Lactancia

PorDeborah M. Consolini, MD, Thomas Jefferson University Hospital
Revisado/Modificado sept 2023 | Modificado oct 2023
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La leche materna es el alimento ideal para los recién nacidos y lactantes. Aunque los bebés pueden ser alimentados con leche materna o con fórmula, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) recomiendan la lactancia materna exclusiva si es posible durante unos 6 meses, con la introducción de alimentos sólidos a partir de entonces. Otras organizaciones sugieren que los progenitores introduzcan los alimentos sólidos entre los 4 y los 6 meses de edad mientras continúa la lactancia materna. Los signos de que un bebé está listo para los alimentos sólidos son un buen control de la cabeza y el cuello, la capacidad de sentarse en posición vertical cuando está apoyado, interés en la comida, abrir la boca cuando se le ofrece comida con una cuchara y tragar alimentos en lugar de expulsarlos. La mayoría de los bebés comienzan a mostrar estos signos a los 6 meses de edad. No se recomienda la introducción de alimentos sólidos antes de los 4 meses de edad. Se recomienda la introducción de alimentos que contengan cacahuetes y huevos antes de los 12 meses de edad, ya que hay pruebas de que esta introducción puede prevenir el desarrollo de alergia a estos alimentos.

Una vez el niño alcanza el año de edad, la lactancia materna puede continuar, dependiendo de las preferencias de la madre. Sin embargo, después de cumplir el primer año de edad, la lactancia materna debe complementar una dieta con alimentos sólidos y otros líquidos.

A veces la lactancia materna no es posible (por ejemplo, si la madre está tomando determinados medicamentos mientras amamanta), y muchos bebés saludables han sido criados con alimentación de fórmula.

(Véase también Introducción a la alimentación de recién nacidos y lactantes y Introducción al puerperio [período posparto].)

Beneficios de la lactancia materna

La lactancia materna es buena para la madre y para el bebé. Leche materna

La primera leche que produce la madre es un líquido amarillo claro llamado calostro. El calostro es especialmente rico en calorías, proteínas, glóbulos blancos y anticuerpos.

La leche materna producida después del calostro ayuda mantener el pH correcto de las deposiciones y el equilibrio adecuado en las bacterias intestinales del bebé, con lo que le protege de la diarrea bacteriana. Dadas las cualidades protectoras de la leche materna, los bebés amamantados suelen padecer menos enfermedades infecciosas que los alimentados con leche de fórmula. La lactancia materna también parece proteger frente al desarrollo de determinados problemas crónicos, como alergias, diabetes, obesidad y enfermedad de Crohn. La mayoría de las fórmulas comerciales se complementan actualmente con ciertos ácidos grasos (ácido araquidónico [ARA] y ácido docosahexaenoico [DHA]) para parecerse más a la leche materna y tal vez promover un desarrollo neurológico óptimo en bebés alimentados con fórmula.

La lactancia también ofrece muchas ventajas a la madre, como

  • Ayudarle a crear un vínculo con el bebé y a sentirse cerca de éste de una forma que el biberón no permite.

  • Le permite recuperarse más rápidamente después del parto

  • Le proporciona algunos beneficios a largo plazo para la salud

Los beneficios a largo plazo del amamantamiento sobre la salud de la madre consisten en una disminución del riesgo de obesidad, osteoporosis, cáncer de ovario y ciertos tipos de cáncer de mama.

Si la madre sigue una dieta sana y variada, los bebés a término que son amamantados no necesitan suplementos de vitaminas o minerales, a excepción de la vitamina D y, a veces, el flúor. Los bebés que son alimentados exclusivamente con leche materna presentan riesgo de deficiencia de vitamina D después de los 2 meses de edad, sobre todo si son prematuros, de piel oscura o tienen una exposición limitada a la luz solar (por ejemplo, los niños que viven en los climas del norte). A estos bebés se les administran suplementos de vitamina D a partir de los 2 meses de edad. Después de los 6 meses de edad, a los bebés en hogares donde el agua corriente no tiene suficiente flúor (suplementario o natural) se les deben dar gotas de flúor. Los padres pueden obtener información sobre el contenido de flúor del agua corriente de su zona en la consulta de un dentista o en un departamento de salud local.

Los bebés menores de 6 meses no deben recibir agua corriente adicional. La administración adicional de agua es innecesaria y también puede provocar que el nivel de sodio en la sangre descienda demasiado (un trastorno llamado hiponatremia).

