Un recién nacido prematuro es un bebé que nace antes de las 37 semanas de gestación. Según cuándo nacen, los recién nacidos prematuros pueden tener órganos infradesarrollados que no están preparados aún para funcionar fuera del útero.
Un parto prematuro previo, la gestación múltiple (como gemelos), la mala nutrición durante el embarazo, la falta de atención prenatal regular, las infecciones, el uso de tecnologías de reproducción asistida (como la fecundación in vitro) y la hipertensión arterial pueden aumentar el riesgo de un parto prematuro.
Si los órganos están subdesarrollados, los recién nacidos prematuros pueden tener dificultad para respirar y alimentarse, y tienen propensión a sufrir hemorragias cerebrales, infecciones y otros problemas.
Los nacimientos prematuros a veces se retrasan un poco administrando a la madre fármacos que desaceleran o detienen las contracciones.
Cuando se sospecha que un bebé nacerá demasiado pronto, los médicos administran a la madre inyecciones de un corticoesteroide para acelerar el desarrollo de los pulmones del feto y ayudar a evitar la hemorragia intraventricular.
En los recién nacidos más prematuros y más pequeños el riesgo de padecer algún problema es mucho mayor, incluyendo problemas de desarrollo.
Aunque algunos recién nacidos prematuros crecen con problemas permanentes, la mayoría presentan problemas leves o ningún problema a largo plazo.
(Véase también Introducción a los problemas generales de los recién nacidos.)
La edad gestacional hace referencia al número de semanas de embarazo. La edad gestacional se determina mediante el recuento del número de semanas que han transcurrido entre el primer día del último período menstrual de la madre y el día del parto. Este marco temporal se ajusta a menudo de acuerdo con otra información que los médicos reciban, como los resultados de las primeras ecografías, que brindan información adicional con respecto a la edad gestacional. Se estima que el bebé está preparado para nacer (fecha probable del parto) a las 40 semanas de gestación.
Los recién nacidos se clasifican según su edad gestacional como prematuros si nacen antes de las 37 semanas de gestación. Los lactantes prematuros se clasifican además como
Extremadamente pretérmino: el parto se produce antes de las 28 semanas de gestación
Muy pretérmino: el parto se produce entre las semanas 28 y 32 (no incluida) de gestación
Moderadamente pretérmino: el parto se produce entre las semanas 32 y 34 (no incluida) de gestación
Pretérmino tardío: el parto se produce entre las semanas 34 y 37 (no incluida) de gestación
Aproximadamente 1 de cada 10 bebés nacidos en Estados Unidos lo hace antes de término. Los grados elevados de prematuridad están asociados a riesgos mayores de complicaciones graves e incluso potencialmente mortales.
La prematuridad extrema es la causa de muerte aislada más frecuente en los recién nacidos. Los muy prematuros presentan también un riesgo elevado de sufrir problemas a largo plazo, especialmente retraso en el desarrollo, parálisis cerebral y trastornos del aprendizaje. No obstante, la mayoría de los niños que nacen prematuramente crecen sin dificultades a largo plazo.
Factores de riesgo del parto prematuro
Las causas de un parto prematuro suelen ser desconocidas. Aunque existen muchos factores de riesgo conocidos para el parto prematuro, en la mayoría de los partos prematuros no hay una causa identificable.
