Seguridad de los medicamentos durante el embarazo

PorRavindu Gunatilake, MD, Valley Perinatal Services;
Avinash S. Patil, MD, University of Arizona College of Medicine
Revisado/Modificado nov 2023
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Datos clave

Durante el embarazo, las mujeres pueden necesitar tomar medicamentos para tratar afecciones de salud nuevas o preexistentes. Además, se recomiendan ciertas vitaminas durante el embarazo. Antes de tomar algún medicamento (incluidos los que no necesitan receta) o suplemento dietético (incluso las plantas medicinales), una mujer embarazada debe consultar con su médico. Las mujeres que actualmente toman medicamentos y planean quedarse embarazadas deben consultar a un médico antes del embarazo, si es posible, para ver si estos medicamentos deben suspenderse o cambiarse. (Véase también Centers for Disease Control and Prevention: Medicine and Pregnancy.)

Los medicamentos y otras sustancias que toma una mujer embarazada llegan al feto atravesando la placenta, el mismo recorrido que siguen el oxígeno y los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo del feto. No obstante, los que no atraviesan la placenta pueden dañar al feto cuando afectan el útero o la placenta.

Los medicamentos y otras sustancias que se administran durante el embarazo pueden afectar el feto de varias formas:

  • No afecta al feto ni a su desarrollo

  • Actua directamente sobre el feto, causándole lesiones, un desarrollo anormal (que lleva a defectos congénitos) o la muerte.

  • Alteran la función de la placenta, generalmente haciendo que los vasos sanguíneos se estrechen (constricción), lo que reduce el suministro de oxígeno y nutrientes de la madre hacia el feto, lo que a veces da como resultado un recién nacido de bajo peso y con muy poco desarrollo.

  • Hacen que los músculos del útero se contraigan enérgicamente, lo cual puede lesionar de forma indirecta al feto al reducir el suministro de sangre o al provocar un trabajo de parto prematuro.

  • Afectan indirectamente al feto (por ejemplo, los medicamentos que bajan la presión arterial de la madre pueden reducir el riego sanguíneo de la placenta y, por lo tanto, reducir el suministro de oxígeno y nutrientes al feto)

Algunos medicamentos permanecen en el cuerpo y pueden tener efectos después de su interrupción. Por ejemplo, la isotretinoína, un medicamento que se utiliza para tratar trastornos cutáneos, se almacena en la grasa debajo de la piel y se libera lentamente durante semanas. La isotretinoína puede causar defectos congénitos en un bebé si el embarazo se produce hasta 2 semanas después de dejar de tomarlo. Por lo tanto, a las mujeres que lo han tomado se les aconseja que esperen al menos 3 o 4 semanas después de dejar de tomar el medicamento antes de quedarse embarazadas.

Cómo atraviesan la placenta los medicamentos

Algunos de los vasos sanguíneos del feto se encuentran localizados en diminutas proyecciones similares a las de una hebra de cabello (vellosidades) de la placenta que se extienden dentro de la pared del útero. La sangre materna pasa por el espacio que rodea las vellosidades (espacio intervelloso). Solo una fina membrana (membrana placentaria) separa la sangre de la madre en el espacio intervelloso de la del feto en estas vellosidades. Los fármacos que se encuentran en la sangre materna pueden cruzar esta membrana hasta llegar a los vasos sanguíneos de las vellosidades y atravesar el cordón umbilical hasta llegar al feto.

El modo en que un fármaco afecta a un feto depende de:

  • El estadio de desarrollo fetal

  • La potencia del fármaco y su dosis

  • La permeabilidad de la placenta (la facilidad con que las sustancias pasan a través de ella)

  • Factores genéticos de la mujer embarazada, lo que afecta a la cantidad de medicamento activo y disponible

  • Salud de la mujer embarazada (por ejemplo, las náuseas y los vómitos pueden disminuir la absorción de un medicamento tomado por vía oral)

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Las agencias gubernamentales que supervisan la seguridad de los medicamentos pueden clasificar los medicamentos en función de los conocimientos actuales sobre seguridad durante el embarazo. En Estados Unidos, la Food and Drug Administration (Agencia Federal para Alimentos y Medicamentos, FDA por sus siglas en inglés) proporciona información sobre la seguridad de los medicamentos durante el embarazo (véase FDA: Medicine and Pregnancy [FDA: Medicina y Embarazo]). El conocimiento sobre la seguridad de los medicamentos en el embarazo se basa en la investigación en humanos y animales y en los efectos adversos que han referido las personas que han tomado el medicamento. En general, los médicos aconsejan a las mujeres embarazadas que tomen un medicamento basándose en los estudios disponibles, la importancia del medicamento para la salud de la mujer embarazada y la existencia de otros tratamientos que supongan menos riesgo para la mujer embarazada o para el feto. Se administran medicamentos durante el embarazo si los beneficios superan los riesgos.

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Vacunas durante el embarazo

La inmunización (vacunación) es tan efectiva en mujeres embarazadas como en aquéllas que no lo están. (Véase también Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Pregnancy and Vaccination.)

Las vacunas que contienen virus vivos (como la vacuna contra la rubéola y la vacuna contra la varicela) no se administran a las mujeres embarazadas o a las que creen que pueden estarlo.

Otras vacunas (como las del cólera, hepatitis A, hepatitis B, peste, rabia y fiebre tifoidea) solo se administran a las mujeres embarazadas si presentan un riesgo elevado de desarrollar alguna de esas infecciones en particular y si el riesgo de efectos adversos de la vacuna es bajo.

