Dolor lumbar

PorPeter J. Moley, MD, Hospital for Special Surgery
Revisado/Modificado nov 2024
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Datos clave

Dolor lumbar y dolor cervical se encuentran entre las razones más frecuentes de consulta médica. El dolor suele ser consecuencia de problemas del sistema musculoesquelético, en especial de la columna vertebral, incluidas las estructuras óseas (vértebras), los discos y los músculos y ligamentos que las mantienen unidas. En algunos casos, el dolor lumbar es consecuencia de un trastorno que no afecta el sistema musculoesquelético.

El dolor lumbar (lumbalgia o lumbago) aumenta su frecuencia a medida que las personas envejecen, afectando a más de la mitad de los mayores de 65 años. Desde el punto de vista económico, supone un gasto considerable para los sistemas sanitarios y una pérdida importante de días laborales.

La columna vertebral se compone de vértebras. Hay discos amortiguadores entre cada una de las vértebras. Los discos tienen una capa externa resistente de fibrocartílago y un interior blando gelatinoso llamado núcleo. Cada una de las vértebras tiene dos articulaciones detrás de los discos. Las articulaciones se llaman articulaciones facetarias. Las facetas de un cuerpo vertebral descansan sobre las facetas del cuerpo vertebral situado debajo, formando una articulación. Las articulaciones facetarias y, por lo tanto, la columna vertebral, están estabilizadas por ligamentos y músculos, que comprenden los siguientes:

  • Los dos músculos psoas-ilíacos, que discurren a ambos lados de la columna vertebral

  • Los dos músculos erectores espinales, que se localizan por detrás de la columna en toda su longitud

  • Múltiples músculos paravertebrales cortos, que se extienden entre las vértebras

Los músculos abdominales, que van desde la parte inferior de la caja torácica hasta la pelvis, también ayudan a estabilizar la columna soportando el contenido abdominal. Los músculos de las nalgas también ayudan a estabilizar la columna. En conjunto, estos músculos se denominan musculatura del tronco.

La médula espinal se encuentra en el interior de la columna vertebral. A todo lo largo de la médula espinal y a través de los espacios localizados entre las vértebras emergen los nervios raquídeos, que se conectan con los nervios del resto del organismo. La parte del nervio raquídeo más cercana a la médula espinal se denomina raíz del nervio raquídeo. Debido a su posición, las raíces nerviosas espinales pueden comprimirse cuando la columna vertebral se lesiona, produciendo dolor.

La parte inferior de la columna (columna lumbar) se conecta a la parte superior de la espalda (columna torácica) por arriba y a la pelvis a través del sacro por debajo. El sacro es el gran hueso triangular situado en la base de la columna vertebral, cuya parte inferior es el coxis. La columna lumbar es flexible para permitir el giro, la torsión y la flexión, y proporciona fuerza para pararse, caminar y levantar objetos. Por tanto, la región lumbar participa en casi todas las actividades cotidianas. El dolor lumbar limita muchas actividades y disminuye la calidad de vida.

Tipos de dolor de espalda

Los tipos más frecuentes de dolor lumbar son el dolor local, el dolor irradiado y el dolor referido.

El dolor local se produce en una zona específica de la región lumbar. Este es el tipo de dolor más frecuente. La causa suele ser una lesión discal pequeña, artritis articular y esguinces y distensiones musculares. El dolor puede ser constante y de poca intensidad o, en ocasiones, intermitente y agudo. Cuando la causa es una lesión se puede sentir un dolor repentino. El dolor local se puede agravar o aliviar con los cambios de posición. La región lumbar puede ser sensible al tacto. Pueden producirse espasmos musculares.

