Fiebre en bebés y niños

PorDeborah M. Consolini, MD, Thomas Jefferson University Hospital
Revisado/Modificado nov 2022 | Modificado sept 2023
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La temperatura normal del cuerpo varía de persona a persona y a lo largo del día (típicamente más alta por la tarde). La temperatura corporal normal es mayor en los niños en edad preescolar y más alta hacia los 18 a 24 meses de edad. Sin embargo, a pesar de estas variaciones, la mayoría de los médicos definen la fiebre como una temperatura de 38° C o más cuando se mide con un termómetro rectal (véase Cómo tomar la temperatura del niño).

Aunque los padres a menudo se preocupan cuando observan una temperatura elevada, la intensidad de la fiebre no necesariamente indica la gravedad de la causa. Algunas enfermedades leves causan fiebre alta, y algunas enfermedades graves causan solo un poco de fiebre. Otros síntomas (como dificultad para respirar, confusión, y rechazo de los líquidos) indican la gravedad de la enfermedad mucho mejor que la temperatura. Sin embargo, una temperatura por encima de 41° C, aunque de forma poco frecuente, puede ser peligrosa por sí misma.

La fiebre puede ser útil para ayudar al cuerpo a combatir las infecciones. Algunos expertos creen que la reducción de la fiebre puede prolongar algunos trastornos o posiblemente interferir con la respuesta del sistema inmunitario a la infección. Así, aunque la fiebre es incómoda, no siempre requiere tratamiento en niños por lo demás sanos. Sin embargo, en los niños con enfermedades de los pulmones, corazón, o cerebro, la fiebre puede causar problemas, ya que aumenta las demandas sobre el organismo (por ejemplo, mediante el aumento de la frecuencia cardíaca). Por lo tanto la reducción de la temperatura en estos niños es importante.

Los bebés con fiebre están, por lo general, irritables y no duermen ni comen bien. Los niños mayores pierden el interés por el juego. Por lo general, cuanto mayor sea la fiebre, más irritable y desinteresado está el niño. Sin embargo, a veces los niños con fiebre alta tienen un aspecto sorprendentemente bueno. En algunas ocasiones pueden tener convulsiones cuando su temperatura sube o baja rápidamente (llamado convulsiones febriles). Otras veces, la fiebre llega a ser tan alta que los niños se vuelven apáticos, somnolientos y no responden.

(Véase también Fiebre en adultos.)

Cómo tomar la temperatura del niño

La temperatura del niño se puede medir en el recto, el oído, la boca, la frente o la axila. La temperatura rectal se toma con un termómetro digital. Los termómetros digitales son más fáciles de usar y dan lecturas mucho más rápidas (y por lo general emiten una señal una vez realizada la medición). Los termómetros de cristal que contienen mercurio ya no se recomiendan debido al riesgo de que se rompan exponiendo al usuario al mercurio.

La temperatura rectal es más precisa Es decir, está más cerca de la verdadera temperatura interna del cuerpo del niño. Para tomar la temperatura rectal, el bulbo del termómetro debe ser cubierto con un lubricante. A continuación, el termómetro se introduce suavemente alrededor de 1,25 a 2,5 cm en el recto mientras el niño está tumbado boca abajo. El niño debe mantenerse sin moverse.

Para tomar la temperatura oral se coloca un termómetro digital debajo de la lengua del niño durante 2 a 3 minutos. Con este sistema se proporcionan lecturas fiables, pero es difícil de tomar en los niños pequeños. Los niños pequeños tienen dificultad para mantener su boca suavemente cerrada alrededor del termómetro, lo que es necesario para una lectura precisa. La edad en la que se puede tomar de forma fiable la temperatura oral varía de un niño a otro, pero habitualmente es después de los 4 años.

La temperatura de la axila se toma colocando el termómetro digital en la axila del niño directamente sobre la piel. Los médicos rara vez utilizan este método porque es menos preciso que los otros (las lecturas suelen ser demasiado bajas y variables). Sin embargo, si los cuidadores se sienten incómodos al tomar la temperatura rectal y no tienen un dispositivo para medir la temperatura de la frente o del oído, la medición de la temperatura en la axila puede ser mejor que no realizar ninguna medición.

La temperatura del oído se toma con un dispositivo digital que mide la radiación infrarroja (calor) del tímpano. Los termómetros del oído no son fiables en lactantes de menos de 3 meses de edad. Para tomar la temperatura en el oído, la sonda del termómetro se coloca en la abertura de la oreja sellándola por completo, y luego se pulsa el botón de inicio. Un lector digital muestra la temperatura.