Técnica de lactancia

Para comenzar la lactancia, la madre debe adoptar una postura cómoda, relajada, bien sentada o recostada. La madre debe ser capaz de girarse cómodamente de un lado al otro para ofrecer cada mama. La cara del bebé debe dirigirse hacia la madre. La madre debe sostener la mama con los dedos pulgar e índice por la parte superior y con los otros dedos por debajo, mientras acerca el pezón al labio inferior del bebé, lo que estimula al bebé a abrir la boca (reflejo de búsqueda) y a agarrar el pecho. Al tiempo que la madre acerca el pezón y la areola a la boca del bebé, se asegura de que el pezón queda centrado, lo que contribuye a evitar la irritación del mismo. Antes de retirar al bebé del pecho, la madre interrumpe la succión introduciendo el dedo en la boca del bebé y apretando suavemente su barbilla hacia abajo. Una mala postura causa irritación en los pezones y es más fácil evitarla que curarla.

Posición para la lactancia

La madre debe adoptar una postura cómoda y relajada. Puede sentarse o recostarse y sostener al bebé en diferentes posiciones. La madre debe encontrar la posición más cómoda para ella y para el bebé. También puede alternar las diferentes posiciones.

Una posición frecuente consiste en sostener al bebé sobre el regazo de modo que quede en posición hacia la madre, estómago con estómago. La madre sostiene el cuello y la cabeza del bebé con el brazo izquierdo cuando el bebé mama del pecho izquierdo y con el brazo derecho cuando el bebé mama del pecho derecho. Se debe llevar al bebé hasta el seno, no acercar el seno al bebé. Los apoyos son importantes para la madre y para el bebé. Se pueden colocar almohadas detrás de la espalda o debajo del brazo de la madre. Para evitar inclinarse sobre el bebé es útil colocar los pies sobre un taburete o una mesa baja. Inclinarse hacia adelante tensiona la espalda y provoca una mala sujeción del pezón. Una almohada o una manta doblada debajo del niño sirven de soporte adicional.

Inicialmente, el bebé debería mamar varios minutos de cada mama. El reflejo resultante en la madre, denominado bajada de la leche, activa la producción de leche. La producción de la leche depende del tiempo de succión, por lo tanto, las tomas deben ser lo suficientemente largas como para que se instaure plenamente la producción de leche. Durante las primeras semanas, debe intentarse que el bebé mame de ambos pechos en cada toma. Sin embargo, algunos bebés se quedan dormidos tras alimentarse del primer pecho. Hacer eructar al bebé y cambiar a la otra mama ayuda a mantener al bebé despierto. El último pecho utilizado debe ser ofrecido en primer lugar en la siguiente toma.

Con el primer bebé, la producción de leche suele establecerse en un periodo de entre 72 y 96 horas. Para los bebés siguientes, la producción de leche se establece antes. No deben transcurrir más de 6 horas entre las tomas a lo largo de los primeros días, con el propósito de estimular la producción de leche. La alimentación debe ser a demanda (del bebé, claro está) y no según el reloj. De la misma manera, la duración de cada toma debe ajustarse a las necesidades del bebé. Los bebés deben ser amamantados a demanda, que suele ser de 8 a 12 veces en un período de 24 horas, pero esta pauta varía ampliamente.

La madre que trabaja puede amamantar a su bebé mientras está en casa y dejar un biberón con leche materna extraída para que se alimente al bebé durante las horas en que ella no está en casa. La leche materna extraída se debe refrigerar inmediatamente si se ha de utilizar dentro de los 2 días siguientes y se debe congelar inmediatamente si se va a utilizar después de 2 días. La leche refrigerada que no se ha utilizado desde hace 4 días se debe tirar, ya que existe un riesgo elevado de contaminación por bacterias. La leche congelada debe descongelarse colocándola en agua caliente. La leche materna no debe calentarse en un microondas.

Complicaciones de la lactancia materna para el bebé

La principal complicación causada por la lactancia materna es

Dado que la madre no puede determinar con exactitud la cantidad de leche tomada por el bebé, las madres deben llevar al bebé al médico entre 3 y 5 días después del parto, para que el médico pueda controlar el progreso de la lactancia, pesar al bebé y aclarar cualquier duda. El médico puede necesitar ver al bebé antes si el recién nacido fue dado de alta antes de las primeras 24 horas de vida, si no se alimenta bien o si los padres tienen alguna preocupación en particular.

Los médicos se basan en la frecuencia de las tomas, el número de pañales de orina y de heces y el aumento de peso para determinar si la producción de leche es adecuada. Los padres pueden hacerse una idea aproximada de si su bebé está recibiendo suficiente leche por el número de pañales ensuciados. A los 5 días de edad, mojar menos de 6 pañales diarios y/o hacer menos de 4 deposiciones diarias puede significar que el bebé no está recibiendo suficiente leche. Los bebés que manifiestan hambre y hacen tomas cada 1 o 2 horas, pero no alcanzan un aumento de peso y de talla apropiado para su edad, probablemente no estén recibiendo suficiente leche. Los bebés que no reciben suficiente leche pueden deshidratarse y desarrollar hiperbilirrubinemia. Los bebés con pequeño tamaño, prematuros, con una madre enferma, que han tenido un parto difícil o que ha requerido cirugía corren riesgo de estar insuficientemente alimentados.