El dolor irradiado es el dolor que desciende desde la zona lumbar hasta la pierna. El dolor puede ser sordo o bien agudo e intenso. Por lo general afecta solo el lateral o la parte posterior de la pierna y puede viajar hasta el pie o solo hasta la rodilla. El dolor irradiado suele originarse debido a la compresión de una raíz nerviosa ocasionada por diferentes trastornos, como una hernia discal, artrosis, ciática o estenosis vertebral (o estenosis raquídea). Toser, estornudar, levantar peso o inclinarse hacia adelante manteniendo las piernas estiradas puede desencadenar el dolor irradiado. Si hay presión sobre la raíz nerviosa, el dolor puede estar acompañado por debilidad muscular en la pierna, una sensación de hormigueo o incluso pérdida de la sensibilidad. Con muy poca frecuencia, la persona afectada pierde el control de la vejiga (incontinencia urinaria) o el control intestinal (incontinencia fecal).

El dolor referidose localiza en una ubicación diferente de la causa real del dolor. Por ejemplo, algunas personas que sufren un infarto de miocardio (ataque al corazón o ataque cardíaco) sienten dolor en su brazo izquierdo. El dolor referido desde los órganos internos a la zona lumbar tiende a ser profundo e intenso, y su ubicación exacta es difícil de precisar. Habitualmente, los movimientos no lo empeoran, a diferencia del dolor lumbar debido a trastornos musculoesqueléticos.

Causas del dolor lumbar

La mayor parte de los dolores lumbares están causados por trastornos localizados en la columna vertebral y las articulaciones, músculos, ligamentos y raíces nerviosas adyacentes, o por trastornos de los discos intervertebrales. Con frecuencia, no se puede identificar una única causa. Cualquier trastorno doloroso de la columna puede causar contracturas reflejas (espasmos) de la musculatura paravertebral. Estas contracturas pueden empeorar el dolor existente. El estrés puede agravar el dolor lumbar, pero no está claro en qué modo.

Algunas veces, el dolor de espalda se debe a trastornos que están fuera de la columna vertebral, como cáncer, trastornos ginecológicos (por ejemplo síndrome premenstrual), trastornos renales (por ejemplo cálculos renales), trastornos urinarios (por ejemplo infecciones del riñón, la vejiga y la glándula prostática), trastornos del tubo digestivo (por ejemplo, diverticulitis) y trastornos de las arterias principales cercanas a la columna vertebral.

Causas frecuentes

Causas frecuentes de dolor lumbar son

Las lesiones pueden ocurrir durante las actividades de rutina (por ejemplo, levantar objetos, hacer ejercicio, moverse de manera inesperada) o ser consecuencia de un traumatismo, como una caída o un accidente de tráfico. A menudo no se identifican estructuras lesionadas específicas en las pruebas de imagen, pero los médicos suponen que algunos músculos y/o ligamentos se han visto afectados.

La artrosis (artritis degenerativa) hace que se desgaste el cartílago entre las articulaciones facetarias y se formen espolones óseos (osteofitos). Este trastorno se debe en parte al desgaste de años de uso. Es más probable que desarrollen artrosis en una zona las personas que sobrecargan de forma repetitiva una articulación o un grupo de articulaciones de dicha zona. Los discos situados entre las vértebras se deterioran y los espacios entre las vértebras se estrechan, lo que aumenta la presión sobre las articulaciones facetarias, que se inflaman (artritis) y forman espolones óseos en las aberturas para las raíces nerviosas. Con degeneración grave y pérdida de altura del disco, los osteofitos de la abertura pueden comprimir las raíces nerviosas raquídeas. Todas estas alteraciones causan dolor lumbar y rigidez.

Las fracturas por compresión vertebral (aplastamiento) (fracturas de las vértebras raquídeas) se producen habitualmente cuando la densidad ósea disminuye debido a osteoporosis, que aparece de forma característica a medida que las personas envejecen. Las vértebras son especialmente susceptibles a los efectos de la osteoporosis. Las fracturas vertebrales por compresión (que a veces causan un dolor de espalda intenso y súbito), se pueden acompañar de la compresión de las raíces nerviosas espinales (lo que puede cronificar el dolor lumbar). Sin embargo, la mayoría de las fracturas debidas a osteoporosis se producen en la parte superior y en la parte media de la espalda y causan dolor en estas zonas más que en la región lumbar.

