La criptococosis es una infección causada por el hongo Cryptococcus neoformans o Cryptococcus gattii.
Las personas pueden no presentar síntomas o tener dolor de cabeza y confusión, tos y dolor torácico, o una erupción, dependiendo de la localización de la infección.
El diagnóstico se basa en el cultivo y el examen de las muestras de tejido y fluidos.
Los antifúngicos se administran por vía oral o, si la infección es grave, por vía intravenosa.
(Véase también Introducción a las infecciones fúngicas.)
Cryptococcus neoformans se encuentra principalmente en tierra contaminada con excrementos de aves, particularmente con los de paloma. Cryptococcus gattii por lo general está presente en ciertas especies de árboles. Estos hongos se encuentran en todo el mundo. A diferencia de Cryptococcus neoformans, Cryptococcus gattii no está relacionado con las aves.
Se han producido brotes de Cryptococcus gattii en la provincia canadiense de Columbia Británica, la zona del noroeste del Pacífico de Estados Unidos, Papúa Nueva Guinea, el norte de Australia y en la región mediterránea de Europa.
La infección por Cryptococcus fue relativamente rara hasta que empezó la epidemia del sida. La criptococosis es una infección oportunista característica de las personas con sida.
El hongo tiende a infectar a personas con un sistema inmunitario debilitado, como las siguientes:
Linfoma de Hodgkin u otro linfoma
El uso de medicamentos que deprimen el sistema inmunitario, tales como los que se emplean para prevenir el rechazo de un órgano trasplantado y los corticoesteroides (cuando se toman durante mucho tiempo)
Sin embargo, las personas con un sistema inmunitario sano también pueden desarrollar criptococosis, causada por Cryptococcus gattii. También es más probable que ocurra en aquellas personas que tienen otros trastornos pulmonares, 50 años de edad o más o bien fuman tabaco.
La infección suele producirse cuando se inhalan las esporas del hongo. Así pues, la criptococosis afecta por lo general a los pulmones. Lo más frecuente es que se extienda al cerebro y a los tejidos que recubren el encéfalo y la médula espinal (meninges), lo cual provoca meningitis.
La criptococosis también puede diseminarse a la piel y a otros tejidos, como los huesos, las articulaciones, el hígado, el bazo, los riñones y la próstata.
Síntomas de la criptococosis
La criptococosis suele provocar síntomas leves e imprecisos. Otros posibles síntomas dependen de la localización de la infección:
Infección pulmonar: algunas personas no presentan síntomas, otras sufren tos y dolor torácico, y si la infección es grave, dificultad respiratoria
Meningitis: cefalea, visión borrosa, depresión, agitación y confusión
Infección cutánea: erupción, que consiste en protuberancias (a veces llenas de pus) o úlceras abiertas
La infección pulmonar rara vez es peligrosa. La meningitis supone un riesgo de muerte.
Diagnóstico de la criptococosis
Cultivo y examen de una muestra de tejido o líquido corporal.
Para diagnosticar la criptococosis, el médico obtiene muestras de tejido y líquidos del organismo, como el líquido cefalorraquídeo, esputo, orina y sangre, para su examen y cultivo. Mediante la punción lumbar se obtiene una muestra de líquido cefalorraquídeo (el líquido que recubre el cerebro y la médula espinal).
Se examinan la sangre y el líquido cefalorraquídeo en busca de ciertas sustancias secretadas por Cryptococcus.
Tratamiento de la criptococosis
Medicamentos antifúngicos
Para el tratamiento de la criptococosis se utilizan habitualmente fármacos antifúngicos.
Personas con un sistema inmunitario sano
Si la infección afecta solo a una pequeña zona pulmonar y no producen síntomas, por lo general no se precisa tratamiento. Sin embargo, algunos médicos prefieren tratar siempre la criptococosis. Se administra fluconazol por vía oral para acortar la duración de la enfermedad y reducir el riesgo de propagación de la infección.
Si una infección pulmonar causa síntomas, el fluconazol se administra por vía oral durante de 6 a 12 meses.
Para la meningitis, el tratamiento consiste en anfotericina B por vía intravenosa, y a continuación fluconazol por vía oral durante muchos meses.
Para las personas sin meningitis, el tratamiento suele consistir en fluconazol durante 6 a 12 meses.
El tratamiento para las personas con una infección en la piel, los huesos u otros lugares, suele consistir en fluconazol por vía oral. Si la infección es grave, se administran anfotericina B por vía intravenosa, además de flucitosina y fluconazol, administrado por vía oral.
Personas con un sistema inmunitario debilitado
Las personas con un sistema inmunitario debilitado siempre necesitan tratamiento.
Una infección pulmonar entre leve y moderada se puede tratar con fluconazol administrado por vía oral durante 6 a 12 meses.
La infección pulmonar grave y la meningitis pueden tratarse con anfotericina B por vía intravenosa, conjuntamente con flucitosina, y a continuación fluconazol, ambos por vía oral.
Después del tratamiento de la criptococosis, las personas con sida suelen necesitar seguir tomando fármacos antimicóticos (como fluconazol) hasta que su recuento de CD4 (el número de un tipo de leucocitos que disminuye cuando el SIDA no está controlado) es superior a 150 células por microlitro de sangre.