Factores de riesgo de un embarazo anterior:
Parto prematuro previo (riesgo más elevado)
Procedimiento de dilatación previa y legrado (D y L) para el aborto espontáneo o el aborto inducido
Factores de riesgo relacionados con el embarazo actual:
Menos de 6 meses entre el embarazo actual y el anterior
Falta de atención prenatal
Técnicas de reproducción asistida (como la fecundación in vitro)
Múltiples fetos (como gemelos, trillizos)
Tener un peso antes del embarazo bajo o alto (bajo peso u obesidad, respectivamente) o ganar más o menos peso de lo recomendado durante el embarazo
Desnutrición
Sangrado vaginal al inicio del embarazo
La placenta previa (la inserción [implantación] de la placenta sobre la abertura del cuello uterino)
Desprendimiento placentario (separación temprana de la placenta)
Infecciones durante el embarazo, como infecciones de las vías urinarias, infecciones de transmisión sexual o infección del útero (infección intraamniótica)
Trabajo de parto prematuro
Ciertos defectos congénitos (la probabilidad de parto prematuro de los fetos con defectos congénitos del corazón es casi el doble de la de los fetos sin defectos congénitos del corazón)
Factores de riesgo relacionados con la salud materna o los antecedentes personales:
Edad materna muy joven o muy mayor (por ejemplo, la madre es menor de 16 años o tiene más de 35 años)
Mujeres de origen afroamericano no hispanas o mujeres indias americanas/nativas de Alaska (en Estados Unidos)
Cirugía previa relacionada con el cuello uterino o antecedentes de pérdida de un embarazo debido a un cuello uterino débil (insuficiencia cervical)
Los miomas uterinos u otras anomalías del útero, como un útero que tiene dos partes (útero bicorne)
Ciertos medicamentos (como los betabloqueantes)
Consumo de alcohol o de drogas o sustancias ilícitas
Exposición a ciertos contaminantes ambientales
Largas horas de trabajo con largos periodos permaneciendo de pie
Estrés o falta de apoyo social
Síntomas del recién nacido prematuro
Los prematuros, por lo general, pesan menos de 2,5 kg e incluso, en algún caso, llegan a pesar únicamente 0,5 kg. Los síntomas suelen depender de la inmadurez de los diversos órganos.
Los recién nacidos extremadamente prematuros tienden a requerir una estancia más prolongada en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) del hospital hasta que sus órganos puedan funcionar bien por sí solos.
Los recién nacidos pretérmino tardíos pueden tener solo unos pocos sistemas de órganos, si es que tienen alguno, que necesitan tiempo para madurar. Los recién nacidos pretérmino tardíos pueden permanecer ingresados en el hospital hasta que puedan regular su temperatura corporal y su nivel de azúcar en sangre, alimentarse bien y ganar peso.
El sistema inmunitario de cualquier recién nacido prematuro también está subdesarrollado y, por lo tanto, los recién nacidos prematuros son propensos a las infecciones.
Complicaciones del parto prematuro
La mayoría de las complicaciones de la prematuridad están causadas por órganos y sistemas de órganos subdesarrollados e inmaduros. El riesgo de complicaciones aumenta con el grado de prematuridad. El riesgo de complicaciones también depende en parte de la presencia en la madre de ciertos factores de riesgo de prematuridad, como infección, diabetes, hipertensión arterial o preeclampsia.
Falta de desarrollo del cerebro
Cuando el bebé nace antes de que su cerebro esté completamente desarrollado, se presentan algunos problemas entre los que cabe destacar los siguientes
Respiración inconstante: la zona del encéfalo que controla la respiración presenta tal inmadurez que provoca que el recién nacido respire de forma inconstante, con pausas respiratorias cortas o periodos en los que deja de respirar completamente durante 20 segundos o más (apnea del prematuro).
Dificultad para coordinar la alimentación y la respiración: las zonas del encéfalo que coordinan los reflejos de la boca y la garganta están inmaduras, y por tanto los recién nacidos prematuros pueden no ser capaces de succionar y tragar de forma normal, lo que dificulta la coordinación de la alimentación con la respiración.
Hemorragia cerebral: los recién nacidos muy prematuros sufren un alto riesgo de hemorragia cerebral.
Retrasos en el desarrollo de habilidades motoras, intelectuales, sociales y emocionales
Falta de desarrollo del tubo digestivo e hígado
El desarrollo insuficiente del aparato digestivo y del hígado ocasiona problemas como los siguientes:
Episodios frecuentes de reflujo: inicialmente, los recién nacidos prematuros tienen problemas con la alimentación. No solo son inmaduros sus reflejos de succión y deglución, sino que su pequeño estómago se vacía lentamente, lo que puede conducir a episodios frecuentes de (reflujo).
Episodios frecuentes de intolerancia a la alimentación: los intestinos de los recién nacidos prematuros se mueven muy lentamente y estos bebés con frecuencia tienen dificultad para defecar. Debido al lento movimiento del tubo intestinal, los bebés prematuros no pueden digerir fácilmente la leche materna o la fórmula que se les da.