Una rotura del anillo fibroso o una hernia de disco pueden causar dolor lumbar. El disco posee una cubierta resistente (anillo fibroso) y un interior blando y gelatinoso. Si un disco se sobrecarga repetidamente por las vértebras que tiene por encima y por debajo (como cuando una persona se inclina hacia adelante, sobre todo cuando al levantar un objeto pesado), la capa externa puede desgarrarse (romperse) y causar dolor. El contenido del disco puede migrar a través del desgarro y protruir hacia el exterior (hernia). Este bulto puede comprimir, irritar e incluso dañar la raíz del nervio raquídeo contiguo, causando más dolor y síntomas que se sienten en una o ambas piernas. Un disco roto o herniado que afecta los nervios también causa ciatalgia. Sin embargo, los estudios de diagnóstico por la imagen como la resonancia magnética nuclear (RMN) a menudo muestran discos abultados en personas que no presentan síntomas ni problemas.

La estenosis vertebral lumbar es el estrechamiento del conducto raquídeo, que atraviesa el centro de la columna vertebral y contiene la médula espinal y el haz de nervios que se extiende en sentido descendente desde la parte inferior de la médula espinal, situada en la parte inferior de la espalda (zona lumbar). Es una causa frecuente de dolor lumbar en personas mayores. También se puede producir en personas de mediana edad que nacieron con un conducto vertebral (o raquídeo) estrecho. La estenosis vertebral (o raquídea) está causada por trastornos tales como artrosis y espondilolistesis. En raras ocasiones, se ve estenosis vertebral en la enfermedad de Paget del hueso que causa expansión ósea.

La estenosis vertebral (o raquídea) puede causar ciática además de dolor lumbar.

La espondilolistesis es el desplazamiento parcial de una vértebra de la región lumbar. Uno de los tipos de espondilolistesis suele ocurrir durante la adolescencia o las primeras etapas de la vida adulta (a menudo en deportistas) y está causada por una lesión que fractura una parte de la vértebra. Si ambos lados de la vértebra están comprometidos, la vértebra puede deslizarse hacia adelante sobre la que está debajo de ella. La espondilolistesis también puede ocurrir en adultos mayores, pero principalmente como resultado de una enfermedad degenerativa. Las personas que desarrollan espondilolistesis cuando son adultas corren el riesgo de desarrollar estenosis raquídea lumbar.

La fibromialgia es una causa frecuente de dolor que afecta muchas partes del cuerpo, a veces incluyendo la zona lumbar. Esta enfermedad causa dolor crónico generalizado (difuso) en los músculos y en otros tejidos blandos distintos de la región lumbar. La fibromialgia también se caracteriza por sueño poco reparador y fatiga.

¿Sabías que...?

  • Fortalecer los músculos abdominales, así como los músculos de la espalda, ayuda a sostener la columna vertebral y a prevenir el dolor lumbar.

Causas menos frecuentes

Las causas menos frecuentes de dolor lumbar son

Evaluación del dolor lumbar

El médico tiene como objetivo identificar cualquier trastorno grave. Debido a que el dolor lumbar a menudo está producido por diversas patologías, puede que no sea posible identificar una causa específica. En ocasiones el médico solo puede determinar que la causa es un trastorno musculoesquelético y cuál es la probabilidad de su gravedad.

Signos de alarma

En las personas con dolor lumbar, ciertos síntomas y las características de estos síntomas pueden ser preocupantes. Entre estos signos se incluyen los siguientes

Cuándo acudir al médico

Se debe consultar con un médico de inmediato si aparece fiebre o síntomas sugestivos de una lesión neurológica, un aneurisma aórtico abdominal, un trastorno digestivo o un trastorno de las vías urinarias. Si se presenta cualquiera de los demás signos de alarma se debe consultar con un médico ese mismo día. Si el dolor no es grave y el único signo de alarma es dolor lumbar que dura más de 6 semanas, no se trata de una urgencia médica.

