Sarampión

(Sarampión)

PorBrenda L. Tesini, MD, University of Rochester School of Medicine and Dentistry
Revisado/Modificado jun 2023 | Modificado ago 2023
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Datos clave

El sarampión es una infección vírica muy contagiosa que produce diversos síntomas similares al resfriado y una erupción característica.

  • El sarampión está causado por un virus.

  • Los síntomas consisten en fiebre, congestión nasal, tosecilla (tusiculación), ojos enrojecidos y erupción cutánea pruriginosa de color rojo.

  • El diagnóstico se basa en los síntomas típicos y en la erupción cutánea característica.

  • El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas.

  • Aunque la mayoría de los niños se recuperan, el sarampión puede ser mortal o derivar en lesión cerebral.

  • La vacunación sistemática contribuye a evitar la infección.

Antes de que la vacunación contra el sarampión se generalizara, se presentaban epidemias de sarampión cada 2 o 3 años, particularmente en niños en edad preescolar y escolar. Se daban pequeños brotes localizados durante los años en los que no había epidemias.

El sarampión todavía es frecuente en algunos países. A nivel mundial, el sarampión infecta cada año a unos 10 millones de personas y causa unas 134 000 muertes, principalmente entre los niños.

En Estados Unidos, el sarampión es poco frecuente debido a la vacunación infantil rutinaria. Entre 2000 y 2010, se reportó un promedio de sólo 63 casos anuales a los Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC). Sin embargo, en 2019 se notificaron 1274 casos de sarampión a los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades). Este es el número más alto registrado desde 1992. Ese aumento fue causado principalmente por personas no vacunadas que se infectaron en países donde el sarampión es más común y luego viajaron a Estados Unidos.

En 2020, solo se notificaron 13 casos de sarampión en Estados Unidos en plena pandemia global de COVID-19. En 2022 se notificaron 121 casos.

La infección por sarampión es más probable que se propague en comunidades donde muchas personas viven juntas, como los campus universitarios u otras comunidades estrechamente unidas. La ausencia de vacunación infantil sistemática también contribuye al aumento de enfermedades que podrían prevenirse con vacunas.

La mujer que ha tenido sarampión o ha sido vacunada transmite la inmunidad (en forma de anticuerpos) a su hijo. Esta inmunidad se prolonga durante casi todo el primer año de vida. Después del primer año, sin embargo, la vulnerabilidad al sarampión es alta, a menos que se le suministre la vacuna. Una persona que ha tenido sarampión desarrolla inmunidad y habitualmente no puede contraer de nuevo la enfermedad.

Las personas contraen el sarampión al respirar pequeñas gotas de humedad que, después de ser expelidas por una persona infectada al toser, son transportadas por el aire. La mayoría de las personas que no son inmunes al sarampión desarrollan la enfermedad después de estar expuestas a una persona con sarampión. El sarampión es contagioso desde 4 días antes hasta 4 días después de la aparición de la erupción.

Síntomas del sarampión

Los síntomas del sarampión suelen comenzar de 7 a 14 días después de la infección. El niño infectado tiene primeramente fiebre, goteo nasal (rinorrea), tosecilla (tusiculación) y ojos enrojecidos. A veces los ojos son sensibles a la luz intensa. Antes de que comience la erupción, pueden aparecer dentro de la boca pequeños puntos rojos y brillantes con centros blancos o azulados (manchas de Koplik). Estos centros blancos o azulados pueden parecerse a granos de arena. A continuación el niño desarrolla dolor de garganta.

Manchas de Koplik
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Las manchas de Koplik son manchas rojas brillantes con centros blancos o azulados que se asemejan a los granos de arena. Pueden aparecer en cualquier parte de la boca en personas con sarampión.
Imagenes cortesía del Public Health Image Library of the Centers for Disease Control and Prevention.

Aparece una leve erupción pruriginosa entre 3 y 5 días después del inicio de los síntomas. La erupción empieza en la cara por delante y debajo de las orejas y a ambos lados del cuello, adoptando el aspecto de unas manchas irregulares, planas y rojas que pronto comienzan a adquirir relieve. La erupción se extiende en 1 o 2 días hacia el tronco, brazos, palmas de las manos, piernas y plantas de los pies y luego empieza a desaparecer de la cara.

Erupción del sarampión
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Esta foto muestra la erupción causada por el sarampión.
Imagen cortesía de la Public Health Image Library of the Centers for Disease Control and Prevention.

En el punto máximo de la enfermedad, el niño se siente muy enfermo y desarrolla inflamación ocular (conjuntivitis), la erupción es extensa y la fiebre supera los 40° C. Después de 3 o 5 días, baja la temperatura, el niño empieza a sentirse mejor y cualquier mancha que aún permanece desaparece rápidamente. La erupción adquiere un color parduzco y luego se descama la piel.