Lesión intestinal: los bebés muy prematuros pueden desarrollar una enfermedad grave en la que parte del intestino se daña seriamente y puede ocasionar una infección (denominada enterocolitis necrosante).
Hiperbilirrubinemia: los recién nacidos prematuros son propensos a desarrollar hiperbilirrubinemia. En la hiperbilirrubinemia, el hígado del recién nacido es más lento de lo habitual en la eliminación de la bilirrubina (el pigmento amarillo que resulta de la descomposición normal de los eritrocitos) presente en la sangre. Por esta razón, el pigmento amarillo se acumula, dando a la piel y al blanco de los ojos un color amarillo (ictericia). Los recién nacidos prematuros tienden a tener ictericia los primeros días después del nacimiento. Normalmente, la ictericia es leve y se resuelve aumentando la cantidad ingerida en cada toma y con evacuaciones más frecuentes (la bilirrubina se elimina con las heces, proporcionándoles su color amarillo brillante inicial). En raras ocasiones, se acumulan niveles muy elevados de bilirrubina, lo que pone al recién nacido en riesgo de desarrollar kernícterus (encefalopatía bilirrubínica, ictericia nuclear). El kernícterus es una lesión cerebral causada por la presencia de depósitos de bilirrubina en el cerebro.
Falta de desarrollo del sistema inmunitario
Los bebés muy prematuros tienen un bajo nivel de anticuerpos, las proteínas del torrente sanguíneo que ayudan a proteger contra las infecciones. Los anticuerpos de la madre cruzan la placenta al final del embarazo y ayudan a proteger al recién nacido de la infección al nacer.
Los recién nacidos prematuros tienen menos anticuerpos protectores procedentes de su madre y, por lo tanto, presentan un riesgo mayor de desarrollar infecciones, especialmente infecciones de la sangre (sepsis del recién nacido) o de los tejidos que rodean el cerebro (meningitis). El uso de mecanismos invasivos para tratamientos después del nacimiento, como catéteres intravenosos y tubos para respirar (tubos endotraqueales), aumenta aún más el riesgo de contraer infecciones bacterianas graves.
Falta de desarrollo de los riñones
Antes del nacimiento, los productos de desecho del feto son eliminados por la placenta y excretados a través de los riñones de la madre. Después del parto, los riñones del recién nacido deben hacerse cargo de estas funciones. En los recién nacidos muy prematuros la función renal es pobre, pero mejora a medida que los riñones maduran. Los recién nacidos con riñones poco desarrollados pueden presentar dificultades para regular las concentraciones de sal y de otros electrólitos y la cantidad de agua en el organismo.
Los problemas renales pueden provocar una insuficiencia del crecimiento y una acumulación de ácido en la sangre (llamada acidosis metabólica).
Falta de desarrollo de los pulmones
Los pulmones de los recién nacidos prematuros pueden no haber tenido el tiempo suficiente para desarrollarse completamente antes del nacimiento. Los pequeños sacos de aire llamados alvéolos, que absorben oxígeno del aire y eliminan el dióxido de carbono de la sangre, no se forman hasta aproximadamente el comienzo del último tercio del embarazo (tercer trimestre). Además de este desarrollo estructural, los tejidos de los pulmones deben formar un material graso llamado surfactante. El surfactante recubre el interior de los sacos de aire y les permite permanecer abiertos durante todo el ciclo respiratorio, lo que facilita la respiración. Sin surfactante, los alvéolos tienden a colapsarse al final de cada respiración, dificultándola. Por lo general, los pulmones no producen surfactante hasta aproximadamente las 32 semanas de embarazo, y la producción no suele ser adecuada hasta las 34 a 36 semanas más o menos.
Estos factores significan que los bebés que nacen prematuramente corren riesgo de sufrir problemas respiratorios, como el síndrome de dificultad respiratoria (SDR). Los recién nacidos con problemas respiratorios pueden necesitar apoyo respiratorio con un ventilador mecánico (una máquina que ayuda a introducir y extraer el aire de los pulmones). Cuanto más prematuro sea el recién nacido, menor es la cantidad de surfactante disponible y mayor la probabilidad de desarrollar el síndrome de dificultad respiratoria (síndrome de distrés respiratorio) después del parto.