Actuación del médico

En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico. A continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física a menudo sugieren la causa y las pruebas que pueden ser necesarias (véase la tabla Algunas causas y características del dolor lumbar).

El médico pregunta sobre las características del dolor:

  • ¿Cómo es el dolor?

  • ¿Cuándo y cómo empezó?

  • ¿Cuál es su intensidad?

  • ¿Dónde se localiza y hacia dónde irradia?

  • ¿Qué lo alivia o empeora (por ejemplo, cambios en la posición o la carga de pesos)?

  • ¿Existen otros síntomas asociados (como entumecimiento, debilidad, retención de orina o incontinencia)?

Algunas características del dolor pueden proporcionar pistas sobre las posibles causas:

  • El dolor en un área que es sensible al tacto y que se agrava por los cambios en la posición o la carga de peso generalmente es un dolor local.

  • El dolor que se irradia hacia la pierna, como la ciática, generalmente está producido por la compresión de una raíz nerviosa espinal.

  • Un dolor que no se modifica por cambios en la posición de la espalda y que no se acompaña de sensibilidad al tacto puede ser un dolor referido.

  • Un dolor constante, intenso, que empeora progresivamente y no se alivia con el reposo, sobre todo si impide el sueño, puede ser una hernia discal pero también puede indicar la presencia de un cáncer o de una infección.

La exploración se centra en la columna vertebral y en la evaluación de los nervios de la región inguinal y de las piernas para ver si hay signos de compresión de las raíces nerviosas (compresión radicular). Los signos de compresión radicular son la debilidad de uno de los grupos musculares de la pierna, reflejos anormales (se exploran percutiendo los tendones localizados debajo de la rodilla y por detrás del tobillo), disminución de la sensibilidad en la región inguinal, retención urinaria e incontinencia urinaria o heces (incontinencia fecal).

El médico puede solicitar a la persona que realice ciertos movimientos para determinar el tipo de dolor. Los médicos generalmente le piden a la persona que se incline hacia adelante y hacia atrás. Pueden hacer que la persona se acueste y luego levante la pierna sin flexionar la rodilla para ver si le duele, lo que sugiere una hernia de disco. El médico también puede palpar el abdomen de la persona en busca de dolor a la palpación o de masas, especialmente en pacientes mayores de 55 años, que pueden tener un aneurisma aórtico. A los varones se les explora la próstata mediante un tacto rectal, y a las mujeres los genitales internos mediante un examen ginecológico.

La información sobre el dolor, la historia clínica y los resultados de la exploración física permiten determinar la posible causa.

Tabla
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Pruebas complementarias

No suelen ser necesarias otras pruebas porque la mayoría de los dolores de espalda se producen por artrosis, contracturas, esguinces u otros problemas musculoesqueléticos menores y se resuelven en unas 6 semanas. Las pruebas de diagnóstico por la imagen son a menudo necesarias si

Las personas que no respondieron al tratamiento inicial o aquéllas cuyos síntomas han empeorado o cambiado también pueden someterse a pruebas.

Las radiografías de la región lumbar muestran solo los huesos. Pueden ayudar a detectar cambios degenerativos por artrosis, fracturas vertebrales por compresión, espondilolistesis y espondilitis anquilosante. Sin embargo, la resonancia magnética nuclear (RMN) o la tomografía computarizada (TC) proporcionan imágenes más nítidas de los huesos y, la RMN en particular, puede mostrar las partes blandas (incluyendo los discos y las estructuras nerviosas). Cuando se buscan trastornos que causan cambios sutiles en el hueso y trastornos de las partes blandas suelen ser necesario realizar una RMN o una TC. Por ejemplo, la RMN o la TC pueden confirmar o descartar el diagnóstico de una hernia de disco, una estenosis vertebral (o raquídea), un tumor y, por lo general, una infección. Estas pruebas también pueden mostrar si los nervios están comprimidos.