Algunas vacunas que se consideran seguras en mujeres embarazadas y que se recomiendan durante el embarazo son

Las pruebas científicas sobre la seguridad y la eficacia de la vacuna contra el COVID-19 durante el embarazo han ido en aumento. Estos datos sugieren que los beneficios de recibir una vacuna contra el COVID-19 superan cualquier riesgo conocido o potencial de vacunación durante el embarazo. (Véase también CDC: COVID-19 Vaccines While Pregnant or Breastfeeding.)

En agosto de 2023, la Food and Drug Administration (Agencia Federal para Alimentos y Medicamentos, FDA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos aprobó el uso de una vacuna contra el virus respiratorio sincitial (VRS) en personas embarazadas entre 32 y 36 semanas de gestación, con la advertencia de evitar su uso antes de las 32 semanas (véase FDA Approves First Vaccine for Pregnant Individuals to Prevent RSV in Infants [La FDA aprueba la primera vacuna para mujeres embarazadas para prevenir el virus respiratorio sincitial, VRS, en lactantes]).

Medicamentos usados para tratar trastornos cardiovasculares durante el embarazo

Las mujeres embarazadas que han tenido hipertensión arterial o que la han desarrollado durante el embarazo pueden necesitar medicamentos para reducir la presión arterial (antihipertensores). Cualquier tipo de hipertensión arterial aumenta el riesgo de problemas para la mujer (tales como preeclampsia) y para el feto (véase Hipertensión durante el embarazo). Sin embargo los antihipertensores reducen el riego sanguíneo de la placenta de las embarazadas si bajan la presión de forma demasiado rápida. Por ello las mujeres embarazadas que deban tomar estos fármacos precisan un riguroso seguimiento.

Varios tipos de antihipertensivos, como los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA) y los diuréticos tiazídicos, generalmente no se administran a mujeres embarazadas. Estos fármacos pueden causar graves problemas al feto, como daño renal, crecimiento inadecuado antes del nacimiento (restricción del crecimiento) y defectos congénitos. La espironolactona tampoco se administra a mujeres embarazadas. Este medicamento puede provocar el desarrollo de características femeninas (feminización) en un feto masculino.

La digoxina, utilizada para tratar la insuficiencia cardíaca y algunas arritmias, atraviesa la placenta con mucha facilidad. Pero, con las dosis habituales, la digoxina generalmente tiene muy poco efecto en el bebé antes o después de su nacimiento.

Antidepresivos durante el embarazo

La depresión clínica es frecuente durante el embarazo y, por lo tanto, los antidepresivos, particularmente ciertos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) como la sertralina, se utilizan comúnmente durante el embarazo. En las embarazadas, los beneficios del tratamiento de la depresión suelen superar a los riesgos.

La paroxetina parece aumentar el riesgo de defectos cardíacos congénitos. Por lo tanto se deben realizar ecocardiografías de las embarazadas que toman paroxetina para valorar el corazón del feto. Sin embargo, otros IRSS no aumentan este riesgo.

El recién nacido de una madre que toma antidepresivos puede manifestar síntomas de abstinencia (como irritabilidad y agitación) después del parto. Para prevenir estos síntomas, los médicos pueden reducir gradualmente la dosis del antidepresivo durante el tercer trimestre y suspender el medicamento antes de que nazca el bebé. Sin embargo si la mujer tiene signos significativos de depresión o si los síntomas empeoran cuando la dosis se reduce, se debe seguir con los antidepresivos. Una depresión durante el embarazo puede conducir a una depresión postparto (depresión puerperal), que afecta de manera importante al estado de ánimo y requiere tratamiento.

Fármacos antivirales durante el embarazo

Algunos medicamentos antivíricos (como la zidovudina y el ritonavir para la infección por VIH) se han utilizado de forma segura durante el embarazo durante muchos años. Aun así, algunos medicamentos antivíricos pueden causar problemas en el feto. Por ejemplo, existen algunas evidencias que sugieren que cuando se administran algunos regímenes contra el VIH con una combinación de fármacos antivíricos durante el primer trimestre, puede aumentar el riesgo de labio leporino y paladar hendido.

En el caso de una mujer embarazada con COVID-19 inicial de leve a moderada, su equipo de tratamiento puede discutir los riesgos y beneficios y decidir si el nirmatrelvir-ritonavir o el remdesivir son apropiados. El uso de baricitinib o tocilizumab también puede considerarse en el caso de las pacientes embarazadas hospitalizadas por COVID-19. Los expertos suelen recomendar que las preocupaciones teóricas sobre la seguridad de los medicamentos antivirales durante el embarazo no sean una causa para evitar su uso en mujeres embarazadas.

Si una mujer embarazada contrae la gripe, debe buscar tratamiento lo antes posible, puesto que el tratamiento de la gripe dentro de las 48 horas posteriores al inicio de los síntomas es más eficaz. Aun así, el tratamiento en cualquier momento de la infección reduce el riesgo de complicaciones graves. No se han realizado estudios bien diseñados del efecto de zanamivir y oseltamivir en las mujeres embarazadas. Sin embargo, muchos estudios basados en la observación sugieren que el tratamiento de zanamivir u oseltamivir en mujeres embarazadas no aumenta el riesgo de efectos nocivos. Existe poca o prácticamente ninguna información sobre el uso de otros medicamentos contra la gripe durante el embarazo.

El aciclovir, administrado por vía oral o aplicado sobre la piel, por lo general para tratar el virus del herpes simple, parece ser seguro durante el embarazo.

Medicamentos utilizados durante el parto

Los medicamentos utilizados para aliviar el dolor durante el embarazo (como los anestésicos locales y los opiáceos) habitualmente atraviesan la placenta y pueden afectar al recién nacido. Por ejemplo, pueden debilitar el impulso del bebé para respirar. Por lo tanto, si se requiere usar estos fármacos durante el parto, se administran en las menores dosis que sean efectivas.

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