No existe un tratamiento para hacer que la estructura pulmonar madure más rápidamente, pero, con una nutrición adecuada, los pulmones continúan madurando con el tiempo.
Existen dos enfoques para aumentar la cantidad de surfactante y reducir la probabilidad y la gravedad de la dificultad respiratoria:
Antes del nacimiento: los corticoesteroides, como la betametasona, aumentan la producción de surfactante en el feto y se administran a la madre mediante inyección cuando se prevé un parto prematuro, por lo general entre 24 y 48 horas antes del parto.
Después del nacimiento: los médicos pueden administrar surfactante directamente en la tráquea del recién nacido.
La displasia broncopulmonar es un trastorno pulmonar crónico que puede presentarse en recién nacidos prematuros, sobre todo en los lactantes menos maduros. La mayoría de los bebés con displasia broncopulmonar han tenido síndrome de dificultad respiratoria y han necesitado tratamiento con un respirador mecánico. En la displasia broncopulmonar, los pulmones desarrollan tejido cicatricial y el bebé necesita ayuda continua para respirar, a veces con un respirador artificial. En la mayoría de los casos, el lactante se recupera muy lentamente de la enfermedad.
Los bebés que nacen prematuramente corren un mayor riesgo de enfermar de forma grave si están infectados por el virus respiratorio sincitial (VRS). Para prevenir el VRS, a algunos bebés se les administra un medicamento llamado nirsevimab o, si nirsevimab no está disponible, un medicamento llamado palivizumab. Además, las embarazadas que se espera que den a luz durante la temporada del VRS pueden recibir una vacuna contra el VRS más adelante en el tercer trimestre. La administración de esta vacuna durante el embarazo ayuda a proteger al recién nacido del VRS durante unos 6 meses después del nacimiento porque los anticuerpos protectores se transfieren de la madre al feto a través de la placenta (véase también Prevención del VRS).
Ojos infradesarrollados
La retina es el tejido sensible a la luz ubicado en la parte posterior del ojo. La retina se nutre mediante los vasos sanguíneos situados en su superficie. Los vasos sanguíneos crecen desde el centro de la retina hasta los bordes durante el transcurso del embarazo y no terminan de crecer hasta cerca del término.
En los bebés prematuros, particularmente en los bebés menos maduros, los vasos sanguíneos pueden dejar de crecer y/o crecer anormalmente. Muchos bebés prematuros necesitan oxígeno adicional y esto último también puede favorecer el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos de la retina. Los vasos anormales pueden sangrar o causar cicatrices que pueden tirar de la retina. Este trastorno se denomina retinopatía de la prematuridad y tiene lugar después del nacimiento. En los casos más graves, la retina se desprende de la parte posterior del ojo y se produce ceguera.
Los bebés prematuros, en particular los nacidos antes de las 31 semanas de edad gestacional, se acostumbran a someter periódicamente a exámenes oculares para que los médicos puedan descartar un desarrollo anormal de los vasos sanguíneos. Si existe un riesgo elevado de desprendimiento de retina, los médicos pueden usar tratamientos con láser o administrar un medicamento llamado bevacizumab.
Los recién nacidos prematuros también corren un riesgo mayor de desarrollar otros problemas oculares, como miopía, desalineación de los ojos (estrabismo) o ambos.
Dificultad para regular las concentraciones de azúcar, minerales y hormonas en sangre
Dado que los recién nacidos prematuros tienen dificultad para alimentarse y para mantener niveles normales de azúcar (glucosa) en sangre, a menudo se tratan con soluciones intravenosas de glucosa o alimentándolos frecuentemente y en pequeñas cantidades. Sin tomas regulares, los recién nacidos prematuros pueden desarrollar concentraciones bajas de azúcar en sangre (hipoglucemia). La mayoría de los recién nacidos con hipoglucemia no presentan síntomas. Otros recién nacidos se vuelven apáticos, con un tono muscular bajo, se alimentan mal o presentan temblores; en casos poco frecuentes, sufren convulsiones.