Si se sospecha una compresión medular, se debe realizar una RMN de forma inmediata. En raras ocasiones, cuando los resultados de la RMN son poco claros, es necesario realizar una mielografía con tomografía computarizada (mielo-TC). En raras ocasiones, si se sospecha un cáncer o una infección, es necesario realizar una biopsia. De vez en cuando, se realiza una electromiografía y estudios de conducción nerviosa para confirmar la presencia, la localización y, en ocasiones, la duración y la intensidad de la compresión de la raíz nerviosa.

Prevención del dolor lumbar

El riesgo de desarrollar lumbalgia se puede reducir haciendo lo siguiente:

  • Realizar ejercicio

  • Fortalecimiento y estiramiento de los músculos

  • Mantener un peso saludable.

  • Mantener una buena postura

  • Usar técnicas de levantamiento adecuadas

La manera más eficaz de prevenir el dolor lumbar es practicar ejercicio de forma regular. Son beneficiosos el ejercicio aeróbico, el fortalecimiento muscular específico y los ejercicios de estiramiento.

El ejercicio aeróbico, como nadar y caminar, mejora la condición física y fortalece los músculos en general.

Los ejercicios específicos de fortalecimiento y estiramiento muscular del abdomen, los glúteos y la espalda (musculatura del tronco) ayudan a estabilizar la columna vertebral y a disminuir las tensiones que sufren los discos que amortiguan la columna vertebral y los ligamentos que la mantienen en su posición.

Los ejercicios de fortalecimiento muscular incluyen ejercicios de báscula pélvica y abdominales. Los ejercicios de estiramiento incluyen los estiramientos llevando la rodilla al tórax. Los ejercicios de estiramiento pueden aumentar el dolor de espalda en algunas personas, por lo que deben realizarse con precaución. Como regla general, se debe suspender cualquier ejercicio que origine o incremente el dolor de espalda. Los ejercicios deben repetirse hasta que la persona perciba que sus músculos están moderadamente fatigados, pero no totalmente extenuados. Es importante una respiración adecuada durante cada ejercicio. Las personas con dolor de espalda deben consultar con un médico antes de comenzar a practicar ejercicio.

Ejercicios para prevenir el dolor lumbar

Ejercicios de báscula pélvica

La persona se tumba de espaldas con las rodillas flexionadas, los talones apoyados sobre el suelo, y cargando peso sobre ellos. A continuación, apoya la espalda contra el suelo y contrae las nalgas (levantándolas aproximadamente un centímetro del suelo) y los músculos abdominales. Se mantiene esta posición contando hasta 10. Se repite el ejercicio 20 veces.

Abdominales

La persona se tumba de espaldas con las rodillas flexionadas y los pies sobre el suelo. Cruza las manos sobre el pecho. Contrae los músculos abdominales, elevando lentamente los hombros a unos 25 cm del suelo manteniendo la cabeza hacia atrás (el mentón no debe tocar el tórax). A continuación, relaja los músculos abdominales, bajando lentamente los hombros. Se hacen 3 series de 10 ejercicios.

Estiramientos llevando la rodilla al tórax

La persona se tumba de espaldas. Coloca las dos manos por detrás de la rodilla y la lleva hasta el tórax. Se mantiene en esta posición mientras cuenta hasta 10. Baja lentamente la pierna y repite el ejercicio con la otra. El ejercicio se realiza 10 veces.

El ejercicio también ayuda a mantener el peso ideal. Los ejercicios de carga pueden ayudar a conservar la densidad ósea. De este modo, el ejercicio reduce el riesgo de desarrollar dos enfermedades que pueden cursar con dolor lumbar: la obesidad y la osteoporosis.

Mantener una buena postura cuando se está de pie o sentado disminuye la tensión en la espalda. Se debe evitar estar encogido. Los asientos se deben colocar a una altura que permita que los pies estén apoyados en el suelo, con las rodillas ligeramente dobladas y la región lumbar apoyada contra el respaldo de la silla. Si la silla no proporciona apoyo a la región lumbar, se puede colocar una almohada en el respaldo. Es aconsejable sentarse con los pies en el suelo y no con las piernas cruzadas. Hay que evitar estar de pie o sentado durante periodos prolongados. Si esto es inevitable, cambiar frecuentemente de postura suele reducir la tensión sobre la espalda.