Complicaciones de la lactancia materna para la madre

(Véase también Introducción al puerperio (período posparto).)

Las complicaciones más frecuentes causadas por la lactancia materna incluyen congestión mamaria, dolor en los pezones, conductos de leche obstruidos, mastitis y ansiedad.

La congestión mamaria es el llenado excesivo y doloroso de las mamas con leche. La congestión se produce durante las primeras etapas de la producción de leche (lactancia). Modos de aliviar los síntomas, véase Congestión mamaria.

Cuando hay dolor en los pezones se debe revisar la posición del bebé durante la lactancia. A veces, el bebé retrae uno de los labios y lo succiona, lo que irrita el pezón. Para las formas de prevenir y aliviar el dolor en los pezones, véase Lactancia.

La obstrucción de los conductos lácteos se produce cuando las mamas no se vacían completamente de leche de forma regular. Causan bultos ligeramente dolorosos que se pueden palpar en las mamas de las mujeres lactantes. La mejor manera de desbloquear el conducto es continuando con la lactancia materna. Para vaciar completamente la mama es necesario amamantar con frecuencia, aunque pueda resultar doloroso hacerlo con la mama afectada. La aplicación de compresas calientes y masajes en la zona afectada antes de amamantar puede ser eficaz. También es eficaz revisar la posición de la mujer para amamantar, dado que las diversas zonas de la mama se vacían mejor según la posición del bebé. Un buen sujetador para amamantar es también muy útil, porque los sujetadores convencionales con aros o clips pueden comprimir los conductos lácteos.

La mastitis es una infección mamaria que puede ocurrir en mujeres que están amamantando, sobre todo si hay congestión o un conducto de leche obstruido. Las bacterias pueden entrar en la mama a través de los pezones agrietados o dañados y causar una infección. El área infectada se muestra dolorida, caliente y enrojecida, y la mujer puede presentar fiebre, escalofríos y dolor de tipo gripal. A las mujeres cuyos síntomas son graves o no remiten en 12 a 24 horas se les administran antibióticos que son inocuos para sus bebés. Si el dolor es significativo, pueden tomar paracetamol (acetaminofeno) para aliviarlo. Las mujeres deben continuar con la lactancia materna durante el tratamiento.

La ansiedad, la frustración y los sentimientos de ineptitud pueden ser consecuencia de la falta de experiencia en la lactancia, las dificultades para sostener al niño y para que se agarre a la mama y succione, el cansancio, la dificultad para distinguir si el bebé está recibiendo suficiente leche y otros cambios físicos que se producen después de dar a luz. Estos factores y sentimientos son las razones más frecuentes por las que las madres dejan de amamantar. Las madres pueden consultar con su pediatra o con un especialista en lactancia para hablar de sus sentimientos y de esta manera impedir la interrupción temprana de la lactancia.

Uso de medicamentos durante la lactancia

Las madres que están amamantando deben evitar tomar fármacos en la medida de lo posible. Cuando es necesario el tratamiento farmacológico, se deben evitar ciertos fármacos y tomar sólo aquellos que se sabe que son inocuos (véase también Consumo de medicamentos u otras drogas durante el embarazo.)

Destete

El momento para la interrupción de la lactancia (destetar al lactante) depende de las necesidades y los deseos tanto de la madre como del bebé, pero, preferiblemente, no debe producirse hasta que el lactante cumpla 12 meses. Lo más habitual es el destete gradual a lo largo de semanas o meses durante el tiempo en que se introducen alimentos sólidos. Algunas madres y bebés suspenden la lactancia abruptamente sin problemas, pero otras continúan amamantando 1 o 2 veces al día durante 18 a 24 meses o más. No hay un horario correcto o más fácil.

Inicialmente las madres reemplazan de 1 a 3 tomas durante el día por un biberón o un vasito de agua o de zumo de fruta diluido (no se debe dar agua ni zumo de fruta cuando se está destetando a lactantes menores de 6 meses), un biberón de leche materna extraída, o uno de fórmula o de leche entera si el bebé tiene más de 12 meses. Aprender a beber de una taza es un hito importante del desarrollo y esta transición puede completarse a la edad de 10 meses. Los bebés que son destetados para pasar directamente a una taza de entrenamiento en lugar de un biberón no pasan por un segundo proceso de destete del biberón al vaso.

Algunas tomas, especialmente las de las horas de la comida, deben ser reemplazadas por alimentos sólidos. Gradualmente, las madres reemplazan más y más tomas, aunque muchos lactantes continúan con 1 o 2 tomas diarias hasta la edad de 18 a 24 meses o incluso más. Cuando la madre continúa la lactancia durante más tiempo, el bebé debe también recibir alimentos sólidos y beber en vaso.

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