Las temperaturas en la frente (temperaturas de la arteria temporal) se toma con un dispositivo digital que mide la radiación infrarroja de una arteria localizada en la frente (la arteria temporal). Para ello se desplaza ligeramente el sensor del termómetro a través de la frente, de la línea del cabello a la línea del cabello del otro lado, mientras se presiona el botón de escaneo. Un lector digital muestra la temperatura. La temperatura de la frente no es tan precisa como la rectal, especialmente en los lactantes menores de 3 meses de edad.

Causas de la fiebre en bebés y niños

La fiebre se produce en respuesta a una infección, lesión o inflamación y tiene muchas causas. Las causas probables de fiebre dependen de si dura 14 días o menos (aguda) o más de 14 días (crónica), así como de la edad del niño. Las fiebres suelen ser agudas.

Fiebre aguda

La fiebre aguda en lactantes y niños está producida generalmente por una infección. La dentición no causa habitualmente fiebre de más de 38,3º C.

Las causas más frecuentes de fiebre aguda son las siguientes

Los recién nacidos y los niños pequeños tienen mayor riesgo de ciertas infecciones graves debido a que su sistema inmunitario no está completamente desarrollado. Estas infecciones se pueden contraer antes del nacimiento o durante el parto y son: sepsis (una infección grave de la sangre), neumonía (una infección de los pequeños sacos de aire de los pulmones) y meningitis (infección de los tejidos que recubren el cerebro).

Los niños menores de 3 años de edad, que presentan fiebre (sobre todo si su temperatura es de 39° C o mayor) a veces tienen bacterias en su torrente sanguíneo (bacteriemia). A diferencia de los niños mayores, en ocasiones tienen bacteriemia sin otros síntomas además de la fiebre (lo que se denomina bacteriemia oculta). En la actualidad, en Estados Unidos y Europa se administran ampliamente vacunas de rutina contra las bacterias que normalmente causan bacteriemia oculta (Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae tipo b [Hib]). Como consecuencia, estas vacunas prácticamente han erradicado la bacteriemia oculta en niños de este grupo de edad.

Las causas menos frecuentes de fiebre aguda pueden estar causadas por los efectos adversos de las vacunas y de ciertos fármacos, las infecciones bacterianas de la piel (celulitis) o de las articulaciones (artritis séptica), las infecciones víricas o bacterianas del cerebro (encefalitis) o de los tejidos que recubren el encéfalo (meningitis), o trastornos en los que se inflaman diferentes partes del cuerpo (enfermedad de Kawasaki o síndrome inflamatorio multisistémico en niños [MIS-C]). El golpe de calor provoca una temperatura corporal muy alta.

Por lo general, la fiebre debida a vacunación dura desde unas horas hasta un día después de recibir la vacuna. Sin embargo, algunas vacunas pueden causar fiebre incluso 1 o 2 semanas después de la administración de la vacuna (como ocurre con la vacunación contra el sarampión). Se puede administrar una vacuna aunque el niño tenga fiebre en ese momento si dicha fiebre es baja y el niño no sufre una enfermedad grave.

Fiebre crónica

Las causas más frecuentes de fiebre crónica son

  • Una enfermedad vírica prolongada

  • Enfermedades víricas consecutivas, especialmente en niños pequeños

La fiebre crónica también puede ser causada por muchos otros trastornos infecciosos y no infecciosos.

Las causas infecciosas de la fiebre crónica son

Las causas no infecciosas de la fiebre crónica son

En ocasiones, los niños fingen una fiebre o los cuidadores simulan una fiebre en el niño que cuidan. A veces no se identifica la causa.

Evaluación de la fiebre en lactantes y niños

Detectar la fiebre no es difícil, pero determinar su causa puede serlo.

Signos de alarma

Algunos síntomas son motivo de preocupación. Entre ellos se incluyen los siguientes

  • Fiebre en lactantes menores de 3 meses de edad

  • Letargo o apatía

  • Aspecto de enfermedad

  • Dificultad respiratoria

  • Sangrado en la piel, similar a pequeños puntos (petequias) o manchas de color rojizo púrpura

  • Llanto continuo en un bebé o niño pequeño (inconsolable)

  • Dolor de cabeza, rigidez en el cuello, confusión o una combinación de estos hallazgos en un niño mayor

Cuándo acudir al médico

Los niños con fiebre deben ser evaluados por un médico de inmediato si tienen cualquier signo de alarma o tienen menos de 3 meses de edad.

Los niños sin signos de alarma que tienen entre 3 meses y 3 años de edad deben ser vistos por el médico si la fiebre es de 39° C o más alta, si no hay una infección respiratoria superior evidente (es decir, en ausencia de estornudos, rinorrea y/o congestión nasal), o si la fiebre se mantiene durante más de 5 días.

Para los niños sin signos de alarma con más de 3 años de edad, la necesidad y el momento de la evaluación por un médico dependen de los síntomas del niño. Los niños que presentan síntomas respiratorios superiores pero por lo demás parecen sanos pueden no necesitar una evaluación adicional. Los niños mayores de 3 años de edad con fiebre que dura más de 5 días deben ser vistos por el médico.