Aprender cómo levantar los objetos correctamente ayuda a prevenir las lesiones de la espalda. Las caderas deben estar alineadas con los hombros (es decir, no deben estar giradas hacia un lado). Para alcanzar un objeto del suelo no se debe doblar la espalda manteniendo las piernas casi estiradas. En su lugar, se deben flexionar las caderas y las rodillas. De este modo se mantiene recta la columna, lo que permite alcanzar el objeto manteniendo los codos al costado. A continuación, se puede levantar el objeto (que se mantiene cercano al cuerpo) estirando las piernas. De esta manera, son las piernas y no la espalda las que levantan el objeto. Cuando se manipulan objetos por encima de la cabeza o se rota el tronco al levantar cargas, el riesgo de lesiones de espalda aumenta.

Tratamiento del dolor de espalda

Si se identifica un trastorno específico, debe tratarse. Por ejemplo, se utilizan antibióticos para tratar una prostatitis. Sin embargo, no existe un tratamiento específico para el dolor musculoesquelético debido a esguinces o distensiones, ni para muchas otras lesiones musculoesqueléticas. Hay muchas medidas generales que pueden ayudar. Habitualmente, también se emplean estas recomendaciones generales cuando existe una compresión de una raíz nerviosa raquídea.

Medidas generales para el dolor de espalda

Estas medidas son

  • Modificación de las actividades

  • Tomar medicamentos para aliviar el dolor

  • Aplicación de calor o frío en el área del dolor

  • Ejercicio ligero según lo tolerado

El tratamiento para el dolor lumbar de aparición reciente comienza evitando las actividades que sobrecargan la columna vertebral y producen dolor, como levantar objetos pesados y agacharse. El reposo en cama no acelera la desaparición del dolor, y muchos expertos recomiendan continuar con una actividad ligera. Si para aliviar el dolor intenso es necesario reposo en cama, este no debe prolongarse más de 1 o 2 días. El reposo en cama más prolongado debilita los músculos del tronco y aumenta la rigidez, empeorando así el dolor de espalda y prolongando la recuperación. Las ortesis lumbares y la tracción no son útiles. La tracción puede enlentecer la recuperación.

Para el alivio del dolor generalmente se recomienda paracetamol (acetaminofeno) a menos que exista inflamación. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) con o sin receta médica pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación. Si el paracetamol (acetaminofeno) o los AINE no proporcionan un alivio suficiente del dolor, algunas veces se prescriben analgésicos opiáceos pero, de ser así, deben usarse solo durante un breve período de tiempo porque su uso prolongado puede aumentar la sensibilidad al dolor, causar efectos adversos como mareo, confusión y estreñimiento y aumentar el riesgo de aparición de un trastorno por consumo de sustancias.

A veces se utilizan relajantes musculares, como carisoprodol, ciclobenzaprina, diazepam, metaxalona o metocarbamol, para aliviar los espasmos musculares, aunque su utilidad es controvertida. Estos medicamentos no se recomiendan para las personas mayores, que son más propensas a sufrir efectos adversos como somnolencia y confusión. Los médicos intentan no recetar relajantes musculares a menos que las personas afectadas tengan espasmos musculares visibles y palpables. Si se prescriben, los relajantes musculares no deben utilizarse durante más de 72 horas, excepto en algunas personas con trastornos en los que el dolor se origina en el encéfalo o en la médula espinal (síndrome de dolor central). Por ejemplo, la ciclobenzaprina puede mejorar la calidad del sueño y reducir el dolor en personas con fibromialgia. Algunas veces, los médicos indican a la persona afectada que los tome solo antes de acostarse.