Los recién nacidos prematuros también son propensos a desarrollar concentraciones elevadas de azúcar en sangre (hiperglucemia) si sufren una infección o una hemorragia cerebral o reciben demasiada glucosa por vía intravenosa. Sin embargo, la hiperglucemia rara vez causa síntomas y se puede controlar al limitar la cantidad de glucosa administrada al recién nacido o al usar insulina durante un breve período de tiempo.
Los recién nacidos prematuros, especialmente los recién nacidos extremadamente prematuros, pueden desarrollar enfermedad ósea metabólica. La enfermedad metabólica ósea es una reducción de los minerales del hueso. Un recién nacido prematuro puede tener reservas minerales insuficientes porque la mayoría de las reservas de calcio y fósforo se adquieren entre las semanas 25 y 40 de gestación.
Algunos recién nacidos prematuros no producen suficiente hormona tiroidea (tienen hipotiroidismo) debido a su prematuridad. A veces, es difícil diferenciar el hipotiroidismo temporal en un recién nacido prematuro del hipotiroidismo congénito permanente, que suele ser el resultado de un defecto en el desarrollo de la glándula tiroidea. Los recién nacidos prematuros a veces necesitan recibir un tratamiento con hormona tiroidea durante algún tiempo. Al principio, los recién nacidos pueden no presentar síntomas. Más tarde, si el hipotiroidismo permanece sin diagnosticar o sin tratamiento, aparecen varios síntomas. El recién nacido puede volverse apático (letárgico) y tener poco apetito, coloración amarillenta de la piel (ictericia), bajo tono muscular, estreñimiento y una frecuencia cardíaca baja. Finalmente, si todavía no se trata, el bebé puede desarrollar piel seca, fría y moteada, rasgos faciales ásperos (como un puente nasal ancho y plano y una cara hinchada), pelo áspero, hinchazón abdominal, presión arterial baja, un número bajo de glóbulos rojos sanguíneos (anemia) y agrandamiento de la lengua.
Problemas cardíacos
El conducto arterioso persistente (PDA, por sus siglas en inglés) es un problema común entre los bebés prematuros. El conducto arterial es un vaso sanguíneo que conecta las dos arterias de gran calibre que emergen del corazón, la arteria pulmonar y la arteria aorta (véase Circulación fetal normal). En un bebé a término, la pared muscular del conducto arterial cierra el vaso sanguíneo en las primeras horas o días de vida. Sin embargo, en los bebés prematuros, el vaso sanguíneo puede permanecer abierto, lo que provoca un flujo sanguíneo excesivo a través de los pulmones y requiere más trabajo por parte del corazón.
En la mayoría de los bebés prematuros, el conducto arterial persistente se acaba cerrando por sí solo, pero, a veces, se administran medicamentos para ayudar a que se cierre más rápidamente. En algunos casos, se realiza un procedimiento quirúrgico para cerrar el conducto arterial persistente.
Dificultad en la regulación de la temperatura corporal
El encéfalo mantiene la temperatura corporal. Los recién nacidos prematuros no poseen un cerebro maduro, por lo que presentan problemas para regular la temperatura corporal.
En comparación con los nacidos a término, los recién nacidos prematuros tienen una gran superficie cutánea en relación a su peso, pierden calor rápidamente y les resulta difícil mantener la temperatura corporal normal, sobre todo si el ambiente es fresco, hay corriente de aire o se encuentran cerca de una ventana cuando en el exterior hace frío. Si el bebé no se mantiene caliente, la temperatura corporal baja (se llama hipotermia). Los recién nacidos que tienen hipotermia aumentan poco de peso y pueden tener otras complicaciones. Para evitar la hipotermia, los bebés prematuros se mantienen calientes en una incubadora o con un calentador radiante suspendido (véase Unidades de cuidados intensivos neonatales [UCIN]).
Diagnóstico de recién nacidos prematuros
Edad gestacional y aspecto del recién nacido
Pruebas de cribado
Los médicos basan el diagnóstico de prematuridad en la estimación óptima de la edad gestacional del recién nacido. La edad gestacional se calcula contando el número de semanas transcurridas entre el primer día del último período menstrual normal de la madre y la fecha del parto. A veces la edad gestacional se calcula mediante la revisión de la primera ecografía del feto que se tomó al principio del embarazo. La apariencia del recién nacido después del nacimiento también puede ayudar a los médicos a estimar la edad gestacional.