Actuación del médico

En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del niño y su historial médico. A continuación, realiza una exploración física. Por lo general, una descripción de los síntomas del niño y una exploración detallada permiten al médico identificar la causa de los vómitos (véase la tabla Algunas causas frecuentes y características de la fiebre en niños).

El médico toma la temperatura del niño. Para mayor exactitud se toma por vía rectal en los bebés y niños pequeños. Se mide el ritmo respiratorio. Si el niño parece enfermo, se mide la presión arterial. Si el niño tiene tos o problemas respiratorios, se coloca un sensor en un dedo o en el lóbulo de una oreja para medir la concentración de oxígeno en sangre (pulsioximetría).

Durante la exploración el médico busca signos de alarma (como aspecto de enfermedad, letargo, apatía y llanto inconsolable), observando especialmente la respuesta del niño a la exploración (por ejemplo, si el niño está apático y pasivo o muy irritable).

En ocasiones, la fiebre en sí puede causar que los niños tengan algún signo de alarma como letargo, apatía y aspecto de enfermedad. Se puede dar al niño algún fármaco para bajar la fiebre (como ibuprofeno) y reevaluarlo una vez que esta haya descendido. Es tranquilizador cuando un niño que se encontraba letárgico se vuelve activo y juguetón, una vez que baja la fiebre. Por otro lado, es preocupante cuando un niño con aspecto de enfermedad sigue teniendo mal aspecto a pesar de una temperatura normal.

Tabla
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Pruebas complementarias

La necesidad de pruebas depende de la edad del niño, su aspecto general, su estado de vacunación y si la fiebre es aguda o crónica. Los médicos también pueden hacer pruebas para detectar trastornos concretos que sospechan ( ver Algunas causas frecuentes y características de la fiebre en niños).

Pruebas para la fiebre aguda

Para la fiebre aguda, los médicos realizan pruebas para detectar causas infecciosas según la edad del niño. Evalúan minuciosamente a los niños menores de 3 años, incluso los que no parecen estar muy enfermos y los que parecen tener una fuente de infección (por ejemplo, una infección del oído). Los médicos deben descartar una infección bacteriana grave, como meningitis, sepsis/bacteriemia, o infección de las vías urinarias. Las pruebas son especialmente necesarias en los bebés, porque es difícil determinar el origen de la fiebre y porque su sistema inmunitario inmaduro los pone en alto riesgo de infección grave.

Pruebas de laboratorio para la fiebre en niños

Fiebre en lactantes menores de 1 mes de edad

Los niños de este grupo de edad que tienen fiebre son hospitalizados para realizar pruebas y administrar un tratamiento porque su riesgo de tener una infección grave es alto. Por lo general, las pruebas incluyen análisis de sangre y orina, una punción lumbar y, a veces, una radiografía de tórax. Las pruebas de heces se realizan a recién nacidos que sufren diarrea.

Fiebre en lactantes entre 1 mes y 3 meses de edad

Los niños con fiebre en este grupo de edad que parecen enfermos (es decir, que tienen un llanto anormal, letargo u otro comportamiento inusual) o que tienen factores de riesgo para una infección bacteriana grave (es decir, que tienen defectos congénitos graves, fueron prematuros o no están vacunados) deben ser hospitalizados. Para detectar bacteriemia, infecciones del tracto urinario y meningitis, estos niños se someten a análisis de sangre, análisis de orina, una radiografía de tórax y una punción lumbar.

Los niños con fiebre en este grupo de edad que se ven bien también se someten a análisis de sangre y orina, pero es posible que no se les haga una punción lumbar. A veces no son admitidos en el hospital.

Fiebre en niños de 3 meses a 3 años de edad

Es posible que los niños de este grupo de edad que tienen fiebre pero se ven bien y pueden ser vigilados de cerca no necesiten pruebas, especialmente si los médicos encuentran el origen de la fiebre. Si los síntomas sugieren una infección concreta, los médicos hacen las pruebas pertinentes.

Se suelen realizar análisis de sangre y de orina si el niño no presenta síntomas que sugieran un trastorno concreto, pero parece enfermo, tiene factores de riesgo para una infección bacteriana grave o tiene una temperatura de 39º C o más alta. A veces se realiza una punción lumbar.

La necesidad de hospitalización depende de lo bien o mal que esté el niño, de los resultados de las pruebas realizadas y de si el examen de seguimiento se puede realizar en un tiempo razonable.

Fiebre en niños mayores de 3 años

Los niños de este grupo de edad no se suelen someter a pruebas a menos que tengan síntomas específicos que sugieran un trastorno grave o si no se puede encontrar el origen de la fiebre.