La aplicación de calor o de frío puede ser beneficiosa (véase Tratamiento del dolor y la inflamación). Durante los primeros 2 días después de una lesión suele ser preferible el frío antes que el calor. Las compresas de hielo o de gel no deben aplicarse directamente sobre la piel. Una compresa de hielo o de gel se debe envolver (por ejemplo, en plástico) y se debe colocar después sobre una toalla o un trapo. El hielo se retira a los 20 minutos y se aplica de nuevo otros 20 minutos durante un periodo de 60 a 90 minutos. Este proceso puede repetirse varias veces durante las primeras 24 horas. Se puede aplicar calor, utilizando una almohadilla caliente, durante los mismos periodos de tiempo. Dado que la piel de la espalda puede ser poco sensible al calor, las almohadillas térmicas deben ser utilizadas con precaución para evitar quemaduras. No se debe utilizar una almohadilla caliente al acostarse para evitar el riesgo de dormirse con la almohadilla apoyada sobre la espalda.

Un masaje puede proporcionar un alivio temporal del dolor lumbar. Algunos estudios sugieren que la acupuntura proporciona beneficios similares, pero otros sugieren que aporta poco o ningún beneficio. La manipulación vertebral, realizada por quiroprácticos o por algunos otros médicos (como los médicos osteópatas), también puede proporcionar alivio cuando se combina con un programa de ejercicios. Sin embargo, la manipulación vertebral puede aumentar el riesgo de lesiones adicionales y debe evitarse en personas que sufren artritis inflamatoria, problemas cervicales que causan inestabilidad de las vértebras cervicales o hernia de disco.

Una vez que el dolor ha remitido, la actividad ligera (siguiendo las recomendaciones de un médico o de un fisioterapeuta) puede acelerar la curación y la recuperación. En algunos casos, un ciclo de tratamiento completo con un fisioterapeuta puede ser eficaz. Para evitar que el dolor lumbar se vuelva crónico o recurrente, se suelen recomendar ejercicios específicos para fortalecer y estirar la musculatura vertebral y abdominal.

Es recomendable dormir en una postura cómoda sobre un colchón mediano. Si se duerme boca arriba se puede colocar una almohada debajo de las rodillas. Si se duerme de lado se debe utilizar una almohada para apoyar la cabeza en una posición neutra (ni inclinada hacia la cama ni hacia el techo). Se debe colocar otra almohada entre las rodillas manteniendo las caderas y rodillas ligeramente flexionadas si hacerlo alivia el dolor de espalda. Las personas afectadas pueden seguir durmiendo boca abajo si se sienten cómodas haciéndolo.

Se deben continuar o iniciar otras medidas preventivas (mantener una buena postura, levantar los objetos de forma adecuada). Como resultado de estas medidas, la mayoría de los episodios de dolor lumbar se resuelven en un periodo de tiempo que va desde varios días a 2 semanas. Con independencia del tratamiento, del 80 al 90% de estos episodios se resuelve en unas 6 semanas.

Tratamiento del dolor de espalda crónico

En caso de dolor lumbar crónico son necesarias medidas adicionales. Es beneficioso el ejercicio aeróbico y, si es necesario, se aconseja perder peso. Si los analgésicos no son efectivos, se pueden considerar otros tratamientos.

En ocasiones se inyecta periódicamente un corticoesteroide (como dexametasona o metilprednisolona) junto con un anestésico local (como lidocaína) en las carillas articulares de la columna vertebral o en el espacio epidural, entre la columna y la capa externa del tejido que cubre la médula espinal (duramadre). Las inyecciones epidurales pueden ser más efectivas para la ciática causada por una hernia discal que para la estenosis vertebral (o raquídea) lumbar. Aunque no está claro que produzcan un beneficio prolongado. Suelen ser eficaces solo durante algunos días o semanas. Su indicación principal es para aliviar el dolor lo suficiente como para poder comenzar a realizar un programa de ejercicios, que proporcione alivio del dolor a largo plazo.

