Los objetivos de la prevención en las personas mayores dependen, por lo general, del estado de salud de la persona, de su capacidad funcional y de su perfil de riesgo, del modo siguiente:
Personas sanas, independientes y sin enfermedades graves: centrarse en evitar que se desarrollen enfermedades
Personas que tienen varios trastornos crónicos leves y que continúan siendo independientes: principalmente prevenir o retardar la disminución de la capacidad funcional y evitar el deterioro físico que puede hacerlos cada vez más dependientes de los demás.
Personas debilitadas con varias enfermedades crónicas avanzadas y con dependencia significativa de otras personas: centrarse en la prevención de accidentes y de complicaciones que puedan causar una mayor pérdida de independencia o la muerte
Estilo de vida
La práctica de ejercicio, incluyendo ejercicio aeróbico, sigue siendo importante. Los ejercicios con pesas ayudan a prevenir la debilidad muscular, la pérdida de tejido muscular por razón de la edad y la osteoporosis, mediante el fortalecimiento muscular y el aumento de la densidad ósea. El ejercicio aeróbico aumenta la resistencia y reduce en cierto grado el riesgo de algunos problemas cardíacos y vasculares. El aumento de la fuerza muscular y el entrenamiento aeróbico pueden ayudar a mejorar el funcionamiento y alargar la vida. Para las personas mayores, el baile y el tai chi, dos tipos de ejercicio que pueden resultar placenteros, pueden aportar beneficios adicionales, tales como la mejora del equilibrio y la consiguiente prevención de las caídas.
Dejar de fumar es ventajoso a cualquier edad. Puede
Ayudar a mejorar la resistencia
Disminuir la frecuencia y severidad de los síntomas de ciertos trastornos, como dolor de pecho (angina) y calambres o dolor en las piernas (claudicación)
Disminuir el riesgo de aparición de ciertos trastornos (tales como infartos de miocardio, enfermedad pulmonar y determinados cánceres)
El alcohol se metaboliza de modo distinto en las personas mayores. Los ancianos que beben alcohol deben tener en cuenta que más de una copa al día aumenta el riesgo de lesiones y de otros problemas de salud.
Medicamentos y vacunas
Comprender el efecto de los medicamentos es particularmente importante para los adultos mayores, ya que son más susceptibles a los efectos secundarios de los medicamentos. Los factores causantes de esta mayor propensión incluyen diferencias, en función de la edad, en el modo en que el cuerpo procesa (metaboliza) y utiliza muchos de los fármacos. Estas diferencias pueden conducir a interacciones farmacológicas o entre medicamentos y alimentos. Estas interacciones pueden no aparecer en personas más jóvenes.
El médico de atención primaria, el profesional de enfermería y el farmacéutico pueden proporcionar información sobre la medicación recetada y sobre los fármacos de venta sin receta. Puede resultar útil conocer la marca y el nombre genérico de todos los medicamentos que se tomen, la función de cada medicamento, el periodo de tiempo durante el que deben tomarse y las actividades, alimentos, bebidas y otros fármacos que deban evitarse durante el tratamiento. Cuando acuden a la consulta médica, las personas mayores deben llevar todos los medicamentos que toman, tanto los prescritos como los de venta sin receta, para revisar el tratamiento con su médico.
Los adultos mayores deben recibir las siguientes vacunas:
Vacuna antineumocócica (para la neumonía, 2 tipos de vacuna, véase Vacuna antineumocócica)
El tétanos, la difteria y la tosferina (vacuna combinada) una vez (si no han recibido previamente una vacuna contra la tosferina) y luego la vacuna contra el tétanos y la difteria cada 10 años
La vacuna contra la gripe una vez al año
Vacuna contra la culebrilla (herpes zóster) en 2 dosis administradas con una diferencia de 2 a 6 meses a los 50 años de edad
Estas vacunas son importantes porque los ancianos son más susceptibles a la neumonía, el tétanos y el herpes (culebrilla), y debido a que es más probable que la gripe conduzca a una neumonía y otros problemas graves en los adultos mayores.
Prevención de las lesiones
Las mismas medidas de seguridad sencillas y de sentido común para prevenir las lesiones en los adultos más jóvenes también son importantes para los adultos mayores (véase la barra lateral Seguridad 101). La prevención de caídas es especialmente importante.
Las caídas son la principal causa de graves problemas de salud en los adultos mayores. Lo siguiente puede ayudar a prevenir las caídas:
Limpiar las áreas desordenadas en el hogar
Retirar o fijar firmemente al suelo las alfombrillas, los bordes de alfombras y los cables eléctricos y de teléfono
Asegurarse de disponer de una iluminación adecuada
Añadir pasamanos, barras de apoyo y superficies de tracción o antideslizantes (como tiras o alfombrillas antideslizantes) a las escaleras y las bañeras según sea necesario
Instalar pasamanos cerca del inodoro y en la bañera y la ducha
Evitar el uso de aceites de baño resbaladizos
Hablar con el médico para retirar cualquier fármaco innecesario y asegurarse de que se está utilizando la dosis eficaz más baja de los medicamentos necesarios
Preservar o mejorar el equilibrio (por ejemplo, mediante la práctica de ejercicio, danza o tai chi)
Conducir
Las personas mayores cuya visión, reflejos o funcionamiento global sean deficientes deben evitar conducir. No deben conducir mientras estén tomando medicamentos u otras drogas que causan sedación, y tampoco deben conducir por la noche si su visión nocturna es deficiente.