La anemia aparece hasta en un tercio de las mujeres durante el tercer trimestre. Las causas más frecuentes de anemia son las siguientes
(Véase también Anemia.)
Si la mujer tiene anemia hereditaria (como la anemia drepanocítica, la enfermedad de la hemoglobina S-C, o algunas talasemias), el riesgo de problemas se incrementa durante el embarazo. Si la mujer presenta mayor riesgo de sufrir estos trastornos a causa de su ascendencia, origen étnico o antecedentes familiares, se le hacen de forma rutinaria análisis de sangre para detectar los trastornos antes del parto. Puede hacerse una biopsia de vellosidades coriónicas o bien una amniocentesis para detectar dichos trastornos en el feto.
Síntomas de la anemia durante el embarazo
Cuando aparece una anemia, la sangre no puede transportar tanto oxígeno como en condiciones normales. Al principio, la anemia no causa síntomas o solo síntomas vagos, como fatiga, debilidad y mareos. Las mujeres afectadas presentan palidez. Si la anemia es grave, el pulso puede ser rápido y débil, pueden sufrirse desmayos y la presión arterial puede ser baja.
Si la anemia persiste, las consecuencias pueden ser las siguientes:
El feto puede no recibir suficiente oxígeno, necesario para un crecimiento y desarrollo normal, especialmente del cerebro.
Las mujeres embarazadas pueden llegar a estar muy cansadas y tener dificultad para respirar.
El riesgo de trabajo de parto prematuro aumenta.
Después del parto, el riesgo de infección en la mujer aumenta.
El sangrado que normalmente acompaña al parto puede agravar de forma peligrosa la anemia en estas mujeres.
Diagnóstico de anemia durante el embarazo
Análisis de sangre
La anemia suele detectarse cuando los médicos realizan un hemograma completo de rutina en la primera exploración después de la confirmación del embarazo.
Tratamiento de la anemia durante el embarazo
Tratamiento de la anemia
Para los síntomas graves o ciertos problemas en el feto, transfusiones
Las medidas para corregir la anemia durante el embarazo dependen de la causa (véase más abajo).
La necesidad de las transfusiones de sangre depende de que ocurra lo siguiente:
Los síntomas, como aturdimiento, debilidad y fatiga, son graves.
La anemia afecta la respiración o la frecuencia cardíaca.
El patrón de frecuencia cardíaca del feto es anormal.
Anemia por Carencia de Hierro o de Acido Fólico
La carencia de hierro es la causa de la anemia durante el embarazo en aproximadamente el 95% de los casos. La anemia por carencia de hierro suele estar causada por
No consumir suficiente hierro en la dieta (sobre todo en las adolescentes)
Menstruación
Haber tenido un embarazo anterior
Las mujeres suelen perder hierro cada mes durante la menstruación. La cantidad de hierro que se pierde durante la menstruación es aproximadamente la misma que la cantidad consumida por las mujeres cada mes. Por lo tanto, las mujeres no pueden almacenar mucho hierro.
Para la fabricación de glóbulos rojos del feto, las mujeres embarazadas necesitan el doble de hierro de lo habitual. Como resultado, suele aparecer una carencia de hierro y la consiguiente anemia.
La carencia de folato (ácido fólico) también puede provocar anemia durante el embarazo. Si el nivel de ácido fólico es insuficiente, aumenta el riesgo de tener un bebé con un defecto congénito del cerebro o de la médula espinal (malformación del tubo neural), como la espina bífida.
Los análisis de sangre pueden confirmar el diagnóstico de anemia por carencia de hierro o anemia por carencia de folato.
Por lo general la anemia puede prevenirse o tratarse tomando suplementos de hierro y ácido fólico durante el embarazo. Si una mujer embarazada presenta una carencia de hierro, se suele dar al recién nacido una aporte complementario de hierro. Tomar complementos de ácido fólico antes de quedarse embarazada o durante el embarazo reduce el riesgo de que el bebé tenga un defecto del tubo neural.
Anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis)
Además de producir síntomas de anemia, la anemia drepanocítica (anemia de células falciformes) aumenta el riesgo de lo siguiente durante el embarazo:
Infecciones: las más frecuentes son neumonía, infecciones del sistema urinario e infecciones del útero.
Hipertensión: alrededor de un tercio de las mujeres embarazadas que tienen anemia drepanocítica desarrollan presión arterial alta durante el embarazo.
Obstrucción de las arterias en los pulmones por coágulos de sangre (embolia pulmonar): este problema puede ser potencialmente mortal.
Problemas en el feto: el feto puede crecer despacio o no crecer lo esperado (pequeño para su edad gestacional). Corre el riesgo de nacer prematuramente.
Durante el embarazo o en cualquier otro momento puede sobrevenir un ataque repentino de dolor, llamado crisis drepanocítica. Cuanto más grave sea la anemia drepanocítica antes del embarazo, mayor es el riesgo de alteraciones en la salud de la mujer embarazada y en el feto, y mayor riesgo de muerte para el feto durante el embarazo. La anemia drepanocítica casi siempre empeora a medida que progresa el embarazo.
Si reciben transfusiones sanguíneas periódicas, las mujeres con anemia drepanocítica tienen menor probabilidad de sufrir crisis drepanocítica, pero se vuelven más propensas a rechazar la sangre transfundida. Este proceso, llamado aloinmunización, puede ser potencialmente mortal. Además, las transfusiones a las mujeres embarazadas no reducen los riesgos para el feto. Por lo tanto, las transfusiones se usan solo si ocurre uno de los casos siguientes:
La anemia causa síntomas, insuficiencia cardíaca o una infección bacteriana grave.
Problemas graves, como sangrado o infección de la sangre (sepsis) que aparecen durante el parto.
Si se produce una crisis drepanocítica, las mujeres son tratadas como si no estuvieran embarazadas ingresan en el hospital y se les suministran líquidos por vía intravenosa, oxígeno y fármacos para aliviar el dolor. Si la anemia es grave, se les hace una transfusión de sangre.