en particular los ependimomas y los astrocitomas de bajo grado. Los tumores intramedulares infiltran el parénquima y expanden en lugar de desplazar la médula espinal. Los tumores intramedulares pueden extenderse sobre múltiples segmentos de la médula espinal y obstruir el flujo de líquido cefalorraquídeo dentro de la médula, lo que produce una cavidad (siringe) peritumoral.
Tumores extramedulares
Los tumores extramedulares pueden ser
Intradural: ubicado dentro de la duramadre pero fuera de la médula espinal, en lugar de dentro de su parénquima
Extradural: ubicado fuera de la duramadre
La mayoría de los tumores intradurales son benignos y suelen ser meningiomas, schwannomas, neurofibromas o ependimomas mixopapilares. Los ependimomas mixopapilares son más frecuentes en la auda equina (cola de caballo) (1).
La mayoría de los tumores extradurales son metastásicos. Por lo general, se originan como carcinomas de pulmón, mama, próstata, riñón o tiroides o son sarcomas o neoplasias hematológicas, como mieloma múltiple o linfoma.
Tanto los tumores intradurales como los extradurales ejercen sus efectos a través de la compresión de la médula espinal y sus raíces, en lugar de invadir el parénquima. La mayoría de los tumores extradurales invaden y destruyen el hueso antes de comprimir la médula espinal.
Referencia
1. Koeller KK, Shih RY: Intradural extramedullary spinal neoplasms: Radiologic-pathologic correlation. Radiographics 39 (2):468–490, 2019. doi: 10.1148/rg.2019180200
Síntomas y signos de los tumores espinales
Los tumores espinales se manifiestan con tres síndromes dolorosos definidos:
Biológicos (así llamados)
Mecánicos
Radiculopatía (radicular)
El dolor biológico es típicamente el síntoma más temprano en todos los tumores espinales. El dolor suele aparecer por la noche o temprano en la mañana y se resuelve con la actividad. Se cree que es causada por mediadores inflamatorios secretados por el tumor, que reciben influencias de la variación diurna de los niveles endógenos de corticosteroides secretados por las glándulas suprarrenales o de la administración de corticosteroides exógenos.
El dolor mecánico es causado por una fractura vertebral y empeora con el movimiento o la actividad.
La radiculopatía (dolor radicular) es el resultado de la compresión de la raíz nerviosa y sigue la distribución de una raíz nerviosa.
Los tumores extramedulares intradurales pueden ser dolorosos cuando comprimen las raíces nerviosas, pero pueden desarrollarse sin dolor si la médula espinal se comprime directamente sin afectar la raíz.
Pueden desarrollarse déficits neurológicos que se relacionan con el nivel afectado de la médula espinal. Entre los ejemplos más frecuentes están la debilidad espástica, la incontinencia y la disfunción de algunos o de todos los tractos sensitivos en un nivel particular de la médula espinal y por debajo. Los déficits suelen ser bilaterales.
Algunos pacientes con tumores intradurales consultan–con mayor frecuencia meningiomas y schwannomas–consultan con un déficit de la parte distal de los miembros inferiores o déficits neurológicos segmentarios, síntomas de compresión de la médula espinal o alguna combinación de ellos.
Los síntomas de compresión de la médula espinal puede empeorar rápidamente y provocar paraplejía y pérdida del control intestinal y vesical.
Los síntomas de compresión de las raíces nerviosas también son frecuentes e incluyen dolor y parestesias seguidos por pérdida sensitiva, debilidad muscular y, si la compresión es crónica, atrofia muscular, que se presenta a lo largo de la distribución de las raíces afectadas.
Diagnóstico de los tumores espinales
RM
Los pacientes que presentan déficits neurológicos segmentarios o en los que se sospecha una compresión de la médula espinal necesitan un diagnóstico y un tratamiento de urgencia.
Los siguientes signos y síntomas pueden sugerir tumores espinales:
Un dolor en la espalda o radicular progresivo, inexplicable o nocturno (es decir, de origen biológico)
Déficits neurológicos segmentarios
Déficits neurológicos no explicados atribuibles a la médula espinal o a las raíces nerviosas
Dolor de espalda de causa desconocida en pacientes con antecedentes de cáncer
El diagnóstico de los tumores espinales se realiza mediante una RM del área afectada de la médula espinal. La TC con mielografía es una alternativa; puede ayudar a localizar el tumor, pero proporciona menos información que la RM.
Otros tumores espinales (p. ej., abscesos, malformaciones arteriovenosas) y los tumores paravertebrales pueden manifestarse de manera similar a los tumores espinales, pero por lo general se pueden distinguir en las imágenes por resonancia magnética.
Las radiografías de la columna vertebral, tomadas por otras razones, pueden mostrar destrucción ósea, fracturas por compresión, destrucción de los pedículos vertebrales o distorsión de los tejidos paraespinales, sobre todo cuando el tumor es metastásico.
Se puede hacer una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento de los tumores espinales
Corticosteroides para prevenir la compresión de la médula espinal
Resección, radioterapia o ambas
Si los pacientes tienen déficits neurológicos debido a compresión de la médula espinal, se empieza de inmediato la administración de corticosteroides (p. ej., dexametasona 10 mg IV, luego 6 mg por vía oral 4 veces al día) para reducir el edema medular y preservar la función. Los tumores que comprimen la médula espinal se tratan como emergencias porque los déficits pueden tornarse irreversibles con rapidez.
Algunos tumores espinales primarios bien localizados pueden requerir resección quirúrgica. Los déficits resuelven más o menos en la mitad de estos pacientes. Cuando no sea posible esta alternativa, se recurre a la radioterapia, con descompresión quirúrgica o sin ella. También suele realizarse la resección quirúrgica de los tumores extradurales metastásicos compresivos accediendo desde el cuerpo vertebral y, a continuación, se administra radioterapia. Los tumores extradurales metastásicos no compresivos pueden tratarse con radioterapia aislada, pero a veces requieren su resección quirúrgica si este método resulta ineficaz. Para el cáncer de próstata metastásico en las vértebras, puede usarse quimioterapia antiandrogénica como complemento de la radioterapia focal.
Conceptos clave
Los tumores espinales pueden ser intramedulares (dentro del parénquima medular) o extramedulares (fuera del parénquima).
Los tumores extramedulares pueden ser intradurales o extradurales.
La mayoría de los tumores intradurales son meningiomas, schwannomas y neurofibromas benignos, que representan los tumores espinales primarios más frecuentes; la mayoría de los tumores extradurales son metastásicos.
Administrar corticosteroides a los pacientes con déficits neurológicos debido a compresión medular.
Extirpar quirúrgicamente los tumores espinales o utilizar la radioterapia.