Examinan al recién nacido y realizan las pruebas necesarias de sangre, laboratorio, audición, vista e imágenes diagnósticas como parte de la valoración y el cribado sistemáticos del recién nacido. Es posible que sea necesario repetir estas evaluaciones con frecuencia a medida que el recién nacido crece y antes de ser dado de alta del hospital.
Tratamiento del recién nacido prematuro
Tratamiento de las complicaciones
El tratamiento de la prematurez implica el control de las complicaciones que resultan de los órganos subdesarrollados. Todos los trastornos específicos se tratan según sea necesario. Por ejemplo, los recién nacidos prematuros pueden recibir tratamientos eficaces para los problemas respiratorios (como ventilación mecánica para enfermedades pulmonares y tratamiento con surfactante), antibióticos para las infecciones, transfusiones de sangre para la anemia y cirugía láser para enfermedades oculares, o pueden necesitar estudios de imágenes especiales como la ecocardiografía para problemas de corazón
Se alienta a los progenitores a visitar a su bebé e interactuar con él tan a menudo como sea posible. El contacto piel con piel (también llamado método de la madre canguro, véase Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales [UCIN]), siempre que sea posible, entre el recién nacido y los progenitores es beneficioso para el recién nacido y facilita el vínculo afectivo.
En casa, los progenitores de todos los bebés deben retirar los materiales blandos (como mantas, edredones, almohadas y juguetes de peluche) de la cuna del bebé, ya que estos elementos pueden aumentar el riesgo del síndrome de muerte súbita inesperada del lactante. En casa, los bebés deben colocarse boca arriba y no boca abajo para cada siesta porque dormir boca abajo también aumenta el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) (véase también Prevención del SMSL y la campaña Safe to Sleep [Seguridad para dormir]).
Recién nacidos muy prematuros
Los recién nacidos muy prematuros pueden requerir hospitalización en una unidad de cuidados intensivos neonatales durante días, semanas o meses. Pueden necesitar un tubo de respiración y una máquina que ayuda al aire a entrar y salir de los pulmones (ventilador mecánico) hasta que sus pulmones puedan respirar aire por sí solos.
Reciben alimentación por vía intravenosa hasta que toleran la alimentación en el estómago por medio de una sonda de alimentación y, finalmente, por vía oral. La leche materna es el mejor alimento para los bebés prematuros. El uso de leche materna disminuye el riesgo de desarrollar un problema intestinal denominado enterocolitis necrotizante e infecciones. La leche materna tiene un contenido bajo en algunos nutrientes, como el calcio, por tanto, para los recién nacidos que tienen un peso muy bajo al nacer, puede ser necesario mezclarla con una solución fortificante. También se pueden usar en caso necesario fórmulas infantiles con alto contenido calórico elaboradas específicamente para bebés prematuros.
Los recién nacidos muy prematuros pueden necesitar un medicamento que les impulse a respirar, como la cafeína, hasta que la parte del cerebro que controla la respiración regular haya madurado.
Estos recién nacidos deben permanecer en una incubadora para mantenerse calientes hasta que puedan mantener una temperatura corporal normal.
Recién nacidos extremadamente prematuros
Los recién nacidos extremadamente prematuros requieren los mismos cuidados que los recién nacidos muy prematuros. Al igual que los recién nacidos muy prematuros, estos recién nacidos no pueden ser dados de alta del hospital hasta que puedan respirar por sí mismos, alimentarse por vía oral, mantener una temperatura corporal normal y aumentar de peso.
Alta hospitalaria
Los bebés prematuros acostumbran a permanecer hospitalizados hasta que sus problemas médicos están bajo control satisfactorio y:
Tomar una cantidad adecuada de leche materna, de fórmula o de ambas sin ayuda especial
Ganan peso de forma constante
Son capaces de mantener una temperatura corporal normal en una cuna
Ya no presentan pausas en la respiración (apnea del prematuro) o una frecuencia cardíaca lenta que requiere tratamiento
La mayoría de los bebés prematuros están listos para ir a casa cuando tienen entre 35 y 37 semanas de edad gestacional y pesan de 2 a 2,5 kilogramos. Sin embargo, existe una amplia variabilidad. El tiempo que el bebé permanece en el hospital no afecta el pronóstico a largo plazo.