La cirugía en el dolor de espalda

Si una hernia discal ocasiona una ciatalgia persistente o crónica, debilidad, pérdida de sensibilidad o pérdida del control de la vejiga y del intestino, es necesaria la extirpación quirúrgica de la parte que sobresale del disco (discectomía) y, en ocasiones, de parte de la vértebra (laminectomía).

Para la estenosis vertebral grave, se puede extirpar quirúrgicamente una gran porción de la parte posterior de la vértebra (la lámina) a fin de ensanchar el conducto raquídeo (laminectomía lumbar). Habitualmente se requiere anestesia general. La permanencia en el hospital es por lo general de 4 o 5 días. Se necesitan 3 o 4 meses antes de poder reanudar las actividades habituales. Alrededor de dos tercios de las personas consiguen mejorar o recuperarse por completo. En la mayoría de los casos restantes la cirugía puede evitar el dolor y el empeoramiento de los síntomas.

Cuando la columna vertebral es inestable (como puede suceder a causa de una hernia discal grave, una espondilolistesis o después de una laminectomía para la estenosis espinal), se puede realizar un procedimiento quirúrgico para fusionar las vértebras (fusión vertebral lumbar). Sin embargo, la fusión reduce la movilidad y puede provocar una mayor tensión en el resto de la columna vertebral, causando más problemas.

Dolor lumbar: cirugía
Discectomía
Discectomía

La discectomía implica la extirpación quirúrgica de la parte abultada del disco. Este procedimiento puede realizarse cuando una hernia de disco está causando ciatalgia persistente o crónica, debilidad, pérdida de la sensibilidad o pérdida del control de la vejiga y el intestino. A veces, también se debe extirpar parte de la vértebra. Este procedimiento se llama laminectomía.

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Fusión vertebral (o raquídea) lumbar
Fusión vertebral (o raquídea) lumbar
Los discos intervertebrales constituyen una cuarta parte de su columna vertebral y actúan como el sistema de absorción ... obtenga más información

Fractura por compresión vertebral

Las fracturas vertebrales por compresión son bastante habituales entre las mujeres mayores de 50 años. Se pueden tratar de manera conservadora con opciones no quirúrgicas como aparatos ortopédicos, analgésicos y posiblemente aerosol nasal de calcitonina, que no ayuda a la curación ósea pero puede disminuir el dolor.

Si el dolor no se controla adecuadamente, existen dos opciones quirúrgicas disponibles:

  • Vertebroplastia: se inyecta una mezcla de cemento en el hueso fracturado.

  • Cifoplastia: se inserta un globo en el hueso fracturado para crear espacio. Seguidamente se llena el globo con cemento.

Sin embargo, estudios recientes han demostrado que, a largo plazo, estos procedimientos quirúrgicos no son más efectivos que las opciones no quirúrgicas.

Conceptos clave

  • El dolor lumbar (lumbalgia, lumbago) es muy frecuente y generalmente está producida por un trastorno musculoesquelético de la columna vertebral, además de otros factores, como la fatiga, la obesidad y la falta de ejercicio.

  • En los jóvenes, el dolor lumbar rara vez es grave, y las pruebas de imagen generalmente son innecesarias a menos que los síntomas persistan durante semanas.

  • Las personas con signos de alarma o que son mayores de 55 años deben acudir al médico sin demora.

  • Fortalecer los músculos abdominales y los músculos de la espalda (músculos paravertebrales) con ejercicios específicos puede ayudar a prevenir los tipos más frecuentes de dolor lumbar.

  • Para aliviar la mayor parte de los dolores lumbares, es suficiente en muchos casos no realizar actividades que sobrecarguen la espalda, tomar analgésicos y aplicar hielo o calor.

  • El reposo prolongado en cama y la tracción pueden retrasar la recuperación.

  • En casos graves, por ejemplo, cuando las personas afectadas tienen sensaciones anormales y debilidad en las piernas, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

  • Las fracturas vertebrales por compresión pueden a veces tratarse de manera conservadora (con ortopedia, analgésicos y aerosol nasal de calcitonina) o de forma más agresiva con cirugía.

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