Complicaciones del sarampión

La infección del encéfalo (véase encefalitis) ocurre en 1 de cada 1000 niños con sarampión. Cuando se presenta, suele empezar con fiebre alta, cefalea, convulsiones y coma, habitualmente entre 2 días y 2 semanas después de la aparición de la erupción. La enfermedad puede ser breve, con un restablecimiento al cabo de aproximadamente 1 semana, o bien puede ser prolongada y causar un grave daño cerebral o incluso la muerte.

La neumonía causada por la infección de los pulmones debida al sarampión se produce en aproximadamente el 5% de las personas. En los casos mortales de sarampión en lactantes, la causa de la muerte suele ser la neumonía.

El sangrado excesivo puede ser posterior a la remisión de la infección por sarampión porque descienden los niveles de plaquetas en la sangre de la persona afectada (trombocitopenia). Las personas afectadas generalmente tienen moretones en la piel y sangrado leve, pero en ocasiones el sangrado es grave.

Durante una infección se pueden producir una inflamación del hígado (hepatitis) y una diarrea pasajeras.

La panencefalitis esclerosante subaguda es una complicación del sarampión poco frecuente que causa daño cerebral y provoca la muerte, a menudo después de años de deterioro cerebral progresivo.

Diagnóstico del sarampión

  • Evaluación médica

El diagnóstico del sarampión se basa en los síntomas típicos de resfriado, las manchas de Koplik y la erupción característica.

Los análisis de sangre para identificar el virus se realizan principalmente para documentar los casos con fines de salud pública, con el objeto de que los funcionarios de salud puedan tratar de contener los brotes y limitar la propagación.

Tratamiento del sarampión

  • Vitamina A

  • Fármacos para reducir la fiebre

Las personas infectadas que son hospitalizadas deben ser colocadas en habitaciones especiales del hospital y aisladas de los demás durante su enfermedad. Las personas infectadas que no están hospitalizadas deben limitar seriamente el contacto con otras personas durante su enfermedad.

Algunos médicos administran vitamina A a niños con sarampión, porque dicha vitamina A se ha demostrado que reduce el número de muertes y de problemas graves causados por el sarampión en países donde es frecuente la carencia de vitamina A.

Los niños con sarampión siempre deben mantenerse en ambiente cálido y confortable.

Para reducir la fiebre se administra paracetamol (acetaminofeno) o ibuprofeno.

Pronóstico del sarampión

En los niños sanos y bien nutridos, el sarampión no acostumbra a ser grave. Sin embargo, en Estados Unidos, alrededor de 1-2 de cada 1000 niños infectados con sarampión mueren. Este número de niños es mucho mayor en los países con servicios médicos insuficientes. La desnutrición y la deficiencia de vitamina A puede aumentar el riesgo de muerte en personas infectadas con el sarampión.

En todo el mundo, aproximadamente 134 000 personas mueren cada año de sarampión, por lo general a causa de complicaciones de la neumonía o de encefalitis.

Prevención del sarampión

  • Vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola

Prevención antes de la exposición

La vacuna contra el sarampión se administra como parte de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola combinada (vacuna triple vírica), que contiene virus del sarampión, las paperas y la rubéola vivos pero debilitados. La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola es una de las inmunizaciones sistemáticas de la infancia y se administra a los niños en la mayoría de los países con un sistema de salud sólido. La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola y la vacuna contra la varicela también están disponibles en forma de vacuna combinada (vacuna MMRV).

La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola proporciona generalmente inmunidad duradera y ha reducido los casos de sarampión en Estados Unidos en un 99%.

Se recomiendan rutinariamente dos dosis de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola. La primera dosis se administra entre los 12 y los 15 meses de edad, pero se puede administrar a niños a partir de 6 meses durante un brote de sarampión o antes de viajar internacionalmente. La segunda dosis se administra entre los 4 y los 6 años de edad.

Los niños que tenían menos de 1 año de edad cuando fueron inmunizados todavía necesitan 2 dosis más después de su primer cumpleaños.

En algunas personas, la vacuna causa fiebre leve y una erupción, pero las personas no son contagiosas. La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola no causa autismo (véase Vacuna triple vírica y preocupación por el autismo).

La vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR, por sus siglas en inglés) es una vacuna viva y no se administra durante el embarazo.

Para obtener más información sobre quién debe y quién no debe recibir la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola, consulte Administración de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Véase también Efectos secundarios de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola.

Tratamiento preventivo después de la exposición

Los niños (y los adultos) que están expuestos al sarampión y que no tienen inmunidad pueden recibir la vacuna dentro de los 3 días posteriores a la exposición, de modo que puedan quedar protegidos.

Las personas que no deben recibir la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola, como las mujeres embarazadas y las personas con un sistema inmunitario gravemente debilitado, pueden estar protegidas si reciben una inyección de inmunoglobulina dentro de los 6 días posteriores a la exposición. Las personas que reciben inmunoglobulinas pueden recibir la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola entre 5 y 6 meses después, si es posible.

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