Los recién nacidos prematuros corren el riesgo de interrupción de la respiración (apnea), tener concentraciones bajas de oxígeno en la sangre y tener un ritmo cardíaco lento mientras están sentados en el asiento infantil del automóvil, por tanto, en Estados Unidos, muchos hospitales realizan una "prueba del asiento infantil del automóvil" para bebés prematuros antes de ser dados de alta. La prueba se realiza para determinar si los bebés están estables en la posición semi-reclinada de un asiento infantil para el automóvil. Esta prueba se suele realizar empleando el asiento infantil proporcionado por los progenitores. Los bebés prematuros, incluso los que pasan la prueba, deben ser observados por un adulto que no conduce durante todo el viaje en el asiento del automóvil hasta que cumplen la edad correspondiente a la fecha probable del parto y han sido capaces de tolerar la permanencia en el asiento del automóvil. Dado que se debe observar el color del bebé, el viaje debe limitarse a las horas del día. Los viajes largos se deben dividir en periodos de 45 a 60 minutos para poder sacar al bebé del asiento del automóvil y reposicionarlo.
Las encuestas indican que la mayoría de los asientos de automóvil no están instalados de manera óptima, por lo que se recomienda su revisión por parte de un inspector certificado. Los lugares de inspección en Estados Unidos se pueden encontrar a través de National Highway Traffic Safety Administration (Administración nacional para la seguridad del tráfico en las carreteras). Algunos hospitales ofrecen un servicio de inspección. El asesoramiento sobre la instalación del asiento para el automóvil solo debe ser impartido por un experto certificado en este tema.
La Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics) recomienda que los asientos del automóvil se usen únicamente para el transporte de vehículos y no como un asiento para bebés o una cama en el hogar. Muchos médicos también recomiendan que los progenitores no coloquen a los bebés prematuros en columpios o en asientos hinchables durante los primeros meses en el hogar.
Después del alta, los bebés prematuros son supervisados cuidadosamente para detectar problemas de desarrollo y reciben terapia física, ocupacional, del habla y del lenguaje según sea necesario.
Pronóstico del recién nacido prematuro
La supervivencia y el pronóstico global de los recién nacidos prematuros ha mejorado de manera espectacular, pero problemas como el retraso en el desarrollo, la parálisis cerebral, las discapacidades visuales y auditivas, el trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH) y los trastornos del aprendizaje siguen siendo más frecuentes entre los bebés prematuros que entre los bebés a término. Los factores más importantes para determinar el pronóstico son
Peso al nacer
Grado de prematuridad
Si la madre recibió corticoesteroides durante las 24 a 48 horas previas a un parto prematuro
Complicaciones que surgen después del nacimiento
El sexo del bebé también afecta la probabilidad de un buen pronóstico: las niñas tienen un mejor pronóstico que los niños con el mismo grado de prematuridad.
La supervivencia es muy poco frecuente si los bebés nacen con menos de 23 semanas de gestación. Los bebés nacidos entre las semanas 23 y 24 pueden sobrevivir, pero la mayoría presenta algunos problemas neurológicos. La mayoría de los bebés nacidos después de las 27 semanas de gestación sobreviven sin problemas neurológicos.
Prevención del parto prematuro
Los mejores métodos para reducir el riesgo de prematuridad son una atención prenatal convencional combinada con la identificación y el tratamiento de cualquier factor de riesgo o de complicaciones del embarazo, además del hecho de no fumar o consumir alcohol o drogas ilícitas. Sin embargo, muchas de las condiciones que aumentan el riesgo de prematuridad no pueden evitarse. En todos los casos, las mujeres embarazadas que piensan que pueden estar en trabajo de parto prematuro o que han sufrido una rotura de las membranas deben contactar con su obstetra inmediatamente para organizar una evaluación y un tratamiento apropiados.