Pruebas para detectar la fiebre crónica

En la fiebre crónica, habitualmente se realizan análisis. Si el médico sospecha un trastorno en particular, se realizan las pruebas para dicho trastorno. Si la causa no está clara, se realizan pruebas de cribado. Estas incluyen hemograma completo, análisis y cultivo de orina, y análisis de sangre para determinar si hay inflamación. Las pruebas de la inflamación incluyen la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la determinación de la proteína C-reactiva (PCR). Otras pruebas que a veces realizan los médicos cuando no hay una causa clara consisten en pruebas de heces, cultivos de sangre o pruebas de los niveles de anticuerpos en la sangre para detectar bacterias o virus, prueba cutánea de tuberculosis o ensayo de liberación de interferón gamma, radiografías de tórax, tomografía computarizada (TC) de los senos paranasales y gammagrafías óseas.

Con muy poca frecuencia, la fiebre persiste y no se consigue determinar su origen aun después de realizar numerosas pruebas. Este tipo de fiebre se denomina fiebre de origen desconocido. Los niños con fiebre de origen desconocido pueden requerir pruebas y evaluaciones adicionales.

Tratamiento de la fiebre en bebés y niños

Cuando la fiebre es causada por algún trastorno, este debe ser tratado. Otro tratamiento de la fiebre se centra en hacer que el niño se sienta mejor.

Medidas generales

Algunas maneras de que el niño con fiebre se sienta mejor sin necesidad de utilizar fármacos incluyen

  • Dar al niño abundantes líquidos para prevenir la deshidratación

  • Poner paños frescos y húmedos (compresas) en la frente, las muñecas y las pantorrillas

  • Colocar al niño en un baño de agua tibia (sólo un poco más fría que la temperatura del niño)

Debido a que la tiritona puede en realidad aumentar la temperatura del niño, los métodos que pueden causar tiritona, como desvestir al niño y los baños de agua fría, no se deben usar.

No se deben dar friegas al niño con alcohol o hamamelis porque el alcohol puede ser absorbido por la piel y ser perjudicial. Hay muchos otros remedios caseros que no son útiles, que van desde los inofensivos (por ejemplo, poner cebolla o patatas en los calcetines del niño) a los molestos y posiblemente dañinos (por ejemplo, usar monedas o ventosas).

Fármacos para bajar la fiebre

La fiebre en un niño por lo demás sano no necesariamente requiere tratamiento. Sin embargo, los fármacos antipiréticos (reducción de la fiebre) pueden hacer que los niños se sientan mejor al bajar la temperatura. Estos medicamentos no tienen ningún efecto sobre la infección u otros trastornos que causan la fiebre. Sin embargo, si los niños tienen ciertos trastornos crónicos o antecedentes de convulsiones desencadenadas por la fiebre, el médico puede recomendar el uso de estos medicamentos porque reducen el estrés adicional que el cuerpo ejerce sobre la fiebre.

Por lo general, se utilizan los siguientes medicamentos:

  • Paracetamol (acetaminofeno), administrado por vía oral o en supositorios

  • Ibuprofeno, administrado por vía oral

Se suele preferir paracetamol (acetaminofeno). Si se utiliza durante un largo tiempo el ibuprofeno puede irritar el revestimiento del estómago. Estos fármacos están disponibles sin receta médica. La dosis recomendada está indicada en el prospecto o puede ser especificada por el médico. Es importante dar la dosis correcta a intervalos correctos. Los fármacos no funcionan si se administra muy poca cantidad o no se dan con la frecuencia suficiente. Aunque estos fármacos son relativamente seguros, la administración de demasiada cantidad o con demasiada frecuencia pueden causar una sobredosis.

En raras ocasiones, el paracetamol (acetaminofeno) o el ibuprofeno se utilizan para prevenir la fiebre, como cuando los niños han sido vacunados.

La aspirina (ácido acetilsalicílico) ya no se emplea para bajar la fiebre en niños porque puede interaccionar con ciertas infecciones víricas (como gripe o varicela) y ocasionar un trastorno grave, llamado síndrome de Reye.

Conceptos clave

  • Por lo general, la fiebre es causada por una infección vírica.

  • Las posibles causas de la fiebre y la necesidad de pruebas dependen de la edad del niño.

  • Los bebés menores de 3 meses de edad, con una temperatura de aproximadamente 38º C o más, necesitan ser evaluados valorado rápidamente por un médico.

  • Los niños de 3 meses a 3 años con fiebre que no tienen síntomas de un trastorno específico pero tienen mal aspecto o una temperatura de 39° C o más necesitan ser evaluados rápidamente por un médico.

  • La dentición no provoca fiebre elevada.

  • Los medicamentos que bajan la fiebre pueden hacer que los niños se sientan mejor, pero no afectan a la enfermedad que ocasionó la